miércoles, 30 de diciembre de 2009

2010, el año en que España se verá en el espejo

Hace aproximadamente un año dije que el 2009 sería el año de la crisis. Desde luego, no hacía falta ser un lumbrera para afirmarlo. La palabra "crisis" y su espítiru han estado omnipresentes cada uno de los 365 días de este año. Lo que el Gobierno negaba cínicamente durante buena parte del 2008 ya no pudo ocultarse en este año que agoniza. Camino de los cinco millones de parados, con las agencias de rating y consultoras rebajando la calidad de la deuda española y avisando sobre los peligros de nuestra economía, lo que les quedaba a los "negacionistas" de la crisis eran dos caminos paralelos:

1) Echarle la culpa a otros.

2) Aparentar que toman medidas para combatir la debacle.

Para lo primero han desempolvado a Bush y Aznar, que siempre les vienen muy bien, han reiterado hasta la extenuación sus mantras marxistoides y han querido difuminar responsabilidades alegando que estamos en un ciclo recesivo mundial y que Spain is not different de otras naciones también afectadas.

Para lo segundo se inventaron el ruinoso "Plan E", catapultaron el déficit público, relevaron a un ministro de Economía fundido (e infame), contentaron a grupos de presión poseedores de grandes resonancias mediáticas para comprar sus halagos, se hicieron mil y una fotos en estériles reuniones del G-20 (con atuendos cutre-góticos como ornamento ocasional incluido en el lote) y de los 27 de la Unión Europea y nos han subido los impuestos.

Pese a lo que dicen las encuestas, estoy bastante convencido de que el PSOE volvería a ganar las elecciones de convocarse en un plazo breve de tiempo (algo que hay que descartar). La carcoma ideológica del ciudadano español es tan profunda y está en un estadio tan avanzado que la inmensa mayoría de nuestros conciudadanos prefiere el estado aparentemente paternalista que le promete arreglarle sus asuntos a costa de todos los demás ciudadanos (pero a todos les promete lo mismo). Puestos a votar esa opción y aunque es la norma de actuación de todos los partidos, es lógico votar a quienes manifiestan ese colectivismo sin complejos y quienes por herencia cultural saben disfrazarlo mejor como aumento de las libertades: los socialistas.



2010 "El año en que contactamos"... ¿con la realidad?



El estado de la crisis mundial es de leve y lento remonte de la crisis. Pero no en España. A lo largo de este 2010 se acentuará esa "desconexión" entre la evolución de la economía nacional y la mundial. España será consciente de que junto con la crisis internacional se ha padecido (y estamos padeciendo) una crisis económica nacional debida exclusivamente a nuestros propios errores, no a los de nadie fuera de esta piel de toro.
La casualidad y la mala intención han propiciado el espejismo consistente en pensar que la debacle era sólo la repercusión nacional de una situación global. Esta engañifa ha propiciado que no se tomen verdaderas medidas contra nuestros problemas endémicos (el bajo nivel de nuestra enseñanza, la escasa formación del trabajador, la rigidez del sistema laboral, la corrupta telaraña de las Cajas de Ahorros gobernadas por politicastros sin conocimientos económicos ni financieros pero plenos de intereses corruptos y partidistas, la hipertrofia de las Administraciones Públicas potenciada por el sistema autonómico...).

En el 2010, cuando veamos que otras naciones salen del pozo o al menos levantan cabeza y nosotros seguimos escarbando en el fango, los culpables de la situación seguirán echando balones fuera, improvisando aparentes soluciones y culpando a otros. La sociedad deberá decidir si se plantea un cambio. No uno de esos cambios de eslogan como el del PSOE en 1982 u Obama en el 2008, sino una verdadera modificación de las creencias y una asunción realista (y por tanto, complicada) de las recetas capaces para volver a la senda extraviada de un progreso verdadero.

Pero eso no lo podrán hacer los progresistas en el poder, porque el progresismo es al progreso lo que la pulmonía es al pulmón.

Lamentablemente, la batalla de las palabras está perdida en la mente de la inmensa mayoría de los españoles, lo que hace más ardua la batalla de las ideas. Es una batalla suficientemente importante como para no perderle la cara. Internet la hace posible con un grado de libertad que sin duda usamos por debajo de sus posibilidades, pero al menos tenemos más opciones que antes de que esto de los blogs fuera posible.


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A los poquitos pero tenaces que de vez en cuando leéis este blog, os quiero agradecer vuestra compañía y vuestros comentarios. Espero que en el nuevo año pueda seguir aprendiendo (entre otros, de vosotros) para que vuestras visitas a este pequeño rincón sean, si no didácticas porque poco puede aprenderse de mí, al menos entretenidas. Gracias y que tengáis un gran año 2010.


C. Díez.

martes, 22 de diciembre de 2009

Katyń, la película polaca sobre la masacre comunista

Septiembre de 1939: tan sólo unos pocos quieren ver lo evidente, Europa se ha arrojado a los peores años de su Historia. La invasión de Polonia es el primer gambito de la partida de ajedrez más sangrienta que la Humanidad haya padecido.

Una de las cosas buenas de esta ciudad llamada Madrid tan poco apreciada por muchos de sus moradores y que tanto nos gusta (pese a su alcalde) a muchos de sus hijos adoptados es la posibilidad de acceder a una oferta cinematográfica inédita en la mayoría de ciudades españolas. Cierto es que Internet acorta distancias y multiplica exponencialmente las posibilidades, pero la pantalla grande y la sala de proyecciones a oscuras mantienen un hechizo innegable cuya escolta conviene otorgar a ciertas películas.

He tenido la posibilidad de ir a ver "Katyń", película sobre la matanza comunista que tiene el valor añadido de ser de realización polaca. Supongo que huelga hablar de los 22.000 ciudadanos polacos, entre ellos, 15.000 oficiales del ejército polaco prisioneros de guerra, ejecutados por orden de Stalin en la primavera de 1940. (Orden de Stalin traducida al inglés, fuente: wikipedia).

El filme, en mi modesta opinión, presenta el acierto de huir del heroísmo que en naciones vencedoras del conflicto suele presentarse a la hora de realizar películas sobre la II GM. No es una película bélica en un sentido estricto, sino una película sobre la guerra. La diferencia es trascendental. No presenciaremos ni una sola batalla. La única escena de acción es una desangelada persecución de un disidente polaco que no acepta la verdad oficial que la URSS impuso tras el final de la guerra.

Los dos hilos narrativos de la película son el cautiverio de los oficiales y la desgarradora espera de sus familiares. Salvo en contadas escenas (planos, mejor dicho) se huye del sentimentalismo facilón en el que tan sencillo habría sido caer. La acción transcurre a lo largo de al menos siete años, desde septiembre de 1939 hasta la implantación de la dictadura comunista en la posguerra. Hay varios saltos temporales que permiten ver cómo la sociedad polaca fue evolucionando su en conocimiento y percepción de la masacre:


-En una primera etapa, los familiares esperanzados aguardan noticias sobre los oficiales.
-Pasan los meses primero y los años después y los invasores nazis, que ya han decidido guerrear contra la URSS filtran información sobre el crimen para soliviantar Polonia contra los soviéticos y presentarse como los defensores del pueblo polaco (mientras ampliaban Auschwitz con Birkenau y liquidaban al 90% de judíos polacos).
-Tras la derrota nazi y la nueva y completa ocupación soviética, son los comunistas quienes achacan a la GESTAPO el crimen, alegando que sólo el socialismo puede defender Polonia de ese tipo de comportamientos "fascistas".

Sin embargo, la verdad era un secreto a voces, sólo amordazado por el miedo a que ese tipo de crímen era uno entre muchos.

La película cuenta, a mi juicio, con interpretaciones desiguales, aunque la mayoría de ellas me parecieron competentes, especialmente la del General, su esposa y la madre de uno de los oficiales, cuyo marido ha sido recluido por los nazis en Sachsenhausen (campo de concentración a las afueras de Berlín que tuve la oportunidad de visitar hace unos años) por pertenecer al claustro universitario de Cracovia en su condición de catedrático. Ese personaje de la madre y esposa doliente simboliza a toda Polonia: su marido bajo férula nazi, su hijo bajo cuativerio comunista y ella sólo agarrada a su fe y esperanza.

No se esconde (por qué debería hacerse) la profunda religiosidad católica del pueblo polaco (sutil pero terrible es el singular ensañamiento de encapuchar a un sacerdote antes de su ejecución). La imagen de una talla de Cristo tapada bajo un abrigo de oficial como si fuera un cadáver para resguardarlo de la devastación soviética es reveladora.

Hay numerosos aciertos estéticos en la cinta: comienza con civiles huyendo de los invasores el 17 de septiembre de 1939 (día en que el Ejército Rojo entra en Polonia apenas dos semanas después de la invasión nazi, en virtud del infame pacto secreto Molotov-Ribbentrop). Los refugiados que avanzan desde un extremo del puente huyen de los nazis, los que avanzan desde otro, de los soviéticos. De nuevo una representación de Polonia.
También es acertada la escena en la que dos soldados soviéticos rompen la rojiblanca bandera polaca para dejar sólo la parte roja como bandera de la URSS y usar la parte blanca para limpiar y resguardar del frío los pies.
Para mí la escena mejor ejecutada (por los movimientos de la cámara) es la presentación al espectador del personaje del General polaco y su discurso ante los soldados y demás cautivos en la Nochebuena de 1939. Sobrecogedor. El General sigue siendo un referente moral de sus tropas en una situación de total postración ante el enemigo y absoluta incertidumbre sobre la propia vida. No hace falta entender ni una palabra de polaco para que a uno le dé un escalofrío ante la canción religiosa que entonan al final de la escena.






Lo fácil hubiera sido proseguir linealmente la narración, pero otro acierto del director o del guionista o de ambos es la elegante elipsis sobre el tiempo de la masacre, que refuerza la identificación del espectador con la incertidumbre de los familiares. Ya en el tiempo de la ocupación comunista de posguerra, se dan los para mí mejores diálogos de la película, entre un superviviente de la masacre y una de las mujeres que esperaban el retorno de su marido:

-Llevo cinco años teniendo esperanza, así que no me hables de ella ahora.

El personaje del superviviente enrolado en el nuevo ejército popular polaco (es decir, un instrumento comunista de sometimiento de la nación polaca) es sin duda el más conflictivo de la cinta.

Otro diálogo espléndido, a no olvidar, es el que mantienen dos hermanas con distinta adaptación a la dictadura comunista. Mientras que la mayor ha sentenciado con preclara visión "ni nosotros ni nuestros hijos veremos una Polonia libre" la menor lucha por ponerle una lápida a su hermano asesinado donde dice claramente que fue ejecutado en el bosque de Katyń.

-HERMANA MENOR: Afíliate al Partido (Comunista), te irá mejor.
-HERMANA MAYOR: Tenemos que esforzarnos por crear la mayor libertad posible en esta Polonia.
-HERMANA MENOR: Creo que yo no me he adaptado tan bien a la situación como tú, hermana. ¿Has olvidado que teníamos un hermano?
-HERMANA MAYOR: Claro que no, pero se trata de seguir viviendo. De elegir a los vivos y no a los muertos.
-HERMANA MENOR: No... Yo he elegido a las víctimas y no a los asesinos.

Sin palabras.


En el tramo final se vuelve al primer hilo narrativo mostrando el consabido desenlace. El genocidio comunista era más "artesanal" y menos industrializado que el nazi, pero con los mismos resultados: montañas de cadáveres y fosas comunes repletas. El fundido en negro que corona la secuencia no es simplemente un recurso técnico, sino una declaración estética.

En definitiva, que a los que especialmente les guste la temática (tan dura pero tan interesante) de la II GM creo que les merecerá la pena ver la película, cuyo TRÁILER os dejo aquí.


Listado de las víctimas.


Coda: Recientemente la RAE ha propuesto definir el comunismo como un tipo de totalitarismo, al igual que el fascismo. Los defensores de ese ideario ya han saltado diciendo las sandeces previsibles. Es vergonzoso que esto no se haya planteado al menos medio siglo antes. Es una de los hechos que muestran la terrible derrota propagandística (y, en parte, ideológica) de la Libertad ante el comunismo durante y después de la II GM.


"Totalitarismo es la nueva palabra que hemos adoptado para describir las inesperadas pero inseparables manifestaciones de lo que en teoría llamamos socialismo."

Friedrich August von Hayek.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Zapatero y la sombra del viento

Que ningún admirador de la novela de Ruiz Zafón se me asuste, que no perpetraré ningún cross-over bastardo sobre nuestro presidente inane y esa ficción literaria. Ya he mencionado en otras ocasiones la irresistible tendencia de Rodríguez Zapatero a la vacuidad ornamentada con lo que él cree que es una oratoria eficaz y que sólo cosecha risitas entre quienes le sostienen y se aprovechan de él y carcajadas y mofas entre quienes le valoran por lo que le demuestra.

Pero es que este hombre está dispuesto a superarse a sí mismo. Es tan relamido que cuanto más proyección mediática tenga una de sus intervenciones más se deja ganar por esa necesidad de hacer un discurso de "gran líder" intentando aunar (siempre sin éxito) grandes ideas con grandes palabras, musculatura intelectual con dialéctica emotiva. Y claro, de donde no hay no se puede sacar:



"La tierra no le pertenece a nadie [pausa dramática de actor menos que mediocre]... salvo al viento"

Me deja sin palabras, lo reconozco. De hecho es que creo que su intención es ponérselo fácil a sus críticos. A ver cómo sus cien mil hijos de San Luis con Mediapro a la cabeza y algún intelectual orgánico justifican esta chorrada. Ya estarán desempolvando florilegios de poetas progres para justificar el remache de un discurso tan vacío como acostumbra. Nos dirán que no hemos entendido el lirismo del Presidente, que quiso citar a algún autor culto que nosotros -ignorantes-desconocemos y que no podemos criticarle su arranque poético sin caer en el fango de la incultura.

Si la tierra firme pertenece al viento, ¿significa que las empresas de energía eólica dominan el mundo? ¿Pero no habíamos quedado en que lo dominaban las malvadas petroleras y por eso se negaba el calentamiento global provocado por el hombre?

Si por "tierra" se refería al planeta Tierra, ¿cómo van a dominar el planeta los vientos que forman parte de él? ¿Nos dirán que se refería al viento solar y que en realidad hacía una elegante referencia a la insignificancia del hombre ante la Madre Gaia o la Diosa Naturaleza? Algo muy pagano que a un anticlerical como Zapatero puede que le guste aunque no lo entienda, pero crea que provoca a la Iglesia y eso para él es suficiente.

Sospecho que lo justificarán diciendo que era una metáfora que traslucía la necesidad de no adjudicar derechos de propiedad sobre los recursos naturales (algo muy socialista en teoría), vamos, que nuestro Presi ha querido ir de jefe indio con traje y corbata. Un dislate.

Sencillamente, Zapatero se ha vuelto a exhibir. Y desnudo de virtudes, muestra algo tan vacío, tan insustancial como la sombra de algo invisible, como la sombra del viento.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

El Gran (empresario) Wyoming

¿Qué diríamos de un empresario cuya sociedad -que gira exclusivamente en torno a su actividad- factura en un año la friolera de un millonazo de euros? Sin duda y salvo que nos dejemos llevar por la envidia oficialista que caracteriza al socialismo, diremos de ese fenómeno que es un GRAN EMPRESARIO.

¿Qué diríamos si ese mismo gran empresario fuera cabeza de ariete en un aquelarre sindical poniendo a parir a todos los empresarios? (Así, sin ni siquiera hacer distinciones, como si todos fueran perversos sólo por ser empresarios). Pues diríamos que el tipo en cuestión tiene algún transtorno del comportamiento o que es un hipócrita de marca mayor.

Existe una tercera opción. Que el figura sea socialista. No, no me refiero a tener carnet del PSOE. Lamentablemente para las sociedades que lo padecen, el socialismo es la actitud dominante de todos los partidos, lleven el término "socialista" en su denominación o no. Si el transtornado o hipócrita es socialista, no sólo puede, sino que debe permitirse esa doble vida de revolucionario de fin de semana y altísimo ejecutivo preocupado por dónde invertir sus ganancias.

Créanme que estoy muy lejos de criticar al cómico que pese a su antiamericanismo militante y pueril se hace llamar "El Gran Wyoming". Por supuesto que él tiene todo el derecho no sólo a obtener el fruto de su trabajo sino a invertirlo para aumentar sus ganancias. El mismo derecho que su ideario niega al resto. Por eso me encanta que sea presa de contradicción tan insalvable. Quizá es que él es un empresario "bueno", lo que supondría que puede haber empresarios que no sean indeseables por el mero hecho de ser empresarios (con lo que sigue incurriendo en una contradicción). A pesar de mi paupérrimo sueldo, las ganancias de este humorista no me causan envidia (no soy socialista), así pues, que lo disfrute con mejor salud que Hermann Tertsch y ojalá alguna revelación le haga desear lo mismo a todos los que se ven ahogados por los impuestos.

Otra cosa es el escaso bien que denominamos coherencia, que es lo que me hace apreciar intelectualmente a una persona independientemente de su ideología (salvo casos extremos, ya sabemos que hay fanáticos muy coherentes).


Resulta que este cómico soltó el otro día que "los empresarios (no sabemos si unos como él u otros distintos) son los pirómanos que ahora quieren apagar el fuego". Claro, como la crisis es culpa de los empresarios y los políticos intervencionistas no tienen nada que ver... Estos problemas no los hay en países como Marx manda, donde la figura del empresario (extrapolación moderna del burgués de toda la vida) no existe.
¿Acaso han oído o leído ustedes que Corea del Norte haya tenido un peor año que las décadas anteriores? No. Ergo, no ha habido crisis en Corea del Norte. Normal, no tienen empresarios, esa figura sólo existe en países atrasados y va eliminándose exitosamente en naciones camino del progreso, como Venezuela.

Pero que nadie se burle. La doble vida de atávico sindicalista y protervo empresario, esa dualidad que ríete tú del ying y del yang debe resultar muy dura, sólo llevadera por prohombres de magno intelecto superior y honradez a prueba de soborno.

¿Que a uno no le funciona el programa en la tele pública de manera que te lo retiran al poco de empezar y aún así te embolsas la pasta de toda la temporada? Nada, nada, es dinero público, peor sería dárselo a una PyME que explote a algún obrero apropiándose de su plusvalía.

¿Que el que te paga es un tal Roures amiguísimo del inquilino de la Moncloa y que tiene el dinero por castigo? Nada, nada, que los malos son los otros, ya lo dijo Sartre (o algo parecido, que eso de ir de culturetas y citar bien a autores de renombre es más propio de derechones).

¿Que vas de revolucionario por la vida pero a la hora de las elecciones pides el voto para el político al que Emilio Botín le deja su avión privado para ir a dar un mitin en Canarias?

Nada, nada, que nuestro protagonista es capaz de sobrevolar esas aparentes incoherencias y fundirlas en el magma esperpéntico del socialismo del siglo XXI, es decir, el mismo que el de los dos siglos anteriores, pero con micrófonos en vez de piolets y televisores en vez de pancartas.



¿O no será el camarada Wyoming una avanzadilla revolucionaria que sabiamente se ha infiltrado en las filas enemigas fingiendo ser un empresario para así reventar al enemigo desde dentro?

¡Ah, esa astucia de los héroes sólo descifrable por las generaciones venideras!

martes, 15 de diciembre de 2009

La España autonómica y la Hidra de Lerna.

Al principio parecía una buena idea. Debíamos coserle a España una camisa que no fuera de fuerza; sus costuras no debían impedirle crecer, ni siquiera "expresarse". Se suponía que veníamos de 40 años de esa situación y se dio por buena cualquier cosa que fuera exactamente lo contrario. Habilitamos una tela aparentemente elástica, muy capaz de darse de sí, pero curiosamente, luego no volvía a su sitio original. Consideramos que no era un problema.

Es cierto que había algunos aspectos del diseño que tenían poco que ver con los ropajes tradicionales. Santander dejaba de ser la "cabeza de Castilla", León parecía tener más ligazón sentimental con Asturias que con su paramero sur, Albacete se desligaba de Murcia y luego estaba esa extrañeza de la "Comunidad de Madrid". Pero era obvio que eran cuestiones menores porque la prenda parecía "muy a la moda". Cierto, algunos estaban singularmente interesados en adquirirla, unos como mal menor, ya que aspiraban a sus ropas propias, otros la veían más bien como la red de un trapecista. Pero pasado el tiempo, fue adquiriendo la fijeza de una prenda útil, práctica e incluso cómoda, al menos a ojos de la mayoría.

Incluso las extrañezas administrativas (que tenía pese a estar inspirada en el diseño de la división provincial de Javier de Burgos en 1833) adquirieron carta de naturaleza con el tiempo. Siendo irresistible el continuo proceso de socavación de la idea de España, muchos volvieron su patriotismo hacia lo que tenían más cerca. Los colectivistas necesitados de una patria a la que ensalzar, ante la continuada crítica izquierdista de la nación común como si cualquier reivindicación de la misma supusiera afección por la dictadura, volvieron sus querencias hacia sus "patrias chicas" y surgieron como setas sarampiones de localismos, regionalismos y nacionalismos de comarcas, valles, mesetas, páramos y muladares, playas y serranías, costas y secarrales. Todos sentían la necesidad de imitar a los nacionalismos genuinos, esas pesadillas decimonónicas que progresan sólo para mejorar su carácter deletéreo.

Los ropajes engordaban y les salían nuevas mangas, cuellos, infinitos botones, chorreras, levitas y hasta capas, antifaces... y algún pasamontañas que ya estaba de antes. Si no eres Estado, siempre puedes hacer como que lo eres e imitar el aparato estatal. Total, si paga el ciudadano y le tienes convencido de que "es por la dignidad de la nación", acaba sufragando cuantos delirios de grandeza tenga el politicastro de turno.

Con un sistema que premia al político hábil y trapacero, agitador de prejuicios y sentimentalismos ante el gestor efectivo, frío e incluso gris, ¿qué podíamos esperar? Con el elemento venenoso del partidismo tomando una fuerza cada vez más imparable, ¿cómo no se iba a desbocar el diseño original?

Sobre el papel, casi todo funciona. La práctica resulta rara vez exitosa. Nos dotamos de un sistema autonómico para "encajar" a los nacionalismos y mejorar la gestión de los asuntos públicos. Entre la mejora se buscaba una gestión más eficaz del dinero público (lo que normalmente supondría menor gasto al ser más precisas las Administraciones a la hora de gastar). Quien considera que los nacionalismos han sido encajados (es decir, saciados) más que un optimista, es un ingenuo o un mentiroso.

Treinta años después, nuestro sistema autonómico es la Hidra de Lerna y no aparece ningún Heracles que pueda podarlo. Y no sería deseable héroe alguno (devendría inevitablemente en un caudillaje con ínfulas de salvapatrias). Lo necesario sería una toma de conciencia ciudadana sobre la carísima superposición de distintos niveles administrativos del Estado, compitiendo por los recursos (es decir, por el dinero del ciudadano), disipando sus responsabilidades en el magma partidista del reproche mutuo y escondiendo sus fracasos en lo realizado (o no realizado) por otras administraciones gobernadas por los partidos políticos rivales.

Nuestro sistema autonómico es una de las más graves y difícilmente solucionables causas de la actual crisis múltiple que padecemos. Puede que el diseño original tuviera más aciertos que errores. Pero si así es, habrá que volver a ese diseño inicial y sólo podría hacerse con tijeretazos que ningún partido político está dispuesto a dar (Educación con cierto grado de homogeneidad a nivel estatal, persecución del galopante déficit de las Comunidades Autónomas, una financiación que no prime los intereses partidistas del que pueda imponerla al resto, liquidación de aparatos y cuerpos funcionariales, combate ideológico del nacionalismo de cualquier territorio...). Para ello necesitamos políticos distintos a los que tenemos. Para ello necesitamos personas que no sean ignorantes patológicos y que piensen más en el país que en su partido. Si conocéis a alguno, hacédmelo saber, os estaré muy agradecido.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Ha muerto Paul Samuelson

Uno de los economistas "mainstream" más influyentes del siglo pasado, ha fallecido a la longeva edad de 94 años. Descanse en paz.

Se trata de Paul Samuelson, apellido que a muchos les sonará del famoso manual de Economía escrito en colaboración con Nordhaus. Lo que pienso sobre ese manual (que yo también padecí en la Universidad) ya lo he comentado en esta entrada.

No soy quién para decir que Samuelson no ha hecho avanzar la Economía. El comité de los Premios Nobel consideró que sí lo hizo. También es cierto que el Nobel se lo han dado a lumbreras como Krugman o Stiglitz sin que se les haya movido un pelo del flequillo (a los que conceden el galardón, Krugman y Stiglitz engordaron mucho su ego, su fama y su cartera).
Bastante más seguro estoy de poder afirmar que Samuelson ha coadyuvado a que la Economía sea una ciencia encadenada a la política y que miles de economistas tengan como objetivo principal influir en los políticos o sencillamente, convertirse en políticos.





La Economía es y trata de temas tan importantes que ningún político con aspiraciones reconoce una total ignorancia sobre ella. Incluso nuestro Presidente, cuyas lagunas económicas (y no económicas... ejem) parecen sumisamente asumidas por sus defensores y votantes, ha liquidado al no lo bastante obediente Solbes para poner a una pretoriana que no rechiste y que repita el mantra del ideario presidencial salpicándolo de alguna palabreja o expresión más propias de la Ciencia Económica, a ver si así los convencidos llegan a creerse que el Gobierno sabe de lo que habla.

Pero claro, no todos los economistas desean ser el báculo del político iletrado. Justificar las barrabasadas del gobernante de turno es plato de buen gusto sólo para aquellos que, o tengan claro que son mercenarios, o comulguen con la ideología del gobernante (que sea de izquierdas o de derechas, es intervencionista). En este sentido, el keynesianismo a través de epígonos como Samuelson, ha adiestrado a hordas de economistas dóciles y con ínfulas de político interventor, suministrando a los intervencionistas de todo el planeta el material que necesitaban.

En los próximos días veremos cómo los keynesianos recuperan los postulados de Samuelson para reforzar la doctrina imperante: la de que el libremercado es el peligro y ellos -los que lo encarcelan- la solución.

Nihil novum sub sole.


domingo, 6 de diciembre de 2009

Zapatero esgrime un interés general de quita y pon.

Ahora resulta que el motivo por el que España muestra una servil impotencia ante los insultantes desplantes de la teocracia marroquí es el interés general.

De todos sabemos que una de las características inherentes a todo político -especialmente los socialistas- consiste en confundir e intercambiar sus intereses particulares y partidistas con los de la nación que gobierna o aspira a gobernar. No sorprende esta conducta en nuestra fauna política y menos en alguien como nuestro actual Presidente.

Pero este interés general de quita y pon, no por ser previsible debe de ser menos señalado, si no, correríamos el riesgo de que la infamia permanente supusiera la impunidad continuada.

Curioso que el interés general de España (llevarse bien con los países vecinos... ¿cómo con Argelia?) suponga, por lo que parece, la muerte de Aminatu Haidar. Estoy rotundamente en contra de las huelgas de hambre, pero quiero señalar que si para Zapatero, "el interés general" supone el deceso de una persona, ¿por qué se ha pagado a los piratas somalíes a sabiendas de que eso potenciará futuros secuestros con piratas más decididos y mejor armados?



Todo intelecto acaba encontrando su expresión estética más precisa.




Sí, es un caso extremo, como extremo es el de Haidar.

¿Acaso no es también de interés general el cumplimiento de los Derechos Humanos incluso aunque alguno de nuestros vecinos se moleste por ello?
¿Acaso no es de interés genera l-por poner un ejemplo- que se sepa toda la verdad sobre el chivatazo a e.t.a.?
¿Acaso no es de interés general que los derechos fundamentales de los internautas no sean sojuzgados al interés muy particular de algunos miembros (los más vagos y menos talentosos) de determinada industria devenida en grupo de presión?
¿Acaso no es de interés general que prevalezca la Constitución sobre un Estatuto de Autonomía porque de lo contrario la primera será derogada de facto?
¿Acaso la postura de Zapatero sobre Palestina e Israel no es contradictoria (según su propio credo ideológico) con la que mantiene sobre el Sáhara y Marruecos?

Ni siquiera es capaz de ser coherente con su propia amalgama de prejuicios.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Misma mentalidad, semillero de crisis.

Leo en el diario 20 Minutos la noticia sobre la intención del Gobierno de los EE. UU. de presionar a los bancos para que reduzcan sus cuotas hipotecarias a quienes no puedan afrontarlas.

A priori, en un mercado libre sería una medida más que criticable. Pero sus defensores dirán que no estamos en un mercado libre en lo que se refiere al sistema bancario, y tienen razón, especialmente desde los billonarios rescates bancarios perpetrados por esa dupla estatista que se ha relevado sin diferencia ni ruptura alguna en la Casa Blanca, me refiero a las administraciones Bush y Obama.

El hecho de la pseudo-estatalización (disculpas por la palabreja) del sistema bancario norteamericano supone menor munición argumental contra la intervención paternalista del Gobierno. Evidentemente, cuando ya está mal lo básico (la estatalización del sistema) poner el énfasis en lo secundario (las continuas admoniciones del Estado) no deja de ser fútil.

De hecho es esperable que se razone que debido a las toneladas de dinero público invertidas en el rescate bancario, el Estado se ha ganado el derecho de dirigir la política de los entes rescatados, y ya que ese dinero sale del ciudadano (el concepto de "dinero público" es una falacia, siempre se trata de dinero privado expropiado), es natural que el ciudadano vea beneficios en su relación con el sistema bancario, por ejemplo, la reducción de su cuota hipotecaria.

Como vemos, el estatismo es una espiral perversa y cada intervención pública justifica las posteriores.

Lo relevante de la noticia, además de lo demagógico de su exposición (algo previsible, al fin y al cabo estamos hablando de políticos) es la aplicación simplista de esa visión de los bancos como culpables de todo. Es la visión populista que supuso la aplicación de la nefasta CRA (Community Reinvestment Act) que obligaba a las entidades financieras a reinvertir sus beneficios en lo que dijera el poder político. Es la mentalidad que hizo que grandes lobbies (algunos como ACORN, esenciales para la elección de Obama) presionaran políticamente para modificar a la baja la política de concesión de préstamos hipotecarios de muchos bancos. Es la mentalidad que ensanchó la CRA de la administración Carter con la administración Clinton, y la de Bush II. Es la mentalidad que ayudó a que los bancos prestaran más interés a llevarse bien con el político que a diseñar productos financieros eficaces, la mentalidad que prima la corruptela sobre la competencia, la trampa agazapada en una hiperregulación indescifrable sobre la claridad normativa, el soborno a las agencias de rating sobre la transparencia en las cuentas empresariales. Es la mentalidad, en definitiva, que causó la avalancha de hipotecas subprime primero y ninja, después.

Es la mentalidad populista donde ni siquiera se plantea la posibilidad de que un sistema bancario competitivo con normas concisas, claras, estrictas e inviolables pueda ser mucho más eficaz que la tutela gubernamental perenne y la intervención estatal masiva. Esta mentalidad es una de las causas de la actual crisis económica.

Pero es una mentalidad que sigue dando votos. Sospecho que es una mentalidad que está aquí para quedarse mucho tiempo.