martes, 22 de diciembre de 2009

Katyń, la película polaca sobre la masacre comunista

Septiembre de 1939: tan sólo unos pocos quieren ver lo evidente, Europa se ha arrojado a los peores años de su Historia. La invasión de Polonia es el primer gambito de la partida de ajedrez más sangrienta que la Humanidad haya padecido.

Una de las cosas buenas de esta ciudad llamada Madrid tan poco apreciada por muchos de sus moradores y que tanto nos gusta (pese a su alcalde) a muchos de sus hijos adoptados es la posibilidad de acceder a una oferta cinematográfica inédita en la mayoría de ciudades españolas. Cierto es que Internet acorta distancias y multiplica exponencialmente las posibilidades, pero la pantalla grande y la sala de proyecciones a oscuras mantienen un hechizo innegable cuya escolta conviene otorgar a ciertas películas.

He tenido la posibilidad de ir a ver "Katyń", película sobre la matanza comunista que tiene el valor añadido de ser de realización polaca. Supongo que huelga hablar de los 22.000 ciudadanos polacos, entre ellos, 15.000 oficiales del ejército polaco prisioneros de guerra, ejecutados por orden de Stalin en la primavera de 1940. (Orden de Stalin traducida al inglés, fuente: wikipedia).

El filme, en mi modesta opinión, presenta el acierto de huir del heroísmo que en naciones vencedoras del conflicto suele presentarse a la hora de realizar películas sobre la II GM. No es una película bélica en un sentido estricto, sino una película sobre la guerra. La diferencia es trascendental. No presenciaremos ni una sola batalla. La única escena de acción es una desangelada persecución de un disidente polaco que no acepta la verdad oficial que la URSS impuso tras el final de la guerra.

Los dos hilos narrativos de la película son el cautiverio de los oficiales y la desgarradora espera de sus familiares. Salvo en contadas escenas (planos, mejor dicho) se huye del sentimentalismo facilón en el que tan sencillo habría sido caer. La acción transcurre a lo largo de al menos siete años, desde septiembre de 1939 hasta la implantación de la dictadura comunista en la posguerra. Hay varios saltos temporales que permiten ver cómo la sociedad polaca fue evolucionando su en conocimiento y percepción de la masacre:


-En una primera etapa, los familiares esperanzados aguardan noticias sobre los oficiales.
-Pasan los meses primero y los años después y los invasores nazis, que ya han decidido guerrear contra la URSS filtran información sobre el crimen para soliviantar Polonia contra los soviéticos y presentarse como los defensores del pueblo polaco (mientras ampliaban Auschwitz con Birkenau y liquidaban al 90% de judíos polacos).
-Tras la derrota nazi y la nueva y completa ocupación soviética, son los comunistas quienes achacan a la GESTAPO el crimen, alegando que sólo el socialismo puede defender Polonia de ese tipo de comportamientos "fascistas".

Sin embargo, la verdad era un secreto a voces, sólo amordazado por el miedo a que ese tipo de crímen era uno entre muchos.

La película cuenta, a mi juicio, con interpretaciones desiguales, aunque la mayoría de ellas me parecieron competentes, especialmente la del General, su esposa y la madre de uno de los oficiales, cuyo marido ha sido recluido por los nazis en Sachsenhausen (campo de concentración a las afueras de Berlín que tuve la oportunidad de visitar hace unos años) por pertenecer al claustro universitario de Cracovia en su condición de catedrático. Ese personaje de la madre y esposa doliente simboliza a toda Polonia: su marido bajo férula nazi, su hijo bajo cuativerio comunista y ella sólo agarrada a su fe y esperanza.

No se esconde (por qué debería hacerse) la profunda religiosidad católica del pueblo polaco (sutil pero terrible es el singular ensañamiento de encapuchar a un sacerdote antes de su ejecución). La imagen de una talla de Cristo tapada bajo un abrigo de oficial como si fuera un cadáver para resguardarlo de la devastación soviética es reveladora.

Hay numerosos aciertos estéticos en la cinta: comienza con civiles huyendo de los invasores el 17 de septiembre de 1939 (día en que el Ejército Rojo entra en Polonia apenas dos semanas después de la invasión nazi, en virtud del infame pacto secreto Molotov-Ribbentrop). Los refugiados que avanzan desde un extremo del puente huyen de los nazis, los que avanzan desde otro, de los soviéticos. De nuevo una representación de Polonia.
También es acertada la escena en la que dos soldados soviéticos rompen la rojiblanca bandera polaca para dejar sólo la parte roja como bandera de la URSS y usar la parte blanca para limpiar y resguardar del frío los pies.
Para mí la escena mejor ejecutada (por los movimientos de la cámara) es la presentación al espectador del personaje del General polaco y su discurso ante los soldados y demás cautivos en la Nochebuena de 1939. Sobrecogedor. El General sigue siendo un referente moral de sus tropas en una situación de total postración ante el enemigo y absoluta incertidumbre sobre la propia vida. No hace falta entender ni una palabra de polaco para que a uno le dé un escalofrío ante la canción religiosa que entonan al final de la escena.






Lo fácil hubiera sido proseguir linealmente la narración, pero otro acierto del director o del guionista o de ambos es la elegante elipsis sobre el tiempo de la masacre, que refuerza la identificación del espectador con la incertidumbre de los familiares. Ya en el tiempo de la ocupación comunista de posguerra, se dan los para mí mejores diálogos de la película, entre un superviviente de la masacre y una de las mujeres que esperaban el retorno de su marido:

-Llevo cinco años teniendo esperanza, así que no me hables de ella ahora.

El personaje del superviviente enrolado en el nuevo ejército popular polaco (es decir, un instrumento comunista de sometimiento de la nación polaca) es sin duda el más conflictivo de la cinta.

Otro diálogo espléndido, a no olvidar, es el que mantienen dos hermanas con distinta adaptación a la dictadura comunista. Mientras que la mayor ha sentenciado con preclara visión "ni nosotros ni nuestros hijos veremos una Polonia libre" la menor lucha por ponerle una lápida a su hermano asesinado donde dice claramente que fue ejecutado en el bosque de Katyń.

-HERMANA MENOR: Afíliate al Partido (Comunista), te irá mejor.
-HERMANA MAYOR: Tenemos que esforzarnos por crear la mayor libertad posible en esta Polonia.
-HERMANA MENOR: Creo que yo no me he adaptado tan bien a la situación como tú, hermana. ¿Has olvidado que teníamos un hermano?
-HERMANA MAYOR: Claro que no, pero se trata de seguir viviendo. De elegir a los vivos y no a los muertos.
-HERMANA MENOR: No... Yo he elegido a las víctimas y no a los asesinos.

Sin palabras.


En el tramo final se vuelve al primer hilo narrativo mostrando el consabido desenlace. El genocidio comunista era más "artesanal" y menos industrializado que el nazi, pero con los mismos resultados: montañas de cadáveres y fosas comunes repletas. El fundido en negro que corona la secuencia no es simplemente un recurso técnico, sino una declaración estética.

En definitiva, que a los que especialmente les guste la temática (tan dura pero tan interesante) de la II GM creo que les merecerá la pena ver la película, cuyo TRÁILER os dejo aquí.


Listado de las víctimas.


Coda: Recientemente la RAE ha propuesto definir el comunismo como un tipo de totalitarismo, al igual que el fascismo. Los defensores de ese ideario ya han saltado diciendo las sandeces previsibles. Es vergonzoso que esto no se haya planteado al menos medio siglo antes. Es una de los hechos que muestran la terrible derrota propagandística (y, en parte, ideológica) de la Libertad ante el comunismo durante y después de la II GM.


"Totalitarismo es la nueva palabra que hemos adoptado para describir las inesperadas pero inseparables manifestaciones de lo que en teoría llamamos socialismo."

Friedrich August von Hayek.

7 comentarios:

  1. La película es incomensurable, Carlos. Es de una riqueza descriptiva y estética que resulta necesario volver a verla: revisarla.

    Tus comentarios me parecen muy acertados y comparto, en particular tus apreciaciones sobre el tratamiento del tema de "la profunda religiosidad católica del pueblo polaco"; y en esto Wadja no está solo: basta recordar la obra de Kieslowski, compatriota suyo, para entender que el catolicismo es un fenómeno cultural, vivencial y, en suma, espiritual de primera magnbitud en Polonia (estoy revisando su Dekalog).

    En fin, Carlos, entrada soberbia, como siempre.

    Recibe un cordial saludo y mis mejores deseos para estas Fiestas.

    Abrazos

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  2. Hola!

    Tienes un merecido premio aquí.

    Un abrazo y mucha felicidad en estos días y durante 2010.

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  3. J. Rogelio, lamentablemente de Kieslowski sólo conozco (y ya de hace años) la trilogía de "Blanco", "Rojo" y "Azul", pero me parecieron obras con una exquisitez incuestionable. Seguro que merece muy mucho la pena conocer el resto de su obra.


    Mike, sinceramente, no creo que merezca un premio por la Libertad, defenderla desde un teclado es muy sencillo (salvo para gente como Yoani Sánchez, Martha Colmenares y casos similares), pero te agradezco la mención.

    Felices fiestas a ambos.

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  4. Estupenda crítica cinematográfica, aún no he visto Katyn, pero el caso es que ahí queda la película para la Historia, y puede que sea muy recomendable para desintoxicar a los chavales de sus querencias socialistas. (No caerá esa breva).

    Carlos, rehuir un honor por razones nobles es el primer indicio de merecerlo. Un abrazo.

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  7. La imagen del totalitarismo de los sovieticos y de dejar entrever la culpa de la masacre a los alemanes para eliminar a probables lideres que lucharian para la liberacion polaca, es lo mismo que hicieron durante la revolucion rusa contra el ejercito perdedor eliminando a los probables lideres que estarian en contra si los hubieran dejado vivir

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