sábado, 27 de diciembre de 2008

Salario mínimo, paro máximo.

Una vez más, lo ha vuelto a hacer.

Nuestro Presidente del Gobierno ha vuelto a dejar clara su preferencia por el efectismo en perjuicio de una acción de gobierno eficaz y beneficiosa. Se esperaba que anunciara una subida del SMI (salario mínimo interprofesional), pero ésta ha resultado ser de un porcentaje mayor al previsto.

Para empezar, el hecho de realizar el anuncio en su "discurso de despedida del año" y en un escenario de filtraciones cuidadosamente diseñado para generar el mayor efecto propagandístico posible, indica que lo importante para el Gobierno es "quedar bien" antes que "gobernar bien" y que lo segundo sólo les importa cuando sea imprescindible para lo primero. Para continuar, la "sorpresa" de que la subida por decreto del SMI supere lo esperado es un distintivo de la "marca ZP", como lo de retirar las tropas de Irak en contra del plazo y el proceso que él mismo prometió (con una orden cursada por un Ministro de Defensa que no había tomado posesión del cargo), los 2.500 euros por hijo en el Debate sobre el Estado de la Nación tras la derrota "dulce" en las elecciones autonómicas del 2007 o la compra de votos con la devolución de los 400 euros inmolando el superávit presupuestario que siempre ha detestado.

Como gestor, un desastre; como propagandista, fabuloso. Los medios de comunicación multiplicarán el efecto publicitario del anuncio gracias a ese factor sorpresa y se dejará de hablar de cosas más importantes que perjudican al Gobierno.

¿Y cuál será el efecto de la medida? Pues similar al de echar toneladas de gasolina sobre un pavoroso incendio. El incendio es el paro y la subida del SMI exluirá a muchos trabajadores poco cualificados que no pueden producir beneficio para su empleador al coste salarial que les impone el Gobierno. Hablamos de camareros, repartidores, reponedores, cajeros de supermercados, dependientes de pequeños comercios, cuidadores no profesionales de niños, enfermos, incapacitados y ancianos, empleados del hogar, trabajadores de almacén, miles de trabajadores a tiempo parcial... Los agentes económicos más vulnerables a un contexto de destrucción de empleo, los que tienen como única ventaja comparativa para ser empleados el bajo coste de su salario, ven como ahora esa única ventaja es restringida cuando no eliminada de un plumazo por un decreto demagógico y propagandístico de unos gobernantes cuyos empleos no son pasto de esas llamas a las que nos referimos y que están calcinando las ilusiones y expectativas de centenares de miles de ciudadanos.

Por desgracia, la crítica al salario mínimo se topa con la creencia ampliamente extendida de que es bueno que el Gobierno obligue a alguien a elevar sus costes de producción (uno de ellos es el salario) en favor de otros. La gente piensa que no pasa nada porque Telefónica, Inditex, Michelín o IBM paguen mayores salarios porque es justo que sus enormes beneficios sean menores en favor de los sufridos trabajadores que menos cobran. Conviene recordar a Bastiat en "Lo que se ve y lo que no se ve". La gente no ve que la mayoría del empleo en España lo crean las PYMES y que éstas tienen unos márgenes de beneficio muy ajustados y ahora decrecientes debido a los síntomas de deflación: venden menos y a precios menores aunque sus proveedores mantienen sus precios si es que no los aumentan. Los pequeños y medianos empresarios marginales ya están cerrando sus negocios. Si sus costes se elevan aún más por el capricho de un Gobierno ensoberbecido, quien tiene -por ejemplo- a seis empleados pagándoles el salario mínimo, puede que se plantee desde cerrar la empresa a quedarse con uno o dos empleados menos. En ambos casos, más paro. En otros casos, muy pocos verán su sueldo incrementado por la medida y será a costa de otros empleados que se van al paro u otras empresas que cierran. En muchos casos, el empleador recurrirá a no formalizar el contrato de trabajo para esquivar el SMI. La sociedad perderá un afiliado a la SS y el empleado, parte de su seguridad, pero muchos trabajadores preferirán eso a no tener empleo.

En definitiva, una medida perjudicial cuyos efectos serán fáciles de ocultar culpando al vendaval de desempleo de una crisis que dicen que fue gestada por Bush y Aznar (¡!), pero que les procurará réditos electorales: "Qué huevos le echan, en plena crisis y suben el SMI, ¡"eso sí que es estar a favor del obrero!" razonarán muchos.

De este razonamiento simplón que cala con facilidad entre la mayoría de la gente y que deriva de la pura envidia al beneficio y prosperidad ajenos, encuentran los políticos el abono para medidas que perjudican sobre todo a aquéllos que más las aplauden. Ésa es la tragedia. Hoy es un mal día (otro más) para los trabajadores más humildes de nuestro país.

jueves, 25 de diciembre de 2008

El daño de Samuelson.

En la fabulosa trilogía de "El Señor de los anillos" y en otros libros que Tolkien nos regaló sobre la Tierra Media se menciona al menos en dos ocasiones la curiosa expresión de "El Daño de X", siendo "X" el nombre propio de un personaje. Una es "el Daño de Durin", refiriéndose al Balrog que junto con Gandalf el Gris protagoniza una de las escenas más significativas y estéticas de la trilogía. Otra es "el Daño de Isildur", nombre genérico que se da al Anillo Único ya que fue Isildur quien se negó a destruirlo tras arrebatárselo a Sauron.

Desde una óptica mucho más terrena, podemos emplear esa expresión para numerosos personajes históricos cuya influencia en el mundo ha sido nefasta. Pero no es mi intención catalogar aquí a los peores genocidas de la Historia ni a muchos filósofos que si vieran cómo se manipularon sus pensamientos puede que prefirieran habérselos callado (Marx y Nietzsche, por ejemplo). Prefiero fijarme en la obra de una figura secundaria pero preeminente en su campo de conocimiento: la Economía.

Hablo de Paul A. Samuelson y también de William D. Nordhaus, autores de uno de los manuales de Economía más exitosos e influyentes del siglo XX.

Los perjuicios causados a cientos de miles de estudiantes de Economía por este manual son difíciles de evaluar con sencillez. No cabe poner en duda la buena voluntad de dichos profesores, ni su intención de acercar una disciplina compleja a millones de personas simplificando (muchas veces en exceso) los entresijos de la que Mises definió como "la más joven de todas las Ciencias". Ha sido el manual más recomendado y exigido en universidades occidentales, el más vendido y comentado, el libro de referencia para muchos estudiosos que iniciaban su escalada de la montaña del saber económico. No es exagerado decir que a niveles universitarios, estudiantiles y de formación inicial en la Economía, es el libro más influyente del último medio siglo.


________________Ahí lo tenéis: ¡¡El Daño de Samuelson!!


De la misma manera que podemos torcer el tronco de un árbol si lo desviamos de su crecimiento natural en sus primeros años de vida, forzando la verticalidad del tronco incipiente y curvándolo, así podemos desviar la capacidad de análisis del economista si en los inicios de su formación le obligamos a basarse en una metodología errónea y en premisas falsas.

Para empezar, el famoso manual de Samuelson abraza numerosos paradigmas neoclásicos que hablan de una economía en equilibrio o en constante tendencia a él, ignorando la especificidad de la acción humana. Se toma a los agentes económicos como agentes químicos que reaccionan en vez de actuar. Se les priva de la iniciativa inherente a la creatividad humana y al pensamiento empresarial, que son los dos impulsos que hacen girar el mundo y progresar a la Humanidad. Se parte así de dos bases erróneas:

1) Subestimar al ser humano.

2) Considerar que toda la información está dada o es cognoscible en su totalidad por alguien.


Hayek ya demostró que la información está dispersa y no es posible reunirla por un único agente económico, la omnisciencia en la Economía no es una opción y las aparentemente perfectas funciones de Jevons, Marshall y sobre todo, Walras, proyectan con la ayuda de la Matemática una ficticia realidad estática que esconde el dinamismo inherente a la actuación inevitable del ser humano.




He aquí otro de los errores del libro de Samuelson: la profusión de gráficas, curvas, funciones, ecuaciones y demás aparato matemático que destierra las aportaciones sociológicas, psicológicas y praxeológicas. Se usa la Matemática como corset, no como combustible. Se circunscribe el método epistemológico a aquello que pueda ser reducible a ecuaciones inmutables. Se pretende, por tanto, hacer de la Economía un remedo de las ciencias naturales. Esta pulsión cientista consigue justo lo contrario de lo que se propone, pues mutila la economía y no la dota de más precisión sino que la limita y lo que es peor, la deforma y guía por vericuetos que desembocan en el error. Y dichos errores tienen una influencia mucho mayor que las teorías erróneas sobre cómo evolucionan las especies o se desencadenan los cataclismos cósmicos de las supernovas, quásares y púlsares. Estos errores se traducen en decisiones políticas perjudiciales para las vidas y expectativas de cientos, sino miles de millones de seres humanos. De nuevo Hayek indicó que "un buen economista no puede saber sólo de Economía". La escuela austríaca ha demostrado la limitación de la Matemática y el método cientista a la hora de ser aplicado a realidades tan complejas como las que estudia la Economía.

Otro de los errores del manual de Samuelson y Nordhaus es la postura de superioridad que adopta. Puede parecer normal cuando se trata de una obra introductoria a la Economía y que intenta iniciar al lego en la materia en los principios básicos de la disciplina. Es de suponer que se traten aquellas cuestiones indubitadas y concienzudamente probadas como ciertas, dejando a obras más profundas y complejas la elaboración de tesis aún no consideradas axiomas y la participación en debates abiertos o de resultado incierto. Pero precisamente porque el lego en la materia está mucho más indefenso para protegerse de las tesis erróneas, es mucho más grave que sea un manual de introducción a la Economía el que postule como indudables numerosas tesis discutibles cuando no abiertamente falsas.

Por ejemplo, en dicho manual aparecía la famosa "paradoja de la frugalidad" (desaparecida en las últimas ediciones sin que se explique si dicha ausencia supone la aceptación de un error o al menos un cambio de opinión) que pretendía culpar al ahorro excesivo de la constricción de la demanda agregada y de la ausencia de crecimiento económico. Se instilaba así en la mente de las personas que se iniciaban en el estudio de la Economía con este manual, la visión de que existe una cantidad de ahorro deseable que es cognoscible por un organismo central de mejor manera que por el individuo. Gracias a los postulados defendidos en este manual, miles de profesores de Economía les venden la moto a los alumnos indicando que una inflación moderada es consustancial al desarrollo económico y que es beneficiosa (ignorando el origen intervencionista de la inflación) o bien se indica que los ciclos expansivos y recesivos son inevitables (y no causados por la injerencia estatal) y que es misión del Estado dulcificarlos y procurar transiciones suaves entre las fases del ciclo. Por supuesto, se pone como axioma la función del Estado y de los Gobiernos como planificador de la Economía, se culpa a la "excesiva" libertad del mercado de numerosas desgracias y se encumbra a Keynes y su "Teoría General" como el cénit del pensamiento económico.

Incluso dicho manual llegó a defender la viabilidad del socialismo a pesar del evidente fracaso del mismo. Esto puede entenderse como un grave error intelectual antes de la caída del socialismo real a finales de los 80, pero cuando varias ediciones posteriores a dichos eventos históricos han mantenido el error, sólo cabe pensar en testarudez rayana en la arrogancia. Evidentemente, Samuelson nunca debió de creerse las estadísticas extremadamente manipuladas que la Unión Soviética propalaba como pruebas de su "éxito planificador".


Con este panorama, es inevitable que muchos economistas cuyo primer contacto con la ciencia que pretenden dominar ha sido a través del manual del Samuelson, sean irrecuperables desde un punto de vista ideológico. Asumiendo las enseñanzas del "Daño de Samuelson" es normal que muchos que se autoproclaman expertos económicos pongan en la función planificadora del estado sus esperanzas de salir de la crisis económica (sobre todo la suya particular, ya que el político les procurará un buen sueldo de funcionario si justifican la injerencia política de manera sistemática). Es normal que muchos economistas defiendan premisas falsas y supersticiones keynesianas, puesto que son como árboles cuyos troncos han sido forzados desde tierna edad para procurar su desviación. Y no sólo hablo de economistas, sino de muchos que -como yo- estudiamos el tochito de Samuelson en la universidad creyendo que aprendíamos conceptos e ideas sobre las que no cabía duda porque "eran científicas" y estaban contrastadas empíricamente (después de eso, dependerá del interés de cada uno en comprobar si lo estudiado es cierto o falso y en seguir aprendiendo, pero los aires de certeza que se exhalan por los catedráticos disuaden de ejercitar el sano hábito de dudar de lo aprendido). En todo el planeta, millones de universitarios de todas las ramas del conocimiento han visto limitado su contacto con la Economía al libro de Samuelson, lo que es definitivo para que las élites culturales de diversos campos del conocimiento tengan preferencias intervencionistas y una destacada desconfianza respecto al libre-mercado.

Es, sin duda, un daño que explica cuán difícil es exponer las ideas del liberalismo ante personas a quienes se les supone una mente algo más abierta y unos conocimientos básicos suficientes para entablar debates.

martes, 16 de diciembre de 2008

GALLARDÓN VUELVE A LOS MADRILEÑOS UN POCO MÁS ESCLAVOS


Dicen los geniales “Les luthiers” que “la esclavitud no se abolió, se cambió a ocho horas diarias”.

Si entendemos como esclavitud el vínculo por el cual una persona es expropiada del fruto de su esfuerzo sin que el dicho expropiado tenga posibilidad de romper ese vínculo, cualquier trabajo remunerado deja de ser esclavitud. No sólo percibimos en dinero una retribución por nuestro esfuerzo sino que además tenemos la opción (aunque con diversos grados) de disolver ese vínculo.

Por tanto, una situación de esclavitud sólo cabría si se nos quitara todo o parte del fruto de nuestro esfuerzo sin que pudiéramos evitarlo. Eso es exactamente lo que ocurre con los impuestos.

Habrá quien objete que los impuestos nos son devueltos en bienes y servicios necesarios. Sería un razonamiento aceptable si no observáramos despilfarro en casi todas las partidas del Gasto Público. No es igual de necesario un aeropuerto que las luces que engalanan las ciudades en determinadas fiestas ni una vía de ferrocarril que los sueldos de políticos y funcionarios de dudosa utilidad ni las vacunas contra la gripe que las televisiones y radios públicas que rinden pleitesía a los políticos de turno.

También habrá quien diga que voluntariamente podemos disolver el vínculo que nos encadena a un Estado. Pero es falso, puesto que de mudarnos a otro Estado, sólo cambiaremos un marco impositivo por otro. El mero desempeño de las actividades básicas del individuo está gravado por impuestos: trabajar (IRPF y Seguridad Social), adquirir bienes y contratar servicios (IVA), ahorrar (IRPF de nuevo), procurarse alojamiento (IVA, Impuesto sobre el Patrimonio, IBI), trasladarse (impuestos sobre combustibles, tasas, precios públicos…), dejar bienes a sus herederos o donarlos en vida (Impuesto de sucesiones y donaciones), celebrar contratos con otros (ITPAJD, tasas notariales y registrales)…




Ciudadano egoísta y evasor de impuestos disfrutando de su insolidaridad.




Ingenuamente se puede alegar que podemos dejarlo todo e irnos a vivir en una montaña, cultivando nuestro alimento y desplazándonos sólo a pie. Pero para la cancelación de nuestras situaciones jurídicas ya tendríamos que pagar impuestos y no podríamos construir nuestra cabaña donde quisiéramos, puesto que sólo podemos edificar donde nos diga la administración de turno, esto es, el Estado. Seguro que al talar para obtener madera para levantar nuestro refugio también cometeríamos alguna infracción.

Bien, podríamos habitar una cueva, dirá alguien. Cierto pero en cuanto queramos negociar con otros es más que probable que volvamos a sumergirnos en el “imperium” del Estado. Se acaba haciendo evidente que la cesación de toda esclavitud obliga a que renunciemos a gran parte de nuestras actividades. En el mejor de los casos, acabamos concluyendo que es inevitable una cuota de esclavitud a cambio del desempeño de la vida en sociedad. Lo normal es considerar señal de progreso y desarrollo la reducción de esa cuota de esclavitud, pero vemos que en no pocos ámbitos dicha cuota sólo cambia de formato para aumentar proporcionalmente al desarrollo hipertrófico del Estado –que llaman “del bienestar”-.

Con el actual marco impositivo, la mayoría de españoles trabajan entre los 3 y 4 primeros meses del año para el Estado. Si decía SaRtre que “el infierno son los otros”, aquí podemos decir que “el Estado son los otros”. Si usted trabaja 8 horas al día, en torno a 3 las trabaja para otros (que no le pagan) y el resto corresponde ya a su relación laboral por la cual es remunerado a cambio de su esfuerzo. Esto supone 7 días y medio al mes en una jornada laboral de 40 horas semanales. Siete días y medio al mes en los que se le expropia el fruto de su esfuerzo en ese tiempo.

Cuantos más impuestos, más horas al día, días al mes y meses al año trabajamos para otros sin que medie contrato voluntario ni posibilidad de evadirlo. El fraude fiscal surge, por tanto, mucho más de la querencia de disponer (conservar) lo que es nuestro que de la ambición o insolidaridad.

Un ciudadano español con su trabajo mantiene a su ayuntamiento. Si tiene la mala suerte de que éste pertenece a alguna mancomunidad, también cargará a sus espaldas con dicho ente porque, ¿creen que los ayuntamientos mancomunados gastarán menos para sufragar la mancomunidad? No, lo más probable es que suban los impuestos existentes o creen otros nuevos.
Si el ciudadano reside en una región no uniprovincial, sufragará también a la Diputación Provincial y a la Comunidad Autónoma (puede que también a alguna comarca en la que su municipio esté inscrito). Por supuesto, nuestro esforzado ciudadano sostiene también al Estado Central y –por si fuera poco- a la Unión Europea. Añadan un siempre creciente enjambre de instituciones no territoriales, empresas públicas y hasta fundaciones. Y si quiebra algún banco por culpa de la suicida política monetaria seguida por los gobiernos, allí acudirán los políticos a rescatarlo con nuestro dinero.


* * *

El ayuntamiento de Madrid ha anunciado un incremento de impuestos a sus contribuyentes, haciéndoles así, un poco más esclavos.

Si a usted se le ocurre bordear la legislación fiscal para optimizar sus ingresos o consumir menos con la aviesa intención de ahorrar, es usted un insolidario.

Bienvenido a la solidaridad obligatoria de los esclavos con los esclavistas.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Destruir el mundo con la excusa de salvarlo.

En Grecia, en unos disturbios callejeros, unos policías se vieron rodeados por la multitud. Uno de ellos apretó el gatillo de su arma. Se desconoce si la bala rebotó y alcanzó al joven que murió o si impactó a bocajarro en el mismo. La investigación está en marcha y hay 4 policías detenidos por el caso.




El hecho no pasaría de desgracia lamentable (o en el peor de los casos, un homicidio del que sólo sería responsable el policía y sus cómplices si los hubo) si no fuera por lo sucedido en jornadas posteriores: hordas de violencia desatada y con unos grados de impunidad preocupantes. El timorato gobierno griego prefiere dejar que la fiebre remita espontáneamente a proteger la seguridad y la propiedad de los ciudadanos para no provocar heridos entre los manifestantes.



Estos actos no tienen ninguna cobertura ideológica por mucho que algunos politicastros, docenas de periodistas, comentaristas y tertulianos, quieran vendernos lo contrario y asegurar que se trata de "reacciones ante la crisis capitalista". Sin duda, los autores de actos vandálicos presumirán de estar luchando contra los poderosos y queriendo cambiar el mundo... destrozando las propiedades de sus semejantes.





El contribuyente tendrá que pagar las millonarias indemnizaciones por los destrozos y la reposición del mobiliario urbano arrasado, por lo que su propiedad es doblemente atacada, primero, por los vándalos, después, por los impuestos.



Los actos vandálicos se han extendido a otros países con la siguiente coartada: tanto en Atenas como en Madrid o en cualquier otra ciudad, la policía es el brazo armado del capitalismo y la brutalidad policial es el método para mantener a raya a los luchadores por la libertad. La muerte del joven griego no es un hecho fortuito sino "un aviso", algo deliberado para disuadir a los que protestan contra el sistema. Se supone que algún banquero o directivo de una multinacional llamó a algún Ministro griego y le dio la orden de que un policía asesinara a un manifestante. Como todos sabemos, los que se meten a policías son malas personas por definición y probablemente disfruten asesinando a sangre fría (no como los terroristas, que lo hacen muy a su pesar y obligados por el imperialismo, el capitalismo, el liberalismo y otras plagas).

Como se ve, el "razonamiento" apesta a izquierdismo revolucionario de botellón y fin de semana, pero como la coherencia de quienes se dejan comer el coco por estos argumentos brilla por su ausencia, en los disturbios se cuelan también elementos violentos de ideologías extremistas de signo contrario y lógica idéntica. Todos unidos bajo ese batiburrillo indeterminado nominado como "los antisistema". Con estos mimbres se ha generado una vorágine de sucesivas batallas urbanas donde algunos cambian la play-station o el chateo (en sus dos acepciones) por la quema de cajeros y contenedores con la intención de salvarnos de nosotros mismos y del sistema gracias al cual pueden berrear lo que quieran. Son jaleados y celebrados por nostálgicos del mayo del 68 - que ven en ellos sus herederos- , globalifóbicos y todo aquél que quiera cagarse en el mundo.


Pero, ¿en contra de qué sistema dicen luchar? En realidad son una corriente más del sistema, cuya principal ventaja es precisamente la de que permite una variedad de pensamiento como nunca jamás ha habido en momentos pretéritos. Usan internet y facebook para reunirse, la wikipedia y la blogosfera para estudiar tácticas de guerrilla urbana, se aprovechan de las economías en escala propiciadas por el capitalismo para surtirse de ropas que les den la estética que buscan (determinada por estructuras capitalistas) y de herramientas de violencia a precios baratos; cuando quieren organizarse mejor, recurren a la división del trabajo y el conocimiento y a la especialización y, por supuesto, a la extensión de su "ideario" al mayor número de "consumidores" posibles para aprovecharse de la expansión del "mercado ideológico", profundizar en la división del conocimiento y del trabajo y por tanto de la especialización y vuelta a empezar. Es decir, en cuanto les da por organizarse, le dan la razón a Adam Smith. Fortalecen las estructuras del sistema que dicen aborrecer y que en realidad desconocen profundamente.

En su inmensa mayoría, serían incapaces de escribir una cuartilla defendiendo ideas con coherencia (y ya no me meto con su ortografía, en la blogosfera hay pruebas de lo que digo). Se creen mesías, pero sólo son infantes jugando a héroes. En su nihilismo patológico les resulta más heroico y digno de contar en los botellones el querer derrotar a "lo establecido" (sea lo que sea) que luchar por las libertades que dan por hechas puesto que han nacido en una época en la que les han sido dadas. Lo único que les diferencia del niño que llora porque no quiere comer verdura o porque no le compran el juguete que desea son unos lustros más a sus espaldas y mucha más arrogancia: el niño sabe que lo es, pero éstos se creen muy maduros.



Encontrar las diferencias.



Ojalá me equivoque, pero estas explosiones de violencia disfrazadas de rebeldía antisistema aumentarán en el 2009 con la excusa de la crisis económica. Lo peor es que personas como Chomsky, Castro o Chávez lo pondrán como ejemplo de decadencia del mundo libre (tiranías capitalistas, según ellos) y con la humareda de los incendios en nuestras ciudades, podrán ocultar sus barbaridades locales muchos tiranos de la Tierra. La mayoría de la gente estará demasiado ocupada rezando para que no les quemen el coche o les echen del trabajo como para preocuparse de si en Venezuela se cierra un canal de televisión independiente, en Cuba se fusilan balseros o en Zaire Mugabe emite billetes de 100 billones de dólares. Aquellos que dicen que quieren cambiar el mundo van a ser un excelente ejército de distracción para quienes tiranizan seres humanos.

En Europa, esto será especialmente intenso donde haya gobiernos no izquierdistas. Eso en principio vacunará a España, pero el riesgo estará en Madrid, con alcalde y presidenta de la comunidad del Partido Popular, aunque la política de Gallardón es abiertamente socialista.

Opinión interesante al respecto en uno de las bitácores que suelo seguir:

http://lalibertadylaley.wordpress.com/2008/12/11/encender-la-mecha/

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Felipe González se cae del caballo.

Y no ha sido camino de Damasco, sino en el diario zapateril "Público", donde el político que más años ha desempeñado la Presidencia del Gobierno en nuestra joven Democracia suelta frases como ésta:


Lo dice a raíz de las declaraciones del presidente electo Obama anunciando la creación de dos millones y medio de empleos (Harry Potter mediante, suponemos). González, persona de vanidad hipertrofiada, no ha podido resistirse a la tentación de disfrazarse de maestro en comparación con el joven afroamericano que ocupará la Casa Blanca. Probablemente la intención de sus frases vayan más por la búsqueda de protagonismo al rebufo de la atracción hipnótica que los medios padecen en torno a Obama que por un reconocimiento del fracaso inherente a las políticas intervencionistas. Pero con todo, suelta frases que ningún liberal puede criticar, por ejemplo:


Ya me callé para siempre, porque los empleos los dan los empleadores, y no el Estado".


Pues podría haberse dado cuenta bastante antes y nos habría ahorrado muchos quebraderos de cabeza durante lustros. Pero como hay gente que necesita el fracaso contumaz para espabilar, háganos el favor de decirle esa frase bien clarita a Rodríguez Zapatero, Celestino Corbacho (al que el título de Ministro de Trabajo le sienta como un mal chiste) y a Manuel Chaves (Manolo, como lo llama con paternalismo condescenciente González), verdadero tridente del desempleo patrio mucho más dañino que Messi, Etoo y Bojan juntos.


Efectivamente, señor González, el Estado no crea empleo (no sin destruirlo en otros ámbitos de los que dice crearlo). En el mejor de los casos, puede crear condiciones propicias para que la sociedad los cree, y esas condiciones suelen implicar que el Estado se quite de en medio.


Tras este rapto de pragmatismo antisocialista, ¿podemos esperar que González condene el PER y abogue por su supresión? ¿Aconsejará desterrar el keynesianismo redivivo que Zapatero enarbola como bálsamo de Fierabrás contra la crisis? ¿Apoyará una reducción del funcionariado y un estado mínimo?

Entiendo la sonrisa en la cara del lector de las anteriores preguntas.

Dice también González que "Puede haber mercados sin democracias, pero es imposible que haya democracia sin mercados". Pues sí. ¿Cabe mayor confesión de la inmoralidad ética y humana del socialismo?

Con todo, estas declaraciones no pueden ser vistas como un cruce del Rubbicon ideológico por parte de alguien que ya ha demostrado sobradamente su oportunismo e incoherencia. En mi humilde opinión, la explicación más plausible es psicológica. González necesita sentirse respetado como alguien de referencia y cuando se ha vivido el poder tan desde dentro, es obvio que se aprenden ciertas verdades que -curiosamente- desmienten los idearios colectivistas. Pero González no será capaz de reconocer la inconveniencia del socialismo. Sólo busca atención, que le vean como un viejo zorro con algo que decir, alguien a quien apreciar y por eso su énfasis en poner en cuarentena las promesas de Obama, quien ni sabe ni le importa lo más mínimo sobre qué consejos le puede decir un socialista trasnochado (afortunadamente para los EE. UU.) aunque tenga el riesgo de cometer errores similares.


Eso sí, es útil recalcar ciertas frases de González aunque sólo sea para ver cómo rabian los progres y la incoherencia de algunos de ellos. ¿Os imagináis la reacción de los sindicatos y los comunistas si Aznar hubiera dicho lo mismo?


martes, 9 de diciembre de 2008

ZAPATERO, EL "NEOCON".

"La crisis es causa de los políticos neoconservadores que proliferaron tras Reagan y a los que tanto aplaudieron Aznar y Rajoy".

La frase la soltó el Presidente del Gobierno en uno de esos mítines donde suele enterrar su ya de de por sí escasa coherencia. Las intenciones claras son exculparse a sí mismo de cualquier responsabilidad en la situación económica española y culpabilizar al PP, vinculando a su actual líder con el denostado anterior y a su vez con el “Gran Satán” norteamericano. Políticamente es una frase hábil, exitosa por el eco multiplicado de la prensa adicta.



Pero hete aquí que más allá del “la culpa es de los otros, a mí no me miréis”, cabe analizar las medidas contra la crisis tomadas por ese repudiado conservadurismo norteamericano y por el autodenominado “demócrata participativo” y “republicanista cívico” que nos preside.

A principios de 2008, Bush anunció una devolución de entre 400 y 800 dólares al contribuyente, poniendo un tope de ingresos, con la intención de estimular el consumo y dinamizar la economía. A pocas semanas de las elecciones (aunque de manera desinteresada, sin duda) el candidato del PSOE a la reelección anunció la misma medida, condicionada, eso sí, a su victoria electoral (seguramente por motivos técnicos, no piense usted mal). Aquí fueron 400 euros, al cambio, algo más de 500 dólares pero sin diferenciar entre los niveles de renta de los “agraciados”. Ha sido una de las muy pocas promesas electorales más o menos cumplidas, a cambio de la inmolación del ya previamente maltrecho superávit del Estado.

Los fines perseguidos por la medida eran los mismos a ambos lados del Atlántico (si obviamos las elecciones) y sus resultados han sido idénticamente nulos como se está viendo.

En julio pasado, la Administración Bush aprobó una serie de medidas para ayudar al sector inmobiliario usando dinero público. A principios de septiembre el jefe del Ejecutivo anunciando en el Congreso créditos blandos para los promotores y constructores inmobiliarios por valor de 3 millardos de euros. En el caso español existe el agravante de que apenas 48 horas antes en pleno éxtasis mitinero, el Presidente indicaba que no daría ni un euro a ese mismo sector. Coherencia pura. Lo decía, además, con una frase (“que no ME vengan a pedir dinero…”) donde el pronombre reflexivo delata la visión que de los fondos públicos tiene el personaje.


El pasado 3 de octubre, el Congreso de los EE. UU. aprobaba el plan del Secretario del Tesoro (el equivalente a nuestro Ministro de Economía) Henry Paulson, de inyectar en torno a 500 millardos de euros en el sector financiero. Apenas 72 horas después, tras reunirse con altos directivos de los bancos (y hacerse una foto que a todos nos ha dejado mucho más tranquilos, ¿verdad?), el Presidente anunció la misma medida a escala española: la inyección de 50 millardos de euros en el sector financiero, un 10% del importe de la “neocon” medida estadounidense, pero con nuestro ya inexistente superávit (gracias entre otros motivos a la promesa de los 400 euros).

Dice el Presidente que dicha cantidad no será para adquirir activos “tóxicos” sino “sanos”, esto es, hipotecas sin riesgo de impago (curioso, porque precisamente esos activos no dan problemas de liquidez a los bancos). Alguien debería explicarle que con el desempleo creciente y la morosidad disparándose lo que hoy es un activo sano, mañana puede ser tóxico (hipotecas que dejan de poder pagarse porque su titular pierde su empleo o deja de poder afrontar el pago por otros motivos).

A ambos lados del Atlántico se nos dijo que estas faraónicas inyecciones de liquidez “estabilizarían los mercados”. No obstante, el IBEX-35 ha encadenado los mayores derrumbes de su historia y el Dow-Jones sigue en picado tras las aprobaciones de dichas medidas gemelas.

El problema está en que los bancos “inyectados” usarán ese dinero para tapar algunos de sus muchos agujeros pero no para prestarlo a los particulares ni tampoco entre los propios bancos debido a la desconfianza respecto a impagos futuros y el desconocimiento sobre dónde están y qué bancos tienen más activos tóxicos.

Como vemos, el “neocon” Bush y el socialista Rodríguez actúan igual. O el gobierno de EE. UU se hace el socialista o el español se ha vuelto “neocon”. Hay una opción intermedia (por la que me inclino) que es que los conservadores y los socialistas padecen patologías intervencionistas muy similares. Imposible no acordarse de Friedrich August Hayek cuando en “Camino de servidumbre” comienza la obra dedicándosela “a los socialistas de todos los partidos”.

Nuestro Presidente debería de explicar por qué tras despotricar contra ellos, está calcando la política económica de quienes, según él, nos han llevado a esta crisis (política que no es más que el paroxismo del intervencionismo practicado desde hace décadas). Pero en el campo de la coherencia, Zapatero ni está ni se le espera.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Manual de infamia política para después de un atentado.

Estimado político:

En este manual vas a ser ilustrado sobre cómo sobrellevar esos momentos incómodos después de una "acción armada de autodefensa" por parte de unos "activistas". Sé que es un incordio tener que acudir a funerales y dar la cara frente a las cámaras para decir lo mismo de siempre, pero piensa que España ¡perdón! el Estado español está mirando y toda oportunidad es buena para ganar unos votos o al menos, no perderlos.

1) La primera lección es estética: Debes ensayar ante el espejo un gesto contrito y apenado. Eso sí, contenido, sin exageraciones. Este manual sugiere estirar hacia abajo las comisuras de los labios y meter barbilla, pero lo más importante es siempre fruncir el ceño, si es posible, haz que aparezcan bien visibles unas arrugas verticales en el entrecejo. La gente pensará que estás enfadado con los activistas y que pueden confiar en ti para llevarles ante la Justicia.

Si no logras dominar este gesto ya sea por torpeza, por falta de entrenamiento o por tu fisonomía facial, es inexcusable que abras mucho los ojos y eleves las cejas para ayudar a arrugar la frente. La finalidad es que aparezcan numerosos surcos horizontales en tu frente que transmitirán preocupación. El Ministro del Interior es un consumado especialista en este gesto.

2) La segunda lección consiste en la interacción con los demás: Puedes entrenar ante un espejo el movimiento del apretón de manos que le vas a dar a los familiares del fallecido. Recomendamos que dicho apretón lo acompañes posando tu mano libre sobre el hombro del familiar en cuestión. Eso transmite cercanía. Si la persona doliente es mujer, tienes que darle dos besos sin posar los labios, sólo rozando la mejilla ajena con la tuya. No hables más que lo imprescindible. Cuanto más digas, más posibilidades de parecer charlatán. El pésame clásico es suficiente, bien acompañado del apretón en el hombro o brazo. Recuerda tras hablar apretar los labios, eso suele transmitir determinación. Mientras des el pésame no frunzas el ceño, no sea que piensen que encima estás enfadado con los familiares. Es mucho mejor emplear el segundo gesto, el de arrugamiento frontal.

3) Siguiendo con la interacción con los demás, debemos referirnos a la interacción con el resto de políticos y autoridades. Los apretones de manos han de ser firmes, las conversaciones cortas y siempre previsibles:

-Lamento volver a verle en esta situación sr. "X" // -Esperemos que sea la última vez que nos vemos en un acto semejante. // -Ahora más que nunca debemos colaborar.

Realmente esta es la parte más sencilla de nuestro manual, porque aunque la olvides, los demás políticos te la recordarán en cuanto se dirijan a ti.

4) Las declaraciones públicas. He aquí el meollo de la cuestión porque es lo que todo el mundo va a comentar y tus críticos esperan cualquier desliz para ponerte a caldo. Debes decir lo que quiere oír la gente. Resulta que el populacho tiene la visceral costumbre de molestarse cuando ven a una persona tirada en la acera con el cráneo reventado. Así que tú, que eres mucho más cerebral, debes apaciguar a la plebe diciendo que el terrorismo nunca logrará nada.

Da igual que tú hayas pactado con ellos y forzado a la Fiscalía a pedir las penas mínimas durante el periodo de negociación. Da igual que te reunieras con ellos mientras estabas en la oposición proponiendo pactos antiterroristas al gobierno anterior. Ahora toca decir que les meterás a todos en la cárcel, que les perseguirás hasta el fin de los tiempos y los confines del planeta y que jámás negociarás. Recomendamos que no te enredes en disquisiciones dialécticas sobre si la acción armada de los activistas patriotas ha sido un accidente o un atentado, porque el pueblo llano, siempre grosero e iletrado, no va a entender adecuadamente la riqueza de tus matices lingüísticos y los fachas aprovecharán para criticarte (no saben hacer otra cosa).

Obviamente, todo esto es lo procedente mientras aún esté caliente el cadáver (al menos, en la corta memoria de la opinión pública). Una vez que la plebe se preocupe de nuevo de la jornada de liga, los últimos escándalos de la prensa rosa y demás cuestiones verdaderamente relevantes, todas estas normas puedes (y debes) olvidarlas hasta la próxima acción armada con resultados colaterales de fallecimiento. Usando estas normas tras esos fallecimientos desafortunados y olvidándolas poco después, demostrarás una gran capacidad de adaptación a los acontecimientos, lo que llaman "cintura política". Recuerda que eres alguien demasiado profesional como político como para encadenarte a esos grilletes llamados "principios".

viernes, 5 de diciembre de 2008

¿Cómo contaría un proetarra el atentado a su hijo?

"-Papá, han matado a un abuelito en Azpeitia...

-¿A quién le has escuchado decir eso?

-Lo han dicho en la tele.

-A ver si tienes más cuidado con las teles que ves, que te meten mierda en la cabeza. Lo que ha pasado en Azpeitia, hijo mío, es la expresión de un conflicto histórico, la cara amarga de la defensa desesperada que los oprimidos tienen que oponer a los invasores. Aún eres muy niño para entenderlo bien, pero ya te lo enseñarán en la escuela.

-Entonces...

-Entonces, las cosas no son tan fáciles. Las cosas no son blancas o negras, sino que hay muchos grises. Y hablando de que hay muchos grises, eso es lo que había con Franco, muchos "grises". Lo que pasa es que no ha dejado de haberlos; los hay por todas partes, pero ahora van vestidos de muchos colores.
Verás, hijo, que muera un hombre no es algo alegre, pero lo verdaderamente triste es que aplasten un pueblo. Eso sí que lo cambia todo.

-¿Qué es lo que cambia?

-Todo. Hace que nada sea lo mismo. La tele que habrás visto pondrá de malos a los jóvenes que ayer en Azpeitia se vieron obligados a expresarse con una acción armada. Pero no olvides que lo hacen por un bien mayor que es el del pueblo vasco, que como es un bien colectivo, merece sacrificios individuales.

-¿Cómo el del abuelito que mataron?

-No, no me refiero exactamente a esos sacrificios. Me refiero al sacrificio de esos jóvenes que escogen una vida de lucha por su pueblo y se sacrifican para traernos la libertad. Podrían vivir con normalidad, pero no. Se atreven a encararse con un todopoderoso capitalista siendo sólo dos contra él y le dejan las cosas claras. Si algún día eres plenamente libre, hijo mío, se lo deberás a gente como ellos.

-Entonces, ¿el abuelito era malo?

-Pues fíjate que era un explotador: más de 380 personas explotadas por él y obligadas a colaborar con un proceso de colonización y deseuskaldunización como es eso de la "Y" vasca... cuando de todos es sabido que el euskera no tiene "ys" griegas... Loyola es "Loiola", Idoya es "Idoia"... Eso no te lo dicen en la tele, claro, lo de que llamar a eso "y griega" es en realidad atentar contra nuestra identidad. ¡¡¡Eso sí que es un atentado!!!

-O sea, que los que dispararon eran los buenos.

-Ellos no dispararon por su voluntad, recuerda, sino porque se vieron obligados debido a una situación de conflicto, a un sometimiento de su tierra y sus vecinos por un agresor extranjero. La violencia previa obliga a hacer cosas que cogidas fuera de contexto parecen dudosas, aunque en realidad sean heroicidades. Y no olvides que esos jóvenes luchan por el obrero y que seguramente sean gente muy culta y muy preparada. Seguro que han leído "El Capital" de Marx, ¡los tres tomos, fijo!
Luchan por una Euskal Herria libre y socialista. ¿Qué más se les puede pedir?

-Papá... ¿crees que yo podré llegar a ser como ellos?

-Pues hijo, no lo sé, porque es una vida muy dura; no como la de ese explotador al que ahora nos quieren pintar como a un tipo majete cuando llevaba toda la vida desangrando a obreros y enriqueciéndose con las plusvalías de sus esclavos asalariados.

Pero no hace falta que seas como esos jóvenes, hijo mío. Ellos hacen una labor muy importante, pero nosotros hacemos otra no menos relevante comprendiéndolos y arropando sus actos. Y si logramos que nuestros enemigos piensen que jamás podrán vencernos sin darnos al menos parte de razón, algún día cercano, toda esta tierra será de gente como nosotros."






(Descanse en paz Ignacio Uría y que nosotros no demos descanso ni a sus asesinos ni a quienes les apoyan.)

miércoles, 3 de diciembre de 2008

La vacuidad declarativa de CULTURA 3.0

Hace unos días se presentó la plataforma CULTURA 3.0, transposición española de la Fundación EDGE. Veinte años después (toda una generación) esta idea llega a España, indicándonos el retraso acumulado por nuestro país, nunca suficientemente enjugado a pesar de los avances zigzagueantes de las últimas tres décadas.

¿Es ciertamente un avance el surgimiento de esta plataforma en España?

En su web dicen que la finalidad de la idea matriz (Edge) es promover la investigación y la discusión de ediciones intelectuales, filosóficas, artísticas, y literarias, así como trabajar para conseguir el logro intelectual y social de la sociedad. Asimismo, Cultura 3.0 se arroga una "misión". Caramba. ¿No podrían haber escogido otra palabra? ¿Qué tenían de malo "objetivos", "intenciones" o "finalidades"? Eso de "misión" queda un tanto mesiánico y contradictorio con el enfoque supuestamente perseguido. Los humanos pensamos con palabras y al escogerlas mostramos nuestras preferencias -a veces inconscientemente-. Pero vayamos al meollo. La misión dicen que es "propagar la ciencia de vanguardia y los valores seculares en nuestra sociedad". Eso de "valores seculares" la verdad es que puede sonar ideológicamente conservador. No es difícil imaginarse a alguien contrario al matrimonio homosexual defendiendo su postura basándose en "valores seculares". Prosigamos con lo que dicen que es su misión:

"Nuestros intereses abarcan la cultura científica, política, tecnológica, literaria, artística y lúdica, enfocados desde una nueva conciencia social libre de elementos sobrenaturales y dogmáticos, una "tercera cultura" que favorece el diálogo de las ciencias y las humanidades."

El caso es que muchos grandes sabios han conjugado las ciencias y las humanidades y no sólo los antiguos sabios griegos. Muchos grandes filósofos fueron matemáticos. La mayoría de obras de Newton versaron sobre religión, por poner sólo un ejemplo. Cualquier persona verdaderamente ilustrada tiene claro que las fronteras entre los distintos saberes humanos son profundamente artificiales y sólo una convención surgida de la expansión y especialización de cada rama del saber (opera una especie de "división del trabajo" al estilo de lo mostrado por Adam Smith pero a nivel intelectual y de progreso del conocimiento).

Luego dicen:

" Pretendemos impulsar [...] los valores del pensamiento crítico y el naturalismo positivo, con el fin de poder combatir conjuntamente el pensamiento fláccido y las malas prácticas que erosionan nuestro potencial evolutivo como sociedad."

Pero como parece que a la hora de redactar han mezclado un poco los temas, en el apartado de "quiénes somos" hablan mucho más de la "misión".

"El propósito de esta iniciativa es establecer un movimiento en España basado en esta nueva manera de percibir “la cultura”, y de promoverla como un vehículo para el desarrollo del juicio crítico en nuestro país. Cada vez hay más personas dispuestas a educarse y liberarse de las supersticiones y los dogmas que reducen su campo de acción personal y social."


¡Tate! Suena bien, ¿no? ¿Quién va a oponerse de entrada al juicio crítico? Incluso los más fanáticos (o mejor dicho, especialmente ellos) presumirán locuazmente de que sus convicciones son fruto del juicio crítico. Lo cierto es que lo de "combatir el pensamiento fláccido y liberarse de supersticiones y dogmas", es algo que cualquier liberal juicioso recibirá con los brazos abiertos (y rostro esperanzado de "¡ya era hora!"). Máxime cuando al final citan a un liberal de la talla de Revel para dar empaque a la declaración (uno tiene su corazoncito, oiga).

En el intermedio de la exposición de "quiénes somos" explican el nombre de la plataforma alegando la existencia de dos culturas anteriores. No sé si de manera consciente o inconsciente, corren el riesgo de apestar a "tercera vía" pero cuando uno empieza a torcer el gesto, te dejan patidifuso con una afirmación curiosa:

"Tercera Cultura representaría la “Era de la Ciencia”. Esta Cultura difiere de las otras por un simple rasgo: No acepta verdades absolutas."


Acojonante.

Para empezar, porque lo de la "Era de la Ciencia" puede ser cualquier cosa menos novedoso. Sería muy prolijo enumerar cuántos disparates ideológicos han dicho basarse en la Ciencia, podemos mencionar tan sólo dos: el socialismo "científico" (cuya imposibilidad científica fue demostrada por Mises, Hayek y más recientemente por Huerta de Soto) y el nacional-socialismo, que incluso alumbró su propia "ciencia", como el comunismo con gente como Lysenko.

Además, lo de que su plataforma represente toda una era no dice mucho sobre la modestia de los "plataformantes". Junto a ese epígrafe grotescamente titulado "misión" arroja una sombra de mesianismo más hilarante que tenebrosa.

Para colmo, resulta que "no aceptan verdades absolutas". Toma ya. Cuesta pensar en las disertaciones de un astrofísico que no acepte nada de la Teoría de la Relatividad o de la Mecánica Cuántica, la de un biólogo que rechace de plano la Teoría de la Evolución o un neurólogo que niegue la validez de los descubrimientos de Ramón y Cajal. La esfericidad de la Tierra ¿se considera una verdad absoluta y por tanto "no aceptable" por Cultura 3.0?

Intentan salir de la contradicción a continuación diciendo que:

"Esto evidentemente no significa que no acepte verdades funcionales, puntos de partida asumibles desde donde poder progresar y avanzar en quizás el rasgo más importante de la cultura: el desarrollo del juicio crítico."

Vamos, que sí, pero no; o no, pero sí. Lo que nos lleva a la pregunta de siempre con cualquier conjunto de ideas: ¿dónde empiezan y donde acaban (si es que acaban) las verdades absolutas que deben aceptarse como presupuestos fundamentales a partir de los cuales edificar una construcción ideológica?

Para Von Mises, empezaban en la acción humana. Para Descartes, empezaban en el cogito, ergo sum. Probablemente para Nacho Vidal empiecen en el "coito, ergo sum" y para Pepe Blanco en el "insulta que algo queda". Vamos, que con esa inconcreción no llegamos muy lejos.

Y para acabar de arreglarlo, nos sueltan lo siguiente:

Con la ciencia se acaban los “ismos”

¿Seguro? La Ciencia ha sido sirvienta y fundamento de muchos "ismos" cuando ha sido despojada de principios. Pero lo más curioso de esta afirmación es que allana el camino del cientificismo, que es otro "ismo" y no de los menos peligrosos. Además, parece que se quiera usar la Ciencia como vacuna, defensa y ariete contra todos los "ismos" como si todos merecieran la misma consideración.

¿Consideran los plataformantes de Cultura 3.0 igual de peligrosos hoy en día el islamismo y el cristianismo? ¿El nazismo y el pacifismo? ¿El comunismo y el conservadurismo? ¿El imperialismo y el patriotismo? ¿El nacionalismo y el ecologismo?

¿Y el socialismo y el liberalismo?


En definitiva, todo un ejercicio de vacuidad declarativa que me temo que es deliberada. Las palabras se las lleva el viento, así que, como en tantas cosas, habrá que estar a los actos de la plataforma para valorar si su aparición es un avance real o un mero añadido al paisaje.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Contra el estatismo de mercado y el intervencionismo salvaje.

(Una defensa del capitalismo global y el libre mercado).

Hace ciento veintisiete años en la localidad austrohúngara (hoy ucraniana) de Lemberg nació Ludwig Von Mises. Aunque mucha gente no haya oído hablar de él y menos aún le hayan leído (incluidos los supuestos analistas económicos que hoy fingen saber todo sobre una crisis que hace seis meses negaban por motivos electorales), Von Mises fue probablemente el mejor economista del siglo XX, lo cual es casi como decir que ha sido el mejor economista de la Historia.
Y precisamente hoy es necesario tener a Mises como referencia al comentar hechos acaecidos recientemente desde una óptica que combata la doctrina del pensamiento único retroprogresista.

I) Anticapitalismo y demagogia:

Debido a las quiebras de algunas empresas y entidades financieras y a los severos recortes en las cotizaciones bursátiles de otras, está habiendo una campaña mediática mundial claramente anticapitalista. A nivel local, comprobamos que tanto Iñaki Gabilondo (periodista del Grupo PRISA) como Pepe Blanco (algo así como un portavoz del PSOE y el Gobierno) y Felipe González (Presidente del Gobierno de España por el PSOE desde 1982 hasta 1996), han indicado que las recientes quiebras de sociedades norteamericanas "suponen para el capitalismo lo que la caída del muro de Berlín fue para el comunismo".
Además de la enésima confirmación de la identidad ideológica, retórica y de intereses del PSOE y PRISA, tal afirmación nos informa sobre la "altura" intelectual de quienes la sostienen y su capacidad de deformación de la realidad. Ciertamente, comparar la quiebra de bancos y empresas (algo natural cuando se invierte erróneamente a lo largo de muchos años) con el colapso del mayor sistema totalitario y genocida que han visto los siglos, es –en el mejor de los casos- un ejercicio de imaginación que apesta a revanchismo marxistoide.
Tamañas sandeces son vociferadas desde púlpitos muy diversos, como el de la cabeza de la Iglesia Anglicana, el arzobispo de Canterbury y también el de York, que han salido resumiendo la situación actual diciendo que "Marx tenía razón".Churchill estará revolviéndose en su tumba y Thatcher también lo estaría si estuviera tan muerta como sus detractores desean.
El presidente español indica que la crisis es causa de la falta de regulación (demostrando que de nuevo habla de lo que no sabe), que la han provocado los "neocon" surgidos con Reagan (en esto lleva parte de razón: no se salva ningún presidente de EE. UU. pero podría haberse acordado de Clinton) y que "ahora más que nunca hacen falta políticas socialdemócratas" (¿más? ¿Le parece poco a dónde nos han llevado esas mismas políticas?).

El presidente de la patronal de empresarios españoles (CEOE) indica que "hay que abrir un paréntesis en el libremercado" debido a la excepcionalidad de la situación. Demuestra así que poco tiene de capitalista, si acaso, de capitalisto, y que no cree en la libertad de mercado sino en el auxilio estatal, la intervención de los amigotes del Gobierno y que el contribuyente pague los errores ajenos. Por supuesto, los intervencionistas estarán encantados de la munición dialéctica proporcionada, pero a semejante sinvergüenza no le importará mientras esos mismos intervencionistas amigos suyos de siempre, gasten dinero público (el nuestro, es decir, dinero privado expropiado) en sacarle del "apuro". Además, decir que hay que abrir un paréntesis en el libre mercado supondría estar inmersos en dicho libremercado, algo más que discutible, entre otras causas, debido a las prácticas monopolísticas de las grandes empresas, prácticas permitidas, cuando no fomentadas, por la mayoría de Gobiernos.
Afortunadamente, alguien de la propia organización, el presidente de los pequeños y medianos empresarios, CEPYME, ha respondido con sorna preguntando si hay que traer a Fidel Castro para gestionar ese "paréntesis en el libremercado".

Los suplementos de los periódicos, las portadas de las revistas económicas, las tertulias de radio y televisión nos presentan la situación actual como el principio del fin del sistema de organización socioeconómico que –mal que les pese a tantos- ha procurado más progreso y bienestar a la Humanidad en toda su historia (y se alegran… da que pensar, ¿no?).



II) Premisas fundamentales de uso común contra el capitalismo y el libre mercado:

Pero, ¿realmente supone esta crisis un antes y un después en dicho sistema?
¿Son las causas de esta crisis cualidades perversas del capitalismo inherentes a él o hay que buscar esas causas en la actuación de determinados agentes patrocinados por los Estados?
¿Estamos realmente en una sociedad tan capitalista como se nos dice?
Las respuestas a estas preguntas, si atendemos al pensamiento dominante, parecen obvias y refutarlas parece algo digno de iluminados, frikis y personas incapaces de ver "lo obvio". El curso de razonamientos que se nos transmite como imposible de rebatir y que ni siquiera acepta debate, es el siguiente.

1) Los Estados Unidos son el colmo del capitalismo, una sociedad ultraliberal y sin apenas regulación legal de la actividad económica, por lo que determinados agentes económicos campan a sus anchas haciendo lo que les viene en gana.

2) Como el germen de la crisis viene de EE. UU. y es allí donde se ha manifestado más virulencia (por ahora), sólo cabe pensar que estos hechos son la consecuencia inevitable del punto uno.

3) Por tanto, si queremos evitar que esto vuelva a suceder en el futuro y aminorar los perjucios que nos cause esta crisis, debemos hacer todo lo contrario a lo que la ha causado. Si ha habido nula regulación, ahora debe de haber más y ser exhaustiva. Si el Estado no ha intervenido, ahora debe hacerlo mucho más minuciosamente. Si la causa es el liberalismo económico, el capitalismo "salvaje", debemos empujar el péndulo al extremo contrario.

Estas premisas y sus consecuencias aparentemente lógicas se asumen sin oposición ideológica en el 95% de los medios de comunicación. Apenas hay diferencias entre izquierdas y derechas (los conservadores suelen ser tan intervencionistas como los izquierdistas, aunque ambos sectores acusen al otro de usar el poder para controlar al ciudadano como si ellos no lo hicieran).
Pero fijémonos una a una en las premisas de este razonamiento que por la mayoría de la gente ni se discute.



III) Somero análisis del razonamiento anticapitalista:


Premisa 1): [i]Los EE. UU. son la patria del capitalismo y el liberalismo económico y la falta de regulación estatal.
En España, más del 40% de la actividad económica le corresponde al Estado.

¿Sabéis cuál es el porcentaje en EE. UU.? Un mastodóntico 35%. En la UE el porcentaje ronda el 46% y en todo el mundo, supera claramente el 50%.

¿Y dicen que estamos en un mundo capitalista?

La diferencia de porcentaje con EE. UU. vemos que no es gran cosa, poco más de un 5%, pero nadie dirá que EE. UU. es sólo un 5% más capitalista que España o que España es sólo un 5% menos capitalista que EE. UU. Evidentemente, el porcentaje no lo es todo, pero es orientativo.
Sin duda alguien puede decir "bueno, en todo caso, eso supone un 65% de actividad económica debida al sector privado, por lo que podría decirse que EE. UU. es capitalista en un 65% y de economía planificada en un 35%". Aceptemos esta simplificación. Ya tendremos que olvidarnos de eso de que es la patria del capitalismo y el colmo del liberalismo, ¿no? En el mejor de los casos, estamos ante un país de economía mixta entre la planificación estatal (lo que identifica al socialismo) y la autonomía de los agentes económicos para desarrollarse en base a su propia iniciativa (lo que identifica al capitalismo, al menos a grosso modo).
Pero, ¿cabe decir que esos porcentajes encierran claramente la verdad? No creo que haga falta explicar que unos sectores económicos son más importantes que otros. Y hete aquí que el Estado se reserva dentro de ese 35% muchos cuya influencia decisiva se extiende a ese 65%. La lista sería muy larga, pero voy a nombrar sólo dos:

1)La emisión de moneda y los tipos de interés

2)La regulación (detalladísima aunque se nos diga lo contrario) de los mercados financieros; cosa distinta es que haya sido ineficaz. Pero de esa ineficacia, el responsable será, precisamente, el Estado.
Si el Estado, vía Banco Central (la FED en EE. UU.) decide imprimir más billetes sin respaldo económico real (como el que hay bajo el patrón oro), aumentará el dinero circulante y subirán los precios, se devaluará la moneda y la economía perderá competitividad. Ningún liberal defenderá tal cosa, y menos con un sistema de dinero fiduciario. Los liberales (esos tíos tan raros) defienden el retorno al patrón oro, algo que pone los pelos como escarpias a los estatistas, ya que proporciona más poder al ciudadano a cambio de quitárselo al Estado.
La FED no es una institución capitalista, sino más bien al contrario. Se creó en 1913 a iniciativa del lobby bancario y colusorio dirigido por J.P. Morgan. La FED, como cualquier Banco Central, es un instrumento del Estado para planificar la economía. No suena muy capitalista, ¿verdad? No parece que la FED sirva tanto a los propósitos liberales del laissez faire como a los planificadores de un Socialismo atenuado. Por último, la FED emite moneda en régimen de monopolio, blindado por la legislación estatal. Decir que esa prerrogativa monopolística es una característica inmanente a un sistema capitalista, no deja de ser más que dudoso.Además, la FED decreta (por vía de monopolio legal) el tipo de interés, otro elemento de dirección férrea de la Economía en manos del Estado. Es la expansión crediticia auspiciada por Greenspan (quien bajó los tipos de interés a porcentajes históricos) durante la era Clinton y la política de alocado déficit y proteccionismo de Bush tras el 11S (¿pero no dice "EL País" que Bush es liberal?) lo que ha envilecido el dólar y facilitado que los Bancos pudieran conceder hipotecas de altísimo riesgo a quienes no podrían pagarlas (las ya famosas subprime). Y si los bancos lo han hecho es porque sabían que de venir un crack, el Estado no les dejaría quebrar por motivos electoralistas. No es casualidad que estas entidades hayan quebrado justo antes de las elecciones norteamericanas: era el mejor momento para ellas, el momento en el que ningún político va a negarse a que cierren entidades demasiado grandes.
Respecto a que el mercado de EE. UU. está poco regulado, es lisa y llanamente un disparate. Está mucho más regulado que el español, por ejemplo. De hecho, hay una institución reguladora casi en cada sector económico. En un principio defendían la libre competencia con sus regulaciones, pero desde hace décadas las empresas necesitan que sus bufetes de abogados alcancen unos niveles de especialización abrumadores en las regulaciones exhaustivas de cada sector empresarial. Y dos de los sectores más regulados son precisamente donde se ha generado la crisis: el inmobiliario y el financiero.

¿Casualidad?

¿Cómo se explica que si "la culpa es de la falta de regulación" los sectores críticos hayan sido precisamente dos de los más regulados e intervenidos? ¿Por qué no ha surgido la crisis en sectores mucho menos intervenidos por el Estado como las comunicaciones, los servicios o los bienes de consumo? ¿Cómo es posible que la crisis haya surgido en los dos sectores donde el Gobierno interviene con mayor discrecionalidad y no en los verdaderamente dejados "de la mano invisible del mercado"?

Comentada la falsedad de la premisa primera ( "Los EE. UU. son el colmo de la no regulación y el capitalismo" ), sigue la dos:

2)Si la crisis se inicia en EE. UU. y en esos sectores económicos, se debe a la primera premisa.

Pero ya hemos visto lo endeble que es esa premisa aceptada por casi todos. Resulta que el sector financiero y el inmobiliario están amplísimamente regulados e intervenidos por el Gobierno. El suelo, por ejemplo, está intervenido en casi todos los Estados del país, las licencias de construcción se consiguen tras un proceloso trajín burocrático (¿pero no nos decían los progres que los agentes económicos hacían en EE. UU lo que les daba la gana como y cuándo querían?). El sector bancario, también reguladísimo, ofrece créditos y préstamos según la oferta monetaria y los tipos de interés, que son decididos por… ¿quién?

¿El mercado?

No

¿La banca privada a su libre albedrío?

No, o al menos no directamente, otra cosa es que sobornen…

¿Los malvados liberales ultracapitalistas?

Buen intento, pero no estamos en la SER. En EE. UU y en todo el mundo (para nuestra desgracia) los tipos de interés y la oferta monetaria están decididos unilateralmente por los Bancos Centrales, es decir, organismos ESTATALES que planifican (o eso intentan, los resultados los estamos viendo ahora) la economía. Es decir, que un elemento trascendental de la economía (el precio del dinero y el volumen de la oferta del mismo, así como la creación del dinero bancario) está intervenido estrictamente, detalladamente, cuidadosamente… por el Estado.
Con todo esto, llegamos al ahora difícilmente sostenible punto tres:

3) Por tanto, si queremos evitar que esto vuelva a suceder en el futuro y aminorar los perjucios que nos cause esta crisis, debemos hacer todo lo contrario a lo que la ha causado. Si ha habido nula regulación, ahora debe de haber más y ser exhaustiva. Si el Estado no ha intervenido, ahora debe hacerlo mucho más minuciosamente. Si la causa es el liberalismo económico, el capitalismo "salvaje", debemos empujar el péndulo al extremo contrario./
Si llevas haciendo algo mucho tiempo y no funciona, es normal pensar en hacer algo distinto e incluso, lo contrario. Pero lo que se lleva haciendo mucho tiempo ¿es la aplicación real del capitalismo o su ablación mediante el intervencionismo desaforado?


IV ¿Cuál ha sido realmente el sistema imperante durante todos estos años?

Si realmente necesitamos que intervengan los Estados ahora, ¿no podrían haberlo hecho antes?
Efectivamente, es que ya lo han hecho antes. Mejor dicho, no han dejado de hacerlo en ningún momento. Y no sólo mediante la regulación estatal y la emisión de moneda y fijación del tipo de interés a mayor gloria del político de turno (insisto, elementos planificadores que nada tienen de capitalistas y sí de estatistas).
El Gobierno Bush nada ha tenido de liberal. Bush nunca dijo que fuera liberal, sino "conservador compasivo" (terminología que enraíza en la importancia de la religión en los EE. UU. aunque por aquí en los arrabales del imperio nos suene extraña). Bush disparó el déficit, aumentó el aparato gubernamental (tras prometer que lo reduciría), el intervencionismo en la educación y la sanidad, aprobó un descomunal paquete de medidas arancelarias de corte mercantilista que harían vomitar a Adam Smith y recortó las libertades individuales tras el 11-S mediante la "Patriot Act". Achacar las consecuencias económicas de su mandato al liberalismo es como achacar el genocidio nazi a la tolerancia racial y el civismo de Hitler.
Y es que otro de los mitos izquierdistas consiste en identificar a los liberales con la derecha conservadora. Cierto es que hay liberales que se consideran conservadores, como otros se consideran anarquistas. Cierto es que Hayek indicaba que ante el socialismo, el liberalismo sólo podía influir en los políticos a través de partidos conservadores (lo mismo pensó Pedro Schwartz cuando fundó un partido político tras la transición y luego propugnó su fusión con Alianza Popular). Pero [b]la derecha conservadora suele ser tan intervencionista como la izquierda[/b], y por eso los dos mayores defensores del "plan de rescate financiero" son… ¿adivináis?
¡George W. Bush y Barack Hussein Obama! Ambos ante el gesto torcido de McCain.

¿En qué consiste ese "plan de rescate"? Básicamente, en aplicar quimioterapia a quien no tiene cáncer y sí una infección grave. No remitirá la enfermedad más que en apariencia y a muy corto plazo y se multiplicarán los problemas a la larga. Pero esto que se presenta como algo "nuevo" y casi como "el acta de defunción del capitalismo" no es ni más ni menos que la misma receta del New Deal de Roosevelt a la luz de la hoguera keynesiana. No es ni más ni menos que la traslación de lo que dijo Nixon con aquello de "Todos somos keynesianos". No es ni más ni menos que lo que llevan haciendo periódicamente los gobiernos norteamericanos en los últimos quince años.

Hace un año ya se inyectó liquidez a los mercados, tanto a nivel europeo, en agosto del 2007 (se dijo que era una inyección de liquidez "histórica" como a nivel estadounidense.
Se dijo que era para evitar justo lo que está pasando. Se hizo hace un año exactamente lo mismo que van a hacer ahora, pero a menor escala. Como se ve, no se logró evitar la crisis, al contrario, se agravó el proceso al poner la crisis en estado de falsa latencia, propiciando más errores de inversión y el aumento de la burbuja que necesariamente debe estallar. Al inyectar dinero en activos no rentables, se distorsiona el valor de mercado de esos activos y se propicia que quienes los han gestionado no los liquiden, inflando así sus cuentas (con la infame colaboración de las corruptas e ineficaces agencias de "rating" que no han advertido de los riesgos).
Si no funcionó hace un año ¿qué hace pensar que ahora sí?
El Ministro de Economía español (ése que ahora dice que "nunca ha negado la crisis" [sic]), Pedro Solbes, también inyectó liquidez el pasado abril, de resaca electoral y sin que casi se hablara del tema. Y lo hizo en base a las mismas causas que lo hace Bush ahora. Como puede verse, no logró nada, salvo arruinar la tesorería del Estado, ya esquilmada por la promesa de devolución de 400 euros a cada contribuyente (promesa sólo útil al ego del Presidente para poder sacar pecho diciendo que cumplió una de las 40 promesas que hizo, curiosamente, una de las más dañinas para el devenir de España a corto plazo).
Desde luego, las causas que han traído la crisis tienen poco de capitalistas. Lo que sí se ve reiteradamente es la función intrusiva de la actividad gubernamental en el mercado, el velo monetario que ciega a los agentes económicos a base de inflación y expansión crediticia y distorsiona el mecanismo de los precios. Si un elemento básico del capitalismo es la defensa de la propiedad privada, esta crisis tiene una de sus causas en la descomunal vulneración de la propiedad privada perpetrada por los bancos (con permiso y fomento de los Gobiernos al rebajar los tipos de interés), consistente en prestar más del 90% del dinero que les cedemos. Prestan a largo plazo el dinero que depositamos a corto plazo, de ahí primero la crisis de liquidez y después, cuando bajan los precios de los activos adquiridos, la crisis de solvencia.
Intervención, monopolios estatales, rescates con el dinero de los contribuyentes, asunción de pérdidas privadas por los ciudadanos sin que se les pregunte si están de acuerdo, vulneración de la propiedad privada de los depósitos bancarios, aniquilación del patrón oro para que el Estado tenga el poder absoluto en la oferta monetaria, compadreo lobbysta entre bancos y políticos que se cubren las espaldas unos a otros…
Quien diga que esto tiene que ver algo con el capitalismo, es porque le han metido en la mente una idea muy peculiar de lo que es el capitalismo. Y quienes hayan redefinido al capitalismo a su antojo para obtener poder sobre las mentes de millones, serán los mismos que han borrado a Mises de los libros de texto, ya no digamos de las tertulias políticas.
Yo no veo que las principales causas de la crisis sean inevitables, ni inherentes al capitalismo. Lo que veo es un intervencionismo que amordaza al mercado hasta convertirlo en un coto estatal cuyas llaves pertenecen al poder, un poder que ignora voluntariamente (cuando no las desconoce por pura estulticia) las leyes económicas sobre las que Mises y algunos otros arrojaron la luz del conocimiento. Lo que sí veo es que el mercado acaba convirtiéndose no en un capitalismo de Estado, como dicen muchos, sino en un socialismo de oligopolistas conchabados con los Gobiernos: Un estatismo de mercado, una amalgama de cárteles financieros mantenidos, criados y alimentados (y eventualmente salvados) por la acción expropiatoria que los gobiernos desatan sobre los ciudadanos, supuestamente en beneficio de estos últimos.
Lo que veo es un poder político que mediante el monopolio de la Ley hace y deshace a su antojo e interviene según le place, sin predecir adecuadamente las consecuencias ineludibles de su intervención y que luego, cuando fruto de sus desmanes y dinámicas intervencionistas, llega la crisis, nos ofrecen como cura y salvación la misma "medicina" que nos llevan administrando décadas: más intervencionismo.
Un intervencionismo que inventa sus propias reglas, pero que llegado el caso, no tiene inconveniente en saltárselas y declararlas legales [i]a posteriori[/i]. En definitiva, lo que tenemos no es un capitalismo salvaje, sino un intervencionismo salvaje. No hace falta más regulación (es casi imposible más), sino mejor regulación y generalmente, cuantas menos sean las normas, más sencillo será cumplirlas y más eficaces las consecuencias de su cumplimiento.
Lo peor de todo es que mucha gente, ante el pavoroso rostro de la crisis, solicitará protección e incluso verá como algo normal que sea el Estado quien tenga que vigilar la sociedad. Otros preferimos que sea la Sociedad quien vigile al estado, porque consideramos que el segundo es parte de la primera y no al revés, como pensaban individuos tan próximos (y no es ironía) como Mussolini y Stalin.
Es por ello por lo que creo que hay que combatir el monopolio del pensamiento dando cabida a opiniones a las que muchos no podrán (ni querrán) acceder. Sé que probablemente nadie lea ni escuche, pero quizá alguien se atreva a dudar de lo que le dicen y desee echar un vistazo a otras opiniones diferentes a las establecidas. Basta con que una sola persona dude de si todo está tan claro como parece para que el esfuerzo merezca la pena; pero para que surja la duda, es necesario que haya al menos más de una opinión y que se rompa el monopolio del pensamiento.
Y en la ínfima medida de mis posibilidades, eso es lo que he intentado hacer.



Dentro de una importante contribución original al pensamiento
económico, [Ludwig Von Mises] demostró que las depresiones eran consecuencia de
la políticas de expansión crediticia patrocinadas por los gobiernos pensadas
para rebajar los tipos de interés del mercado. Demostró que esas políticas
creaban malas inversiones a gran escala, que privaban de capital líquido al
sistema económico y llevaban a contracciones del crédito y de ahí a las
depresiones. Mises era un destacado defensor del patrón oro y del

laissez-faire en la banca, que, según creía, llevaría virtualmente a un
patrón de reserva de oro al 100% y haría así imposible tanto la inflación como
la deflación.
http://www.liberalismo.org/articulo/393/61/ludwig/von/mises/defensor/capitalismo/