lunes, 27 de abril de 2009

Pepe Blanco: de "insultador" profesional a factótum de la obra pública


La clave es Galicia. Zapatero no contaba con perder Galicia. Ni él ni nadie. La victoria de Feijóo ha supuesto una sorpresa incluso para el propio PP. Los desmanes del BNG del heroico Anxo Quintana, la campaña de Galicia Bilingüe y el exceso de confianza del propio PSdeG-PSOE hicieron que la pérdida de un solo escaño por los nacionalistas, diera la Xunta a un PP con menos votos que hace 4 años, ante un PSOE que no perdió votos. El PP lo vende como una gran victoria debido a que se esperaba su derrota, obviando el resultado ajustadísimo y los nulos méritos propios, sino deméritos ajenos.


Sin embargo, dicha derrota ha escocido mucho en Moncloa. El plan de Zapatero era que tras el uno de marzo, las tres comunidades autónomas españolas con fuerte sentimiento nacionalista fueran gobernadas por socialistas. Las consecuencias de este hecho sin parangón en la historia democrática serían de gran calado y le permitirían a Zapatero presentarse como el vencedor del nacionalismo, diferenciar su política del PP acusando a este de practicar un frentismo que fomenta el voto nacionalista y teledirigir la política autonómica (con la venia del casi siempre rebelde e incómodo PSC). La legislatura sería diferente. Estuvo a un puñado de votos, a un escaño de lograrlo, el escaño que el BNG cedió ante el PP gallego.






Me sorprende que a muchos analistas les haya pasado desapercibida la causa de la frustración de Zapatero, que no es meramente haber "perdido" Galicia, sino el no tener esa triple corona que supondría Galicia, Euskadi y Cataluña (Galeusca). Las baterías mediáticas estaban prestas a ensalzar al presidente como el gran pacificador de la cuestión nacional española, vendiéndonos la audacia con la que había derrotado a los nacionalismos en sus propios territorios usando para ello la "amabilidad" (lo que para otros es las cesiones continuas al ideario nacionalista) y el "diálogo", el "consenso" y otros conceptos de uso común en la verborrea progre.


El PP, que sigue en la inopia, no parece haberse dado cuenta de la jugada y de lo cerquísima que ha estado el PSOE de lograr ese gambito decisivo para la entronización de Zapatero como forjador de una especia de Pax autonómica zapaterina.


Sí se ha comentado que la derrota por los pelos en Galicia ha acelerado la crisis de Gobierno. Se han sustituido ministros con conocimientos (independientemente de su eficacia) por otros menos letrados (Economía y Cultura) pero mucho más fieles al "líder carismático", que es lo que a Zapatero le importa ahora que vienen mal dadas (lo de arreglar los problemas de la ciudadanía es secundario). Se intentan recomponer los puentes con PRISA para restañar las heridas surgidas de la guerra con Mediapro poniendo al hermano de Gabilondo. Se promociona a una inepta patológica pero profesional de la política como Trinidad Jiménez, cuyo único mérito es de nuevo la fidelidad ciega al líder. Y finalmente, está lo de PP... ¡uy! perdón, lo de Pepe (Blanco).


El hecho de que durante casi 9 años el encargado de la comunicación del PSOE haya sido Pepe Blanco demuestra la poca estima que tiene Zapatero por el intelecto de los españoles. Pepe Blanco ha sido para el presidente algo así como lo que fue Alfonso Guerra para Felipe González mientras se llevaban bien: el necesario Mr. Hyde del Doctor Jekyll. La "cara B", el "poli malo", el encargado de bregar en el fango usando las palabras duras, los argumentos torticeros, las mentiras más arriesgadas que después podrían usarse contra el partido. Que Blanco es un iletrado de razonamientos groseros, mendaz y sin escrúpulos es algo que ha quedado claro demasiadas ocasiones. Pero que nadie le subestime. Su labor ha sido eficacísima.


Ha sido el encargado de decir lo que pensaba Zapatero pero no quería decir para mantener una imagen de hombre de estado moderado y respetuoso. Ha sido el encargado de mentir un día sí y otro también diciendo que el 11-M fue culpa de Aznar por llevarnos a la guerra de Irak aunque la sentencia del caso y la resolución del recurso del Tribunal Supremo desligan el atentado de dicha guerra y de la política internacional del gobierno anterior. Sin embargo, Blanco ha estado diciendo continuamente esta falacia mucho después de la sentencia. También dijo que el atentado en Casablanca contra la Casa de España fue culpa de Aznar y que este había mandado a soldados españoles a la guerra. Mentira, los mandó acabada la guerra y junto a tropas de la mayoría de países europeos. El gobierno Zapatero votó en la ONU a favor del envío de tropas a Irak en el 2004... tras haber retirado las españolas. Toma coherencia.




Blanco ha sido la falsa liebre que ha absorbido las críticas que deberían haber sido dirigidas a Zapatero, haciendo una excelente labor de despiste del adversario y escudo del jefe. Ha sido el encargado de agitar espantajos sobre el Prestige, la Guerra Civil y la falta de liderazgo de Rajoy. Ha dirigido a las huestes mediáticas nacionallistas y socialistas contra Jiménez Losantos, Pío Moa y César Vidal y ha servido de apagafuegos en los centenares de casos de corrupción que tan sólo la prensa no adicta al PSOE publica. Ha logrado envilecer hasta la médula al votante socialista y multiplicar el odio al PP, consiguiendo que incluso por mal que lo haga el PSOE, por muchas mentiras que digan, muchos españoles sean incapaces de votar al PP.






El hecho de que Blanco haya resultado tan eficaz en su labor demuestra hasta qué punto el odio es el principal sentimiento en la opinión política de millones de españoles. En otro país menos visceral, Blanco jamás habría llegado tan lejos.






¿Y por qué le ponen de Ministro de Fomento?






No sólo por el pago de los excelentes servicios prestados, sino para que en el futuro sea el candidato de confianza de Zapatero a la Xunta de Galicia. Descontando que Feijóo agotará los 4 años de legislatura al tener mayoría absoluta, Blanco podrá haber terminado legislatura nacional como ministro habiéndose hecho las fotos con el AVE llegando a Galicia. Un AVE pensado, diseñado y aprobado por el Gobierno Aznar y que llegaría antes a la comunidad atlántica de no haber sido torpedeado por Magdalena Álvarez (aquella que dijo lo del "plan Galicia de mier...") hasta que Touriño presidió la Xunta (el PSOE siempre igual, que les pregunten a los madrileños).


Fomento es el ministerio del gasto público por antonomasia. El que permite mayor lucimiento a su titular, el que puede hacerse más fotos con obras que luego pueden señalarse con el dedo y decir "lo inauguré yo", como si el mérito de una infraestructura elaborada durante una década pudiera llevárselo un señor que han puesto por su fe ciega en el jefe y que —quién lo duda— no tiene ni puñetera idea de nada que no sea el insulto perpetuo al rival.

sábado, 25 de abril de 2009

Los socialistas son más iguales que los demás.

Sé que no le voy a descubrir nada nuevo a nadie, pero no deja de llamarme la atención —aunque cada vez menos— la forma en la que si dices que eres de izquierdas puedes hacer justo lo contrario de lo que predicas.


Tenemos un gobierno cuyo nivel cultural no deja de escarbar en el subsuelo de la indigencia intelectual más vulgar, pero aún así, no se necesita ser culto ni instruido ni brillante para ser coherente. Uno de los blasones dialécticos más visibles del gobierno que padecemos es el de llenarse la boca con grandes conceptos (paz, solidaridad, libertades, equidad...) aunque generalmente los pisoteen con sus actos. Uno de los conceptos e ideas más prostituidas es el de igualdad. Tanto que hasta se han sacado de la manga un ministerio sin competencias, pero con ese nombre (los ministerios de fraternidad y libertad parece que los dejen para mejor ocasión, electoral, se entiende). Como cabía esperar viendo el exitazo del Ministerio de Vivienda, también creado ex novo tras las elecciones (en este caso, las del 2004), el Ministerio de Igualdad no ha tardado nada en convertirse en plataforma de mercadotecnia para la venta e imposición del "producto ideológico socialista". Eso sí, para justificarlo, le han dado el encargo exclusivo de convertir un delito (el aborto) en un derecho, algo que necesariamente debería ser llevado a cabo por el ministerio competente, esto es, el de Justicia (independientemente de nuestra opinión sobre el aborto, que es otro tema más que espinoso).



Para empezar, es de chiste que el Gobierno que ha impulsado el nuevo Estatuto de Cataluña hable de igualdad entre españoles. Pero en esta semana que acaba hemos tenido una clara muestra del concepto de igualdad que maneja el socialismo. El flamante vicepresidente tercero (como si no tuviéramos ya bastante con dos), Manuel Chaves ha prometido al presidente de la comunidad autónoma de las Islas Baleares, el socialista Francesc Antich, que la nueva financiación autonómica reconocerá el crecimiento demográfico de las islas. Hasta ahí bien. Parece una cuestión de justicia (al menos si no ponemos en solfa a ese becerro de oro que es el gasto público, claro, que también sería otro espinoso tema). Lo que pasa es que Chaves afirma que reconocerá ese crecimiento demográfico de Baleares justo tras negarle lo mismo al presidente de Murcia Ramón Luis Valcárcel.



Vamos, que a los murcianos no y a los baleares sí. Huelga decir que hay que ser muy mal pensado para creer que esto tiene que ver con que en Murcia gobierne el PP y en Baleares el PSOE (versión catalano-balear) junto a una miríada de nacionalismos.


Como también hay que ser mal pensado para no entender que según el propio Chaves la aportación estatal a la financiación de Cataluña "no puede quedar por debajo de la media", cosa que sí es posible en el caso de la comunidad de Madrid. Obviamente, de nuevo quien crea que tiene algo que ver el hecho de que Cataluña esté gobernada por un hermano siamés del PSOE y Madrid por el PP de la ultraliberal y neofascista Aguirre, es un paranoico. Sencillamente es que los catalanes sí pueden ser iguales y los madrileños no o mejor dicho, que los ciudadanos gobernados por el socialismo son más iguales que los no gobernados por él.


El caso es que sería deseable que Chaves nos aclarara a aquellos que somos tontos de los cojones, es decir, los que no votamos a la izquierda (incluso aunque tampoco votemos a la derecha o lo hagamos con la nariz tapada y como mal menor), qué comunidades autónomas sí pueden tener una financiación por debajo de la media y cuáles no. Sobre todo porque por misterios matemáticos, si hay una media, necesariamente debe haber elementos que influyen en la determinación de esa media que estén por debajo y por encima de ella.



Pero si apenas saben hablar, como para pedirles que no atropellen el lenguaje matemático.

sábado, 18 de abril de 2009

Chávez, el "no enemigo" de las f.a.r.c. y el "democratómetro"



De todos es sabido el enorme potencial humorístico de los apóstoles del socialismo del siglo XXI (que es el mismo que el de los dos siglos anteriores pero aún más iletrado). Si no fuera por las miserias que causan, nos partiríamos de risa con sus ocurrencias. Suelen decir verdaderas sandeces, confiados en que sus partidarios son aún más ignorantes que ellos. El recurso al enemigo exterior les justifica para perpetrar cuantas barrabasadas pretendan y quien discrepe de ellos en sus países, es considerado automáticamente un traidor a la patria y a la causa "revolucionaria", un vendido al imperialismo y al capitalismo. Como vemos, lo típico de todas las dictaduras, nihil novum sub sole.

Recientemente el führercito caribeño Hugo CHávez Frías ha indicado que no es aliado de las f.a.r.c. pero tampoco su enemigo. El caso es que la primera parte de la frase es más que dudosa. Desde el abatimiento el pasado año de Raúl Reyes, el líder del movimiento terrorista f.a.r.c., Colombia se incautó de documentación que probaba el apoyo financiero y político del régimen bolivariano a dicha organización asesina (que por cierto, mantiene excelentes relaciones con la banda criminal española e.t.a.). Poco después, Chávez hizo que el parlamento venezolano reconociera a las f.a.r.c. como una organización política y culpara al gobierno colombiano de la violencia en el país vecino, es decir, exculpó a una descomunal banda de asesinos y secuestradores y etiquetó al gobierno democrático de Uribe de aliado del narcotráfico a pesar de que es bien sabida la relación entre los cárteles de tráfico de drogas y las f.a.r.c.


Pero imaginemos que todo esto no sucediera. ¿Tendría sentido aún así declararse "no enemigo" de una organización culpable de miles de asesinatos y secuestros? ¿No enemigo de una organización que desestabiliza a Colombia y lastra el progreso de toda una nación mediante el uso sistemático de la violencia?


Incluso aunque no existieran los lazos y simpatías evidentes entre Chávez y las f.a.r.c., la declaración de "no enemigo" respecto a estas es vergonzante y repulsiva. ¿Qué pensaríamos en España de alguien que se declara "no enemigo" de e.t.a.? Pues lo que hemos pensado la mayoría de, por ejemplo, Javier Madrazo, líder de Izquierda Unida en el País Vasco quien llegó a decir que su enemigo era antes el PP que la banda de asesinos.






Pero no contento con esta demostración de extremismo, el coronel Chávez ha dicho que Cuba es según él, mucho más democrática que los Estados Unidos de Norteamérica. Toma ya. Lo cierto es que no hace más que decir la misma sandez que les podemos oír a todos los progres antiamericanos aquí en España. Los mismos que se escandalizan ante la aplicación de la pena de muerte en Texas pero no dicen ni mu cuando se ejecuta en la comunista China o en la teocrática Irán.


Dice Chávez que a ver quién tiene el "democratómetro" para dilucidar qué país es más democrático. Como es obvio que demuestra unas limitaciones cognitivas muy severas, desde este humilde blog intentaré ayudarle a la hora de establecer unos criterios básicos para eso que parece que le resulta tan complejo de medir: la libertad.


1) En EE. UU. el máximo mandatario sólo puede permanecer en el puesto 8 años. En Cuba lleva el mismo más de medio siglo y el que hay ahora lo es por delegación y relación fraterna.

2) En EE. UU. cualquiera puede presentarse a un cargo político en diversos partidos o como independiente. En Cuba sólo pueden presentarse los miembros del partido único.


3) En EE. UU. hay 3 poderes establecidos con grandes grados de independencia entre sí, y un régimen de contrapesos entre ellos. En Cuba, el máximo mandatario tiene plena capacidad para dirigir cada parcela del poder público.


4) La Constitución de EE. UU. y su Declaración de Independencia reconocen al individuo como elemento esencial de la sociedad. En Cuba se reconoce al Estado como finalidad primordial a la que los individuos deben prestarse.


5) En EE. UU. se reconoce el derecho a la propiedad privada, en Cuba no existe tal derecho.


6) En EE. UU. no hay presos políticos y sus mandatarios son ridiculizados sistemáticamente todos los días en numerosísimos medios de comunicación. En Cuba, la mera crítica política (ya no digamos la crítica humorística) es motivo de investigación por las autoridades, incriminación y eventualmente, sanción penal, llegando incluso al encarcelamiento.


7) Los ciudadanos de EE. UU. tienen plenas libertades para salir de su país. Los ciudadanos cubanos deben pedir permiso para salir del suyo. A pesar de ello, los flujos migratorios son de Cuba hacia EE. UU. y no al revés. Si tenemos en cuenta la tendencia de las personas a querer vivir mejor, parece claro en qué país se dan mejores condiciones de vida.

Podríamos seguir así durante horas, pero no tendría mucho sentido. Si a Chávez le sirve de consuelo, hay que decir que por culpa de la Administración Bush primero y la Obama después, en EE. UU. se está dando un claro proceso de retroceso de las libertades y la democracia, acelerado con la excusa (que no la causa) de la crisis económica.


Vista su opinión, queda claro que cuando Chávez menciona su intención de democratizar Venezuela, está hablando de su intención de que se parezca más a Cuba que a EE. UU., de "cubanizar" su país. Siendo justos, hay que reconocer que va por buen camino y ha avanzado mucho en los últimos diez años. Ahora que ya tiene en su mano ser presidente perpetuo y morir en el trono (igual que gente tan democrática como su admirado Castro y otros como Franco y Stalin) y camina hacia el exterminio de la disidencia mediática y la implantación del partido único, tenemos claro que pronto los venezolanos estarán en un régimen tan democrático como en el que están ya los cubanos.


Que Dios los ampare.

sábado, 4 de abril de 2009

3 de abril: fecha de la crucifixión de Cristo.

Ayer, día 3 de abril hizo algo menos de 2000 años que en Jerusalén, fue asesinado en la cruz un hombre que pasaría a la Historia conocido como Jesús de Nazaret.



Quizá pueda sorprender afirmar esto en el día que la Iglesia celebra el Viernes de Dolores, como si hubiera adelantado una semana la fecha que se celebrará en 7 días, el Viernes Santo de este año 2009. Pero no se trata de guiarnos por el calendario lunar que utiliza la Iglesia, sino de intentar retroceder en el tiempo contando los días según nuestro calendario actual, aún sabiendo que esa manera de contar las fechas no se utilizaba durante los hechos comentados.

Independientemente de nuestra creencia o escepticismo acerca de la figura de Jesús de Nazaret (y de su naturaleza humana o divina), existen suficientes datos como para que se dé un debate auténtico sobre la fecha de su crucifixión. Si entendemos los evangelios como portadores de cierta historicidad y echamos mano de algunos historiadores prestigiosos, podemos calcular qué día (de nuestro calendario actual) fue en el que se crucificó a un personaje que acabaría siendo el más relevante de la Historia Occidental.

Los historiadores, biblistas y estudiosos del cristianismo incipiente han buceado en esta pregunta a través de tres calendarios (el judío, el juliano y el gregoriano), de las Sagradas Escrituras, de los siempre incompletos testimonios de la época y de las glosas parciales o interesadas de los historiadores del siglo I y posteriores. Además, es necesario navegar a través del hebreo, del arameo, del griego antiguo y del latín, cuando no de algún otro idioma usado por algún historiador o cronista previo a la Edad Media.

En la modesta medida de mis posibilidades y recopilando los saberes de otros, expondré someramente los motivos que llevan a muchos estudiosos a afirmar la fecha del 3 de abril como la más plausible para haber sido aquella en la que Jesús fue crucificado.

El "baile" de calendarios.

Lo primero de todo es rodear los obstáculos más evidentes:

1) Nuestro actual calendario es el gregoriano, llamado así porque fue establecido por el Papa Gregorio XIII en 1582 en sustitución del impuesto por Julio César en el año 46 a. C. obviamente, ya identificamos el 46 a. C. utilizando el gregoriano, que es lo mismo que vamos a hacer para el resto de fechas que cogemos como referencia. Dichas fechas referenciales no son discutidas hoy en día, por eso es factible apoyarse en ellas sin temor a que generen errores que se vayan arrastrando a lo largo del razonamiento y lo hagan naufragar.

2) En el calendario gregoriano se utiliza como referencia la supuesta fecha del nacimiento de Cristo (incluso para quienes no lo consideren Dios, tienen que considerarle casi omnipresente). Pero no hay acuerdo total sobre la fecha correcta de dicho nacimiento y por los estudios más fiables se considera que pudo acontecer en el año 7 u 8 a. C. Sí, parece un galimatías decir que Cristo nació en el 7 antes de Cristo.

Con respecto al primer obstáculo: el día 4 de octubre de 1582 fue seguido del 15 de octubre de 1582. Esto puede parecer que supone un desfase a la hora de retroceder el calendario gregoriano al siglo I, pero es justo al revés, dicho salto de diez días es el necesario para eliminar el verdadero desfase que durante 11 siglos fue acumulando el calendario juliano. Como vemos, 10 días de desfase en 13 siglos no supone ni un día por cada siglo. Esto significa que en el tiempo de la crucifixión, el desfase acumulado era inferior a un día, puesto que no había pasado ni un siglo desde la imposición del calendario juliano. Concretamente, el calendario juliano introduce un error de un día cada 128 años. Por tanto, entre el 325 del concilio de Nicea y el 1.582 (1.257 años) en el que entra el calendario gregoriano, hubo un desfase de once minutos por año debido al cómputo del año juliano, lo que arroja un desfase total de casi diez días.


El cálculo del desfase hay que realizarlo desde el año del Concilio de Nicea y no desde la entrada en vigor del calendario juliano debido a que ya se hizo un "ajuste" posterior a la crucifixión. Fue en el citado concilio de Nicea en el 325 d. C., donde se estableció como fecha de la Pascua cristiana el domingo siguiente al plenilunio posterior al equinoccio de primavera. De esta manera, se evitaba que la Pascua cristiana coincidiera con la judía, algo muy relevante en los primeros siglos del cristianismo donde la diferenciación con el judaísmo era vital.



Referencias bíblicas y extrabíblicas

Respecto al obstáculo número 2, aquí debemos de escoger entre pensar que los Evangelios son literatura religiosa sin carácter histórico alguno o bien pensar que sí tienen cierto rigor histórico. A día de hoy y sin existir un acuerdo pleno, hay pocas dudas sobre que muchos de los eventos narrados en los Evangelios pueden ser rastreados por los historiadores. Uno nos resulta singularmente útil: la matanza de los inocentes ordenada por Herodes el Grande para asesinar al que los judíos esperaban fuera su Mesías recién nacido (Mateo, capítulo 2).

La fuente principal la proporciona Macrobio, historiador romano del siglo IV d. C. que documenta la matanza de niños ordenada por Herodes el Grande, rey gentil (no judío) impuesto por Roma a los judíos y de quien podemos constatar que murió en el año que hoy denominamos como 4 a. C. Herodes mandó matar a los niños menores de dos años algún par de años antes de su muerte. Este dato, unido a lo que mencionaré después, abre la posibilidad de que si el niño nacido en Belén de Judea y adorado por unos extraños personajes de Oriente (y de quienes los Evangelios en ningún momento dice que fueran "reyes") y el predicador que fue crucificado tiempo después en el monte Calvario, fueron la misma persona, Jesucristo hubiera podido vivir más de 33 años.

Ahora bien, ¿cómo determinar la fecha de la crucifixión?


La Pascua judía, la pista necesaria

En los Evangelios sinópticos (Mateo capítulo 26, 17; Marcos, capítulo 14, 12-21, Lucas, capítulo 13, 18 – 30) se dice que "el primer día de los Ázimos" los apóstoles prepararon el convite que pasaría a la Historia como la "Sagrada Cena". Es un pista extraordinaria. Los judíos celebraban su salida de Egipto durante siete días en su Pascua. Por si el detalle fuera pequeño, en el evangelio de San Mateo se indica que el día de la crucifixión era la "parasceve", es decir, la preparación de la Pascua judía (Pesaj) y anterior a un shabat. De aquí deriva la necesidad de que la crucifixión cayera en viernes y también en parte el hecho de que la festividad de la Semana Santa no tenga una fecha concreta. Obviamente, si se celebrara en una fecha determinada, no siempre coincidiría en los mismos días de la semana. Cabe resaltar además, que como Jesús y sus apóstoles seguían las tradiciones hebreas, los historiadores consideran que con mucha probabilidad, la famosa "Sagrada Cena" habría sido en realidad un "séder pascual", esto es, el banquete pascual judío.

Al nombrar a la "parasceve", los historiadores deducen que el día de la crucifixión no fue un viernes normal, sino el anterior a un "Shabat HaGadol" o "sábado grande" (se conmemoran los prodigios que permitieron la salida de Egipto). En los evangelios nos indica que sería el día 14 del primer mes del calendario judío (Nisán). Pero alrededor de aquellos años, sólo hubo dos "Shabat HaGadol" que coincidieran con esa fecha del mes de Nisán y ambos están bien localizados por los historiadores: el 8 de abril del año 30 y el 4 de abril del 33. Las dos fechas probables de la crucifixión son los dos días anteriores a los mencionados.



La cronología de los emperadores entra en juego


Finalmente, un historiador del siglo V, Juan Malalas, proporciona el dato decisivo en su obra "Cronografía":

Jesucristo, Nuestro Señor, fue crucificado el séptimo día antes de las calendas de abril, en el mes de marzo,[…] en el año dieciocho y en el séptimo mes del reinado del emperador Tiberio.



La mención de marzo no es problemática, pues cuando Malalas escribió, lógicamente desconocía el ajuste que más de mil años después llevaría a cabo Gregorio XIII.
Sabemos como dato irrefutable que Tiberio fue declarado César el 18 de septiembre del 14 d. C., con lo que el sumatorio de esta fecha junto al cómputo que proporciona Malalas ya nos da abril del año 33.

Hay que señalar que Malalas podría estar equivocado. Su condición de cristiano podría ser vista como un argumento en contra de su imparcialidad. Ciertamente, de ser la única referencia en juego, no podríamos otorgarle completa certeza a su testimonio. Pero sin embargo hay diversos argumentos que refrendan su aserto sobre la fecha de la crucifixión:


El emperador Tiberio, bajo

cuyo dominado se ejecutó a Jesucristo


Juan Malalas fue un escritor antíoco del siglo V. En aquella época, ante el progresivo derrumbe del Imperio Romano de Occidente, el "cristianismo oriental" era mucho más activo teológicamente que el occidental. En la mayoría de sínodos y concilios, los obispos, teólogos y pensadores orientales suponían numéricamente una abrumadora mayoría sobre los occidentales. Es un dato relevante para entender hasta qué punto en Antioquía se hilaba mucho más fino en no pocas cuestiones que atañían al orbe cristiano, tanto más en algo tan singular y relevante como la fecha de la muerte del Salvador.
Malalas se propuso realizar una historia del mundo (empezó siendo la historia de su ciudad) y le salieron 18 tomos con el título de "Cronografía". Es una obra hoy en día no conservada íntegramente y criticada por numerosas inexactitudes y por aceptar numerosos hechos rayanos en la leyenda cuando no muy discutidos históricamente. Sin embargo, esta obra gozó de gran prestigio en los siglos sucesivos a su creación y no obstante los fallos que se hayan podido detectar con mucha posterioridad, la obra en sí supone un descomunal esfuerzo por datar numerosísimos sucesos y en no pocas ocasiones la cronología se considera muy precisa. Especialmente en lo referido a determinados temas. Y sobre todo, cuando Malalas usa como referente la Era Antíoca, sus dataciones resultan particularmente verosímiles. Esto es lo que hace que hoy en día la referencia a Jesús de Narzareth se considere cuando menos a tener en cuenta.



La astronomía como recurso para realizar dataciones

Conocemos que para datar objetos, podemos recurrir a la tecnología relacionada con lo más pequeño: los átomos. Así, el método de datación del Carbono-14 ha sido muy útil para no pocos descurimientos de arqueología bíblica. Pero para datar sucesos, es necesario recurrir a lo más grande: los astros.

Y es que por si los elementos presentados fueran poco convincentes, tenemos un dato casi sobrecogedor: el que hace referencia a las tinieblas que según los 4 evangelistas se extendieron tras la muerte de Jesús en la cruz por "toda la tierra". Probablemente se referían a todo Erets Israel, toda la tierra de Israel, aunque no hay que descartar que sencillamente magnificaran la narración con evidentes fines proselitistas.


Las interpretaciones racionalistas y naturalistas de la Biblia (aquellas que intentan encontras explicación a lo narrado sin recurrir a lo sobrenatural) descartan que dicho oscurecimiento aconteciera por causa de una tormenta de arena primaveral, ya que era un acontecimiento usual y que no hubiera causado sorpresa. También cabe descartar de inmediato el eclipse de sol, pues como sabemos, la Pascua judía conlleva la presencia de la luna llena (todos los Jueves Santos hay luna llena) lo que supone que el sol no puede ser eclipsado por la luna. Sin embargo, sí hubo un suceso de índole astronómica que supuso una disminución de la claridad sobre Palestina:



Y es que los astrónomos han datado con precisión inigualable que el 3 de abril del año 33 en Palestina se avistó un eclipse parcial de luna entre las 17:45 horas y las 18:39.






La influencia de la "psicosis mesiánica"

Desde hacía décadas, los judíos vivían en un permanente estado de alerta. Las expectativas sobre la inminente llegada del Cristo se habían disparado desde la dominación romana. Había numerosos motivos para que los estudiosos del Tanaj (el equivalente judío del Antiguo testamento cristiano) fomentaran esta creencia (o al menos no la combatieran) en el pueblo. El cálculo de las setenta semanas de la profecía del Libro de Daniel, conforme a determinadas interpretaciones, reforzaría la creencia de la llegada del Mesías. Asimismo, numerosos miembros de la comunidad judía cuyo prestigio era indudable para sus correligionarios indicaban que "sentían" como muy próxima la llegada del Mesías. Eso no supondría ninguna novedad, ya que es probable que en toda generación hubiera habido personajes prestigiosos que afirmaban lo mismo. A mi humilde entender, este tipo de personajes son claramente identificables en los Evangelios en las figuras de Simeón y Ana (Lucas, capítulo dos, 25 - 46).



También cabe tener en cuenta las tensiones religiosas entre las distintas sectas judías: saduceos, esenios, fariseos, zelotes, etc, pugnaban por elevarse como los más sabios, rigurosos y piadosos de entre los seguidores de la Torá (con excepción de los zelotes que centraban su doctrina en la necesidad de liberación "nacional" judía). Ni que decir tiene que para todos supondría la confirmación de su supremacía religiosa el hecho de que el Mesías apareciera de entre sus maestros y seguidores.



La situación política de unos judíos rodeados por religiones hostiles, infiltrados por el paganismo de diversas corrientes, dominados por Roma y humillados bajo el talón de un rey al que consideraban extranjero, obligados a pagar tributos al César y con numerosos israelíes trabajando para la administración romana, debía ser algo insoportable para quienes añoraban, sin haberlos vivido, los tiempos del rey David y del constructor del templo, Salomón, linaje del cual nacería el Cristo. Ante la desesperada postración de Israel ante sus enemigos, la esperanza en la llegada de un Caudillo—Mesías resultaba el único analgésico para muchos judíos.



Ni que decir tiene que se multiplicaron los autoproclamados Mesías, quienes siempre eran vituperados por las sectas rivales de quienes les apoyaban.

Sabiendo de la obsesión con el advenimiento del Mesías que recorría Palestina de cabo a rabo, no es difícil suponer que muchos le dieran al eclipse del 3 de abril del año 33 un significado sobrenatural. Si un autoproclamado Hijo de Dios había expirado en la cruz momentos antes, un pueblo que tan sólo en su exilio en Babilonia había contado con conocimientos astronómicos considerables, podría entender como señal divina el repentino y (para ellos) imprevisto oscurecimiento del día.





Fallos posibles de la teoría

Los puntos más frágiles de la argumentación expuesta (que no es mía, por supuesto, aunque aquí la haya compilado) son la verosimilitud del dato ofrecido por el autor cristiano Juan Malalas y la insuficiencia del dato astronómico del eclipse parcial de luna para explicar lo narrado en los evangelios.

Sobre Malalas, cabe insistir en que no se usa su testimonio como piedra angular sino como elemento auxiliar para inclinar la balanza (y no de manera definitiva) entre las dos fechas en litigio, a las cuales se llega por datos múltiples, la mayoría de ellos presentes en los evangelios o deducibles mediante cálculos cronológicos comprobables por cualquiera que muestre cierto interés y aplicación.

Respecto al eclipse y su encaje en los evangelios, es cierto que existe una posible contradicción. Hemos mencionado que la hora del eclipse fue entre las las seis menos cuarto y las siete menos veinte (aproximadamente) de la tarde. Pero en los evangelios se dice con claridad que las "tinieblas" se extendieron durante nada menos que tres horas, la sexta y la nona, esto es, el mediodía y las tres de la tarde. Dicha incompatibilidad entre la hora del oscurecimiento y su duración, no ha sido resuelta aún por los investigadores.

Podemos alegar aquí que el estudio racional de un texto con finalidad proselitista, nunca puede resultar plenamente satisfactorio. Al respecto, recordemos que en el evangelio de San Mateo también se dice que "las rocas de rajaron" y que "muchos sepulcros de santos se abrieron y estos se aparecieron en Jerusalén". No hay constancia de ningún terremoto ni tampoco de la aparición masiva de cadáveres redivivos, menos aún incorruptos. La Iglesia, cuando algún suceso bíblico parece difícilmente sostenible, siempre alega que no se puede interpretar la Biblia de manera literal. No creo que el hecho de que el eclipse de luna no explique todo lo referido en los evangelios, deba suponer un elemento de juicio en contra de la fecha del 3 de abril del 33. ¿Qué posibilidades había de que coincidiera un oscurecimiento natural en Palestina en esas fechas? Cualquier otro eclipse de luna queda lejano, y como decimos, se descartan los eclipses solares por la concurrencia de la Pascua judía.


Nuestras creencias son independientes de lo que es el entretenido juego de encontrar una fecha exacta. Sin la especulación y el encaje de bolillos imprescindible para ofrecer una fecha, no se podría rastrear la verdadera existencia de un hombre que a pesar de su importancia posterior no dejó ninguna prueba irrefutable de su existencia. Sea como sea, las posibilidades de que un predicador que obtuvo un relevante nivel de seguimiento en aquellas tierras, fuera crucificado en el Gólgota el día 3 de abril del 33 en el que los habitantes de Jerusalén y las regiones limítrofes contemplaron un eclipse de luna, son altas.



Fuentes:
Joaquín Cabanillas Reguillo, "Ciencia y religión".

Mauro Strabeli, "Biblia: preguntas que el pueblo se hace".
Larry Richards, "Ciencia y Biblia, ¿se contradicen?".
Isaac Asimov, "Guía de la Biblia-Nuevo Testamento".
Victoria Robbins, "Los textos bíblicos".
Juan Malalas, "Cronografía".
Santos Evangelios.

miércoles, 1 de abril de 2009

Sarkozy vuelve a la carga contra el mercado

En la próxima reunión del G-20 tendremos la posibilidad de constatar lo que Hayek ya nos avisó con finísimo sentido del humor en la célebre dedicatoria de su obra "Camino de servidumbre" (de la cual, por cierto, Unión Editorial acaba de lanzar una nueva edición con documentos complementarios que la hacen especialmente interesante). El socialismo —al ser una pulsión mucho más centrada en las vísceras que en el intelecto— no se detiene ante siglas y etiquetas. Es una especie de estado de ánimo, el cúmulo de supersticiones más propicio para que quien tiene el poder lo mantenga y lo amplíe, eso sí, siempre prometiendo que lo hace por el bien de aquellos a quienes mantiene bajo su férula, claro.



Y es que en ese aquelarre de burócratas del que seremos testigos bien pronto, podremos comprobar cómo las proclamas más antiliberales no salen sólo de las bocas de los líderes autodenominados "progresistas" (eufemismo vacuo para no llamarse directamente socialistas en el sentido más rancio del término, es decir, el marxista). No. Veremos a líderes supuestamente "de derechas" (sea lo que sea lo que quiere decir eso hoy en día) montar gran algarada proponiendo y jaleando el liberticidio y el amordazamiento del mercado cuando no su mutilación permanente.



Uno de estos jerifaltes que más ruido mediático se empeña en ocasionar es el Presidente de la República Francesa (o lo que queda de ella), Nicolas Sarkozy, que ha dejado claro que Francia no aceptará que los países que conforman el G-20 celebren "un éxito falso con un lenguaje que suene bien pero que no contenga ningún compromiso". Incluso amenaza con levantarse de la reunión de líderes (¡como si eso pudiera suponer una gran pérdida!).



Para acabar de dejar clara su calaña ideológica acaba diciendo que "el problema del mercado sin reglas no puede esperar".



Pero qué pesados que son. Decir que el mercado no tiene reglas es negar la capacidad de las personas y agentes económicos implicados en los actos de intercambio para poder decidir en base a sus intereses pacíficos. Alguien que dice esto demuestra que su concepción de lo que es una "regla" o norma, es muy restrictiva, pues considera como tales sólo las emanadas de un poder superior que beatíficamente desciende sobre los integrantes del mercado para cubrirlos con sus normativas. Se elimina la autoregulación como opción, demostrando así una completa ignorancia sobre los verdaderos mecanismos del mercado, que emanan fruto de millones de decisiones individuales sin responder a sólo un grupo de ellas (salvo que un desequilibrio en el mercado dé demasiado poder a uno de sus integrantes. Y, ¿qué integrante del mercado desequilibra con su omnímodo poder casi siempre que interviene? ¡Bingo!: el Estado).


Con gente como Sarkozy, está claro lo que podemos esperar del G-20: más mentiras, más culpabilización de la libre disposición de sus bienes por parte de los particulares, más normativas inflexibles, más control liberticida disfrazado de eficaces medidas de seguridad.


Sinceramente, deberían duplicar el número de países llamados a participar en la reunión. Así esta tendría un nombre más próximo a lo que realmente parece: la cueva de Alí-Babá.