jueves, 28 de octubre de 2010

Se rompe el tabú sobre la reserva fraccionaria

¡Quién nos lo iba a decir!
Casi he tenido que frotarme los ojos al ver el titular. De hecho, no las tengo todas conmigo de que al final no se trate de una elaborada broma o el protagonista salga de inmediato negando haber dicho lo que la noticia dice que ha dicho.

Pero antes, hagamos una introducción, una asunción de realidad:

Reconozcámoslo: los liberales somos minoría absoluta. El socialismo no es una ideología más, es "la ideología". No sólo la dominante, sino que se ha convertido en el sistema. Tiene variantes y sobre todo, gradaciones distintas, pero la mayor parte de la población mundial estima imprescindible un poder estatal casi todopoderoso que "ordene" (no sólo que regule) las relaciones entre países, entre grupos sociales e incluso entre individuos. Esta visión que sistituye al Dios de las religiones por el Dios-Estado, es agravada en lo relativo al económico. Las falsas creencias económicas catapultan a la mayor parte de la población mundial a una sensación de inseguridad y victimismo que les hace implorar protección. Ante ese miedo, la gente prefiere sacrificar parte (o toda) su libertad a cambio de protección (en realidad, a cambio de una falsa sensación de protección). El socialismo proporciona esa engañosa sensación y la barniza con un heroísmo violento y lleno de odio. El odio suele funcionar con más sencillez y eficacia que cualquier otra pulsión.

Pero es que además, dentro del liberalismo, la rama "austriaca" también es minoritaria. Creer que el liberalismo es una corriente monolítica o unidireccional es de una candidez ridícula. Muchos liberales lo son desde su conservadurismo. Otros se consideran tradicionalistas, otros han llegado al liberalismo desde su fe cristiana o judía, otros separan el liberalismo económico del social... En las creencias económicas la fragmentación es mayor y hay numerosas tendencias con fuertes raíces comunes pero con ramas que crecen en direcciones muy diversas y que en ocasiones llegan a entrechocarse. El "austroliberalismo", pese a los loables intentos de algunas organizaciones, también es bastante minoritario en España. Hay "muchos" que dicen conocerlo y defenderlo. Pocos pueden considerarse verdaderos representantes de esta tendencia. (En mi caso, pese a que reconozco mi tendencia a considerar a esta rama del liberalismo como la más convincente, reconozco sin reparo que mis limitaciones me impiden considerarme un digno representante de ella).

Una de las "ideas-fuerza" de esta rama del liberalismo, es la relativa a la abolición de la reserva fraccionaria de la Banca. En el último cuarto de siglo, probablemente quien ha aportado más y mejor a esta idea es un español, Jesús Huerta de Soto. Es conocido que sus tesis son muy contestadas por los pocos que se paran a debatirlas. Sobre todo por lo "revolucionario" que supondría pasar a un sistema bancario completamente distinto al actual. Ni que decir tiene que los prebostes del sistema actual son quienes más en redondo se niegan a plantearse tal medida.

Por eso mismo, ¿quién podría imaginarse que quien rompería el tabú sobre este tema, sería precisamente, UN GOBERNADOR DE UN IMPORTANTE BANCO CENTRAL?

Han leído ustedes bien. Si se han quedado patidifusos, ya somos dos:

El gobernador del Banco de Inglaterra


apoya "eliminar la reserva fraccionaria"



Hay esperanza. Seguramente ahora se le echen encima centenares de estatistas, pero la espita ha sido abierta. Incluso aunque finalmente no se llegue a nada, el liberalismo tiene una oportunidad única para defender sus ideas. Aunque eso será en otros foros, no en España. Pero seamos realistas: ¿realmente alguien pensaba que en un país tan socialista como el nuestro podría prosperar un debate similar antes que en EE. UU. o Inglaterra?


viernes, 22 de octubre de 2010

Lo que sé de Rubalcaba

Sé que negó hasta la saciedad la implicación del PSOE en el GAL.

Sé que lo encubrió, lo minimizó, hizo lo posible por desviar la atención y cuando no pudo negarlo, consiguió salir casi indemne de haber mentido durante años.

Sé que nunca dio explicaciones de los tejemanejes que la "Banda de Interior" perpetró contra quienes destaparon los GAL.

Sé que durante aquella época eran de uso común informes confidenciales sobre las vidas privadas de todo aquél que destacara en España, desde personaes tan aparentemente poco relevantes en la política como el entonces presidente del Real Madrid, Ramón Mendoza, hasta Su Majestad Juan Carlos I.

Sé que la manera más sencilla de obtener, custodiar y emplear informes de ese tipo, es estar al cargo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Sé que la mayoría de las detenciones de etarras desde que Rubalcaba es Ministro del Interior, han sido en momentos en los que al Gobierno le interesaba desviar la atención de otros asuntos que comprometían su ya baja popularidad.

Sé que alguien como Rubalcaba ha logrado aunar lo peor del "felipismo" con lo peor del "zapaterismo".

Sé que no tendría escrúpulos en usar informes y dossiers contra sus enemigos de fuera y de dentro del Gobierno, por ejemplo, presionando al Presidente para que elimine a De La Vega o forzando su ascenso a Presidente "fáctico".

Sé que él es consciente de que no tiene imagen de líder, como si la tienen Felipe González o Zapatero, y que se siente más cómodo en el papel de aparente segundo de a bordo, aunque sea quien mande en realidad.

Sé que cada uno de sus actos está destinado a la obtención, ampliación o conservación del Poder.

Sé que si sobrevivió al felipismo, podrá sobrevivir a una regeneración en el PSOE que acabe con la etapa de Zapatero. Rubalcaba es ahora mismo, el verdadero núcleo fuerte del PSOE.

Sé que en tiempos de zozobra, uno prefiere abrazarse a los valores de toda la vida, se prefiere lo malo conocido que lo bueno por conocer o en términos de Zapatero, volver al redil del Grupo Prisa que continuar con ese romance con Roures y Mediapro.

Sé que Rubalcaba sabe que necesita decir alguna verdad evidente de vez en cuando para así cimentar mejor su credibilidad cuando miente sin rubor alguno.

Sé que no se quedará de brazos cruzados esperando una alternancia democrática. Ya tiene pensados varios escenarios y varias "soluciones" para conservar el Poder.

Sé que sabe que un partido puede seguir en el Poder aunque deje de estar en el Gobierno.

Sé que en el PP le tienen tanto desprecio como temor y que él sabe usar el uno para ir de víctima y presentarse como político tolerante frente a la derecha cavernaria y el otro para intimidar a sus rivales políticos.

Sé que teniendo un poder incontrolado, entramos en una etapa negra de la democracia española aún más tenebrosa que ninguna que hayamos vivido antes.

Sé que todo aquél que destaque en España es potencial objetivo de investigaciones personales. Que esos dossiers van a ser el pan nuestro de cada día, pero que la única manera de detectarlos será los cambios de oinión o de actuación de las víctimas.

Sé que en los cajones de los escritorios de Rubalcaba aguardan su momento numerosos casos de corrupción del PP para estallar en el momento preciso antes de las próximas convocatorias electorales, especialmente de cara a la batalla autonómica contra Aguirre en Madrid.

Sé que la peor artimaña que podamos imaginar, ya ha sido concebida, estudiada y valorada por Rubalcaba.

Sé que lo que queda del Gobierno Zapatero (sean meses, un año y pico o incluso una legislatura más) serán más duros para España que lo que ya ha pasado.

El zapaterismo ha muerto. Bienvenidos al "Rubalquismo".