martes, 27 de enero de 2009

Lucía Etxebarría tiene la solución para la crisis

¿Huerta de Soto? Un ignorante. ¿Von Mises? Un vendido al gran capital. ¿Hayek? Un sicario de la burguesía. Olvídense ustedes de todas esas tonterías de la escuela austríaca de Economía. Quemen los libros de Carl Menger, tiren al cubo de reciclar papel las obras de Böhm-Bawerk y dejen de gastarse dineros en tomos inútiles y erróneos pudiendo saber economía sólo con un diario gratuito.

La eminente escritora e insigne intelectual Lucía Etxebarría vuelve a la carga con un descubrimiento aún superior a aquél que hiciera al decretar en la televisión que "murciélago" es la única palabra en español que contiene las cinco vocales. De nuevo nos saca de nuestra profunda ignorancia y además lo hace gratis, en la última página del periódico gratuito ADN. El artículo-columna en cuestión se titula "Cómo crear una crisis" (ve enterándote, Bernanke) y tiene poco que envidiar a recientes descubrimientos aritméticos realizados por otro puntal de la cultura patria como Almudena Grandes (también en la última página -qué cosas-, ésta de "El País").

La nueva Biblia de la Economía comienza explicándonos a todos los iletrados que las relaciones causales no son como creemos. Una consecuencia no surge necesariamente de su causa sino de la creencia en que el hecho causal lo es, y que lleva aparejado una consecuencia indefectible. Si he sido demasiado críptico, es porque no logro expresarme tan bien como nuestra admirada oráculo (u orácula, no sea que la Ministra de Igualdazz me ponga una multa). Lean, lean:


"Los especialistas en terapia cognitiva parten de un axioma: el pensamiento crea la emoción. Uno suspende un examen y en vez de pensar que la próxima vez lo hará mejor, piensa que todo le sale mal en la vida y siempre va a ser así. Algo parecido pasa en las rupturas [no dice si se refiere a las rupturas de fallas tectónicas, pero quien sea tan inteligente como nuestra culta escritora y esté al tanto de su obra, sabe que se refiere a las sentimentales]. En vez de pensar "él/ella se lo pierde, no yo, hay muchos peces en el mar". [aquí mete un punto y seguido un tanto inoportuno, pero no debemos menospreciar la labor de innovación y deconstrucción de las normas del lenguaje escrito que con gran talento renuevan nuestros intelectuales] Uno piensa "no merezco que me quieran, siempre va a ser igual". De ahí la depresión [pueda creer el crítico arisco que la depresión puede venir por muchas más causas. Incluso, para una mujer que basa su supuesta independencia del género masculino en berrearla constantemente y en dar a entender que todos los hombres somos culpables hasta que se demuestre lo contrario, cabe pensar que es contradictorio limitar las causas de la depresión a la cuestión de las relaciones sentimentales, pero no me contradigan a los sabios contemporáneos con futesas]".

Bien, establecida la norma de "el pensamiento crea la emoción" para cuestiones íntimas e individuales que los ignorantes siempre hemos llamado "inseguridad" o más modernamente "problemas de autoestima", llega el brillante salto argumental de aplicar dicho principio a un mundo tan complejo como la Economía. Vean, vean:


"Con la crisis pasa algo parecido: el concepto crea la situación".


Ale, ya está.

¿Que no les convence? Bueno, eso es porque son ustedes unos ignorantes y no entienden la genialidad de transplantar el psicoanálisis superficial y de manual de autoayuda del todo a cien a la ciencia económica. Probablemente estén ustedes contaminados por multitud de horas de lectura sobre la revolución marginalista, el problema del cálculo del valor y demás vacuidades. Libérense de todos los conceptos erróneos que esclavizan sus mentes y espabilen. Abran su conciencia a la verdad.

Nuestra genial literata ejemplifica con una profundidad intelectual inusitada que de tanto hablar de crisis, la empresa "A" despide a varios empleados (no por reducir costes o ajustar márgenes exiguos, ni tampoco porque facturen mucho menos debido a una caída de la demanda, sino simplemente porque se habla mucho de crisis. Claro, a la gente le da por hablar de lo que no debe y pasan estas cosas. Se entiende pues, el gran acierto del presidente Zapatero cuando decía que el pesimismo no creaba puestos de trabajo y podía destruir alguno y acusaba de antipatriotas a los que hablaban de crisis y recesión). Además, la empresa "A" rebaja los salarios de los trabajadores que no despide o les paga lo mismo por más labor. Etxebarría no se detiene a analizar tonterías como la rigidez laboral que impide que realmente una empresa despida como y a quien quiere, ni los costes inherentes a esas decisiones. Sigue explicando su ejemplo diciendo que dichos despidos hacen que suba la demanda de trabajo cuando cae la oferta, con lo que baja el salario (cierto, nada objetable).

Y ahora es donde nos da la solución definitiva para la crisis. Presten atención y admírense, pobres mortales:


"Como consecuencia, los trabajadores tienen menos poder adquisitovo, consumen menos y la crisis se dispara. Para colmo, los pocos trabajadores que aún conservan poder adquisitivo empiezan a consumir menos a su vez [¡cómo se les ocurre no gastar en tiempos de crisis! ¡Egoístas!], por miedo e inercia. En realidad, para atajar una crisis, no habría que pagar menos sino más a los trabajadores, por paradójico que resulte"


¡¡¡CÓMO NO SE NOS HABÍA OCURRIDO ANTES!!!

Admiren ustedes las profundas conexiones con el keynesianismo del genial artículo: la crisis se crea por un descenso de la demanda agregada al reducirse el consumo, debido esto a la histeria sobre la crisis (inventada, claro). Por tanto, se estimula la demanda agredada. ¿Cómo? Aumentando los salarios, por supuesto. Estimado lector, entiendo que estará usted con los ojos arrasados por lágrimas de emoción pensando en el inminente aumento de sueldo que su jefe le va a conceder en cuanto le dé a conocer la solución definitiva para la crisis. Le entiendo; yo mismo voy a fotocopiar este inteligente artículo y a empapelar mi empresa con él. Una nueva época de prosperidad se viene sobre nosotros gracias a Lucía Etxebarría.

Cierto, puede que surjan empresarios renuentes a subir los salarios, pero probablemente nuestra escritora ya haya previsto la existencia de dichos malandrines y prevé proponer el uso de la coacción estatal para decretar los sueldos, como ya hacen los países más desarrollados del planeta como Cuba y Corea del Norte. Al fin y al cabo, si ya se hace con el salario mínimo, ¿por qué no extender el mismo sistema a todo el espectro salarial?

Habrá algún cenizo que diga tonterías sobre que si se suben todos los sueldos de golpe, subirán también todos los precios y los únicos pocos beneficiados por la subida salarial serán quienes la han disfrutado en primer lugar antes de que la subida se difumine entre todos los agentes económicos al dispararse la inflación. Estupideces austríacas. Krugman, Stiglitz y otros neokeynesianos pueden perorar horas (incluso semanas enteras, me temo) sobre los múltiples beneficios de la inflación. No se dejen ustedes deprimir por cuatro escépticos resentidos por el evidente fracaso de sus teorías. ¿Cuándo un "austríaco" ha podido explicar la crisis?

Repasemos los puntos trascendentales de la teoría:

1) La crisis surge en la cabeza de la gente. Esas desapariciones mil-millonarias de fondos debido al estallido de la burbuja financiera, no son reales, son productos de su imaginación arteramente perturbada por los medios de comunicación (que algún interés oculto tendrán en convencernos de que estamos en crisis, digo yo).

2)El empresario que incurre en pérdidas o ve cómo su margen de beneficios se acerca a cero, sólo está mirando lo que no debe e imaginando esa realidad poco recomendable. En realidad no necesita reestructurar su negocio, sino un buen psicoanalista.

3) El ciudadano que no llega a fin de mes, es porque no quiere. La culpa es de su pesimismo vital y además es un cenizo, porque nos perjudica al resto.

4) La subida salarial (con sus costes) es lo mejor que puede hacer un empresario para salir de la crisis. Si luego la gente a pesar de tener más dinero sigue sin comprar sus productos, el fallo es de que la gente tiene demasiada libertad para gastar el dinero en lo que quiere y no gastarlo en lo que no quiere. Seguro que el Estado puede solucionar eso de algún modo. Una cosa es la libertad y otra el libertinaje.


Si algún iletrado aún alberga dudas sobre la infalibilidad del argumento "etxebarriano", la admirable escritora acaba por aclarárnoslo:


"Importa [lo que uno piensa] porque la realidad es subjetiva. Este es un principio confirmado neurológicamente y que explica, por ejemplo, las experiencias místicas [sin ir más lejos, los mítines de ciertos artistas tras algunas manifestaciones están muy cercanos a arrebatos místicos donde se dicen cosas como si fueran la verdad revelada] Habría que aplicarlo ahora a la economía".


A espabilar, señores. Déjense de tanto criticar a los Bancos Centrales y al intervencionismo estatal y pidan que el Estado decrete aumento de sueldo universal.

7 comentarios:

  1. La entrada es DEMOLEDORA. Enhorabuena.

    Los extractos de esta escritora... D-E-L-I-R-A-N-T-E-S.

    UN saludo

    ResponderEliminar
  2. Y ¿de verdad, de verdad, esto es lo mejor que tienen para escribir artículos?

    Pena de país...

    ResponderEliminar
  3. Lo tuyo son tripas: !Has hecho un análisis y comentario de texto a un ídem de "la Lucy"!

    !Qué valor!. Yo no me hubiera atrevido, no ya a leerlo, sino siquiera a comprar el periódico en el que salió publicado.

    Lo dicho, masoquismo en estado puro.

    ResponderEliminar
  4. Jonsy, me alegro de verte por aquí. Y no, no pagué ni un duro por leerla, recuerda que la columna fue publicada en un gratuito. Puedo ser un poco masoquista, pero tirar el dinero tal y como están las cosas...

    Nora, J. Rogelio, encantado de leeros. El problema es que se creen que por ser escritores (o actores o directores de cine o...) pueden hablar de lo que obviamente no saben como si la omnisciencia se les hubiera derramado sobre las cabezas. Lo curioso es que en diarios que pretenden ser prestigiosos no haya nadie para indicarles que están diciendo chorradas (pienso ahora en Lucía Etxebarría y en la inefable Almudena Grandes-Chorradas).

    Saludos.

    ResponderEliminar
  5. Hacía tiempo que no leía un artículo tan oportuno y divertido.

    ResponderEliminar
  6. Impresionante crítica. Chapó!

    ResponderEliminar
  7. http://es.wikipedia.org/wiki/Luc%C3%ADa_Etxebarria

    ResponderEliminar