domingo, 7 de diciembre de 2008

Manual de infamia política para después de un atentado.

Estimado político:

En este manual vas a ser ilustrado sobre cómo sobrellevar esos momentos incómodos después de una "acción armada de autodefensa" por parte de unos "activistas". Sé que es un incordio tener que acudir a funerales y dar la cara frente a las cámaras para decir lo mismo de siempre, pero piensa que España ¡perdón! el Estado español está mirando y toda oportunidad es buena para ganar unos votos o al menos, no perderlos.

1) La primera lección es estética: Debes ensayar ante el espejo un gesto contrito y apenado. Eso sí, contenido, sin exageraciones. Este manual sugiere estirar hacia abajo las comisuras de los labios y meter barbilla, pero lo más importante es siempre fruncir el ceño, si es posible, haz que aparezcan bien visibles unas arrugas verticales en el entrecejo. La gente pensará que estás enfadado con los activistas y que pueden confiar en ti para llevarles ante la Justicia.

Si no logras dominar este gesto ya sea por torpeza, por falta de entrenamiento o por tu fisonomía facial, es inexcusable que abras mucho los ojos y eleves las cejas para ayudar a arrugar la frente. La finalidad es que aparezcan numerosos surcos horizontales en tu frente que transmitirán preocupación. El Ministro del Interior es un consumado especialista en este gesto.

2) La segunda lección consiste en la interacción con los demás: Puedes entrenar ante un espejo el movimiento del apretón de manos que le vas a dar a los familiares del fallecido. Recomendamos que dicho apretón lo acompañes posando tu mano libre sobre el hombro del familiar en cuestión. Eso transmite cercanía. Si la persona doliente es mujer, tienes que darle dos besos sin posar los labios, sólo rozando la mejilla ajena con la tuya. No hables más que lo imprescindible. Cuanto más digas, más posibilidades de parecer charlatán. El pésame clásico es suficiente, bien acompañado del apretón en el hombro o brazo. Recuerda tras hablar apretar los labios, eso suele transmitir determinación. Mientras des el pésame no frunzas el ceño, no sea que piensen que encima estás enfadado con los familiares. Es mucho mejor emplear el segundo gesto, el de arrugamiento frontal.

3) Siguiendo con la interacción con los demás, debemos referirnos a la interacción con el resto de políticos y autoridades. Los apretones de manos han de ser firmes, las conversaciones cortas y siempre previsibles:

-Lamento volver a verle en esta situación sr. "X" // -Esperemos que sea la última vez que nos vemos en un acto semejante. // -Ahora más que nunca debemos colaborar.

Realmente esta es la parte más sencilla de nuestro manual, porque aunque la olvides, los demás políticos te la recordarán en cuanto se dirijan a ti.

4) Las declaraciones públicas. He aquí el meollo de la cuestión porque es lo que todo el mundo va a comentar y tus críticos esperan cualquier desliz para ponerte a caldo. Debes decir lo que quiere oír la gente. Resulta que el populacho tiene la visceral costumbre de molestarse cuando ven a una persona tirada en la acera con el cráneo reventado. Así que tú, que eres mucho más cerebral, debes apaciguar a la plebe diciendo que el terrorismo nunca logrará nada.

Da igual que tú hayas pactado con ellos y forzado a la Fiscalía a pedir las penas mínimas durante el periodo de negociación. Da igual que te reunieras con ellos mientras estabas en la oposición proponiendo pactos antiterroristas al gobierno anterior. Ahora toca decir que les meterás a todos en la cárcel, que les perseguirás hasta el fin de los tiempos y los confines del planeta y que jámás negociarás. Recomendamos que no te enredes en disquisiciones dialécticas sobre si la acción armada de los activistas patriotas ha sido un accidente o un atentado, porque el pueblo llano, siempre grosero e iletrado, no va a entender adecuadamente la riqueza de tus matices lingüísticos y los fachas aprovecharán para criticarte (no saben hacer otra cosa).

Obviamente, todo esto es lo procedente mientras aún esté caliente el cadáver (al menos, en la corta memoria de la opinión pública). Una vez que la plebe se preocupe de nuevo de la jornada de liga, los últimos escándalos de la prensa rosa y demás cuestiones verdaderamente relevantes, todas estas normas puedes (y debes) olvidarlas hasta la próxima acción armada con resultados colaterales de fallecimiento. Usando estas normas tras esos fallecimientos desafortunados y olvidándolas poco después, demostrarás una gran capacidad de adaptación a los acontecimientos, lo que llaman "cintura política". Recuerda que eres alguien demasiado profesional como político como para encadenarte a esos grilletes llamados "principios".

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