domingo, 5 de diciembre de 2010

Controladores descontrolados y un Gobierno dispuesto a todo

En el año 64 d. C. cuatro distritos de la Roma imperial fueron arrasados hasta los cimientos por las llamas. Otros siete fueron gravemente afectados por el pavoroso incendio (por entonces, Roma constaba de catorce distritos).

Hubo dos consecuencias principales de la devastación:

1) Se orquestó la primera persecución a gran escala contra una secta de surgimiento reciente, cuyos integrantes creían en un dios único que se habría encarnado en Judea, habría sido crucificado bajo la autoridad romana y habría resucitado a los tres días de su muerte.

2) El Emperador Nerón pudo ordenar la erección de monumentos que reflejaban su megalomanía, particularmente la Domus Áurea.

Desde entonces, mucho se ha especulado con que el propio Nerón promoviera el incendio. Las artes han sido prolijas al representar al sucesor de Claudio contemplando la catástrofe mientras toca la lira o la cítara.






Veinte siglos después, un gobernante que siempre se ha jactado de su carácter dialogante, ha sido el primero en decretar el Estado de Alarma en la democracia española. El decreto supone la militarización de diversos servicios públicos y la imposibilidad de disolver las Cortes Generales y convocar elecciones. La ¿sorpresiva? ausencia de los controladores en sus puestos de trabajo viene motivada por un decreto aprobado el primer día del puente vacacional más importante del año, el que más tráfico áereo (y de cualquier tipo) genera.

¿Era necesario o sensato aprobar dicho decreto justo antes del puente? La aprobación en una semana hubiera supuesto el mismo efecto legal pero la ausencia de molestias en un momento tan sensible. Una huelga salvaje (e ilegal) el próximo fin de semana no hubiera supuesto un transtorno comparable al actual, incluso aunque hubiera habido que militarizar igualmente a los controladores.

Pocas ganas tengo de defender a un colectivo monopolista y con funesta tendencia al chantaje, como me parecen los controladores. De hecho, mis dudas en este asunto provienen únicamente de que todo parezca defender la actuación del Gobierno. Sabiendo cómo se las gasta el peor Gobierno de la democracia española y su propensión a las cortinas de humo, los golpes de efecto y la vulneración fáctica de la legalidad vigente en su propio beneficio, ¿cómo no desconfiar?

Máxime teniendo en cuenta la actitud de "Talleyrand-Rubalcaba" en su última comparecencia, con ese rotundo "esto no volverá a pasar, lo garantizo". El hecho de que él haya querido apuntarse el tanto por encima de Pepiño y poder en un futuro sacar pecho de haber cumplido su compromiso, suena a enésimo trampolín para la sucesión de un Zapatero silente e inexplicablemente desaparecido, con lo que le gusta a él sorprender a la opinión pública con estas demostraciones de autoridad, como cuando ordenó la cobarde y pseudo-legal retirada de tropas españolas en Irak tras haber prometido el cargo (y con un Bono que no había hecho lo propio con el cargo de Ministro de Defensa pese a emitir la orden como tal).

La espiral ciega y egoísta de los controladores es descrita por uno de ellos, Francisco Capella, colaborador de Libertad Digital en esta columna y en esta otra.

La postura de los controladores aparece más o menos esbozada en este blog de un guionista atrapado en un aeropuerto de Londres y en este otro de una controladora aérea de lenguaje pedestre e iracundo. Por supuesto, hay webs más "oficiales" como http://www.controladoresaereos.org/, donde encontramos este vídeo del Presidente de Aena en el Senado diciendo lo contrario de lo que el decreto de Pepiño estipuló el pasado viernes.

Respecto del blog enlazado de la controladora aérea, Cristina Antón, llama poderosamente la atención la realidad del blog contrastando con algunas de sus quejas. Afirma que debido a los decretazos del Gobierno en lo que llevamos de año, no ha podido ver a su madre más de cinco días pese a que han operado en 3 ocasiones a su progenitora. Si nos creemos su versión, debemos verla como una esclava explotada sin piedad, obligada a prescindir de su vida privada, sin posibilidad de tener tiempo libre ni ponerse enferma, empujada a hacer dobles o hasta triples turnos, trabajar prácticamente 2 días seguidos y otra serie de calamidades laborales que sin duda alguna nos pondrían de su parte.

Pero lo curioso es que empezó el blog el 29 de agosto pasado y ya tiene 130 entradas... ¡en 98 días! Lo que supone casi una entrada y media al día. Con una extensión media de 3 páginas por entrada, en formato word y letra tamaño 12, estamos hablando de que en apenas 3 meses ha escrito casi 500 páginas, todo un novelón. Y lo más llamativo es que su actividad "bloguera" durante la crisis de las últimas 48 horas ha sido frenética, con ¡15 entradas! Y docenas de comentarios respondiendo a los comentarios de sus entradas. O está de baja (cosa que según ella misma, no puede) o no está en su puesto de trabajo o si está, escribe como una fiera mientras guía los aviones con la otra mano. ¿Cómo no se dedica a escribir esta buena mujer, prócer del buen uso del idioma y las buenas maneras y víctima victimísima?


Pero como he dicho más arriba, pese a que el Gobierno Zapatero parece haber tomado la decisión más socialmente aceptada de todo su mandato (si acaso, junto con la destitución de "Maleni", Bibiana y Moratinos) no parece todo tan blanco, ni negro, como los medios (incluidos los más críticos con el Gobierno) dan por hecho.

El tema está en la frágil legalidad de la declaración del Estado de Alarma y en las bravuconadas salvapatrias de Pepe Blanco, que han generado una serie de ángulos oscuros en el régimen legal de los controladores que ha provocado justo lo que se suponía que quería evitar: una huelga salvaje por parte de estos.

Cuestiones sobre las que regresaré en una siguiente entrada, cuando haya podido leerme más en serio los decretos.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Aquiles Zapatero y la tortuga de la crisis

Zenón de Elea, queriendo apoyar la doctrina parmenídea sobre lo ilusorio del mundo sensible, estableció su famosa paradoja de Aquiles y la tortuga. El trágico héroe griego corría contra una tortuga a la que -por su vanidad y excesiva confianza en su velocidad- dejaba sustancial ventaja. Alegaba Zenón en su aporía que Aquiles jamás llegaría a alcanzar a la tortuga, puesto que siempre que hubiera recorrido el espacio que le separaba de ella, el quelonio habría avanzado un trecho más.

Siglos después, el cálculo infinitesimal desvencijaría la paradoja falsídica del de Elea. Pero del elegante razonamiento del discípulo de Parménides podemos extraer un curioso paralelismo con la interminable crisis económica y la funesta actuación del Gobierno de España.

Zapatero, henchido de soberbia, prendado de sí mismo, llegó a negar la crisis primero, ensayó interminables vericuetos dialécticos para ocultarla después y finalmente la achacó a los malos de la película (Bush, Aznar, los "mercados" y especuladores) y profetizó su final inminente. De hecho, casi pasó de negar su existencia a asegurar que ya estaba remitiendo. Se negó en redondo a combatirla, pues eso suponía aceptarla y tragarse sus palabras (algo que por lo general no le cuesta demasiado, pero en este caso sí porque entendía que suponía claudicar a la "dictadura del mercado"). Cuando le obligaron a actuar, lo hizo con medidas populistas y tardías.

Durante todo ese tiempo, no inferior al año y medio, Aquiles Zapatero le ha dado mucha ventaja a la crisis, al igual que el corredor de la paradoja hizo con la tortuga. Primero en mayo y ahora de nuevo a finales de año, Zapatero a regañadientes y bajo tremendas presiones internacionales ha renegado de sus muy publicitados ideales para aprobar las medidas que habrían sido eficaces contra la crisis hace 3 años. Algunas de ellas sólo suponen la eliminación de decisiones que empeoraron la situación agravando el déficit (la supuesta devolución de 400 euros por parte de Hacienda, los 2.500 euros por hijo y los 426 euros a parados de larga duración, medidas letales para el país pero muy efectivas a nivel electoral para el PSOE).

Pero hete aquí que cuando el valeroso Aquiles Zapatero ha recorrido ese trecho que supone adoptar estas medidas que tanto le cuesta tomar... la tortuga de la crisis ha avanzado otro trecho más, dejando a su competidor de nuevo retrasado.

Y es que las imprescindibles medidas de mayo y las actuales de diciembre, tan sólo han servido para ganar algo de tiempo y permitir abaratar la prima de riesgo de la deuda pública española con el invencible bund alemán. Es decir, no se consigue atajar la crisis, tan sólo seguir financiando un Estado que se desangra en el despilfarro de sus diecisiete irresponsables autonomías, tan caprichosas y soberbias en sus gastos como pedigüeñas y victimistas en sus exigencias de más y más dinero.

Lamentablemente para nosotros, ni Zapatero es el heroico Aquiles de los pies ligeros y arrojo sin par, ni la crisis es una tortuga lenta y sosegada, más bien una manada de bisontes que antes venía de frente, pero ahora nos atropella sin piedad.

Una de las características esenciales de un buen gobernante es ir por delante de los acontecimientos. Algún día se debería estudiar cómo Zapatero ha hecho con la crisis justo lo contrario. Siempre ha ido a remolque, primero dejándose llevar por la estúpida soberbia de que "eso no le podía estar pasando a él" y luego por no querer reconocer que él y su política, lejos de ser una solución o vacuna, eran justamente el problema más grave, la cepa más peligrosa del virus de la crisis. La improvisación forzada de Zapatero sólo supone una bombona de oxígeno medio vacía. Es cuestión de tiempo que se agote, pero seguiremos bajo el agua cuando lo haga. ¿Qué será lo próximo? ¿Abolir el PER y sus numerosos sucedáneos? ¿Reducción del número de ayuntamientos? ¿Despidos de funcionarios? ¿Limitar por ley el déficit de las Administraciones Públicas como ahora propone Rajoy?

Todas esas medidas probables en el futuro y las ya tomadas, habrían sido una buena protección contra la crisis o al menos una buena manera de limitar sus daños hace un lustro, o al menos, al principio de la actual legislatura, cuando la reciente victoria electoral legitimaba un reformismo mesurado. Ahora, son parches. El deterioro de la situación es tal que lo que antes era eficaz ahora sólo supone una descarga de electricidad que estimula transitoriamente al moribundo. De igual modo que un trasplante de médula puede salvar la vida de un paciente de leucemia si se realiza a tiempo, pero no cuando ya se ha dejado que el mal se desate en una metástasis generalizada por muchos otros tejidos del organismo.

Zapatero va con tres años de retraso como mínimo. Si España tiene un rapto de lucidez, lo máximo que él puede perder, es el sillón. Los españoles, en el mejor de los casos, podemos haber perdido una década.


jueves, 28 de octubre de 2010

Se rompe el tabú sobre la reserva fraccionaria

¡Quién nos lo iba a decir!
Casi he tenido que frotarme los ojos al ver el titular. De hecho, no las tengo todas conmigo de que al final no se trate de una elaborada broma o el protagonista salga de inmediato negando haber dicho lo que la noticia dice que ha dicho.

Pero antes, hagamos una introducción, una asunción de realidad:

Reconozcámoslo: los liberales somos minoría absoluta. El socialismo no es una ideología más, es "la ideología". No sólo la dominante, sino que se ha convertido en el sistema. Tiene variantes y sobre todo, gradaciones distintas, pero la mayor parte de la población mundial estima imprescindible un poder estatal casi todopoderoso que "ordene" (no sólo que regule) las relaciones entre países, entre grupos sociales e incluso entre individuos. Esta visión que sistituye al Dios de las religiones por el Dios-Estado, es agravada en lo relativo al económico. Las falsas creencias económicas catapultan a la mayor parte de la población mundial a una sensación de inseguridad y victimismo que les hace implorar protección. Ante ese miedo, la gente prefiere sacrificar parte (o toda) su libertad a cambio de protección (en realidad, a cambio de una falsa sensación de protección). El socialismo proporciona esa engañosa sensación y la barniza con un heroísmo violento y lleno de odio. El odio suele funcionar con más sencillez y eficacia que cualquier otra pulsión.

Pero es que además, dentro del liberalismo, la rama "austriaca" también es minoritaria. Creer que el liberalismo es una corriente monolítica o unidireccional es de una candidez ridícula. Muchos liberales lo son desde su conservadurismo. Otros se consideran tradicionalistas, otros han llegado al liberalismo desde su fe cristiana o judía, otros separan el liberalismo económico del social... En las creencias económicas la fragmentación es mayor y hay numerosas tendencias con fuertes raíces comunes pero con ramas que crecen en direcciones muy diversas y que en ocasiones llegan a entrechocarse. El "austroliberalismo", pese a los loables intentos de algunas organizaciones, también es bastante minoritario en España. Hay "muchos" que dicen conocerlo y defenderlo. Pocos pueden considerarse verdaderos representantes de esta tendencia. (En mi caso, pese a que reconozco mi tendencia a considerar a esta rama del liberalismo como la más convincente, reconozco sin reparo que mis limitaciones me impiden considerarme un digno representante de ella).

Una de las "ideas-fuerza" de esta rama del liberalismo, es la relativa a la abolición de la reserva fraccionaria de la Banca. En el último cuarto de siglo, probablemente quien ha aportado más y mejor a esta idea es un español, Jesús Huerta de Soto. Es conocido que sus tesis son muy contestadas por los pocos que se paran a debatirlas. Sobre todo por lo "revolucionario" que supondría pasar a un sistema bancario completamente distinto al actual. Ni que decir tiene que los prebostes del sistema actual son quienes más en redondo se niegan a plantearse tal medida.

Por eso mismo, ¿quién podría imaginarse que quien rompería el tabú sobre este tema, sería precisamente, UN GOBERNADOR DE UN IMPORTANTE BANCO CENTRAL?

Han leído ustedes bien. Si se han quedado patidifusos, ya somos dos:

El gobernador del Banco de Inglaterra


apoya "eliminar la reserva fraccionaria"



Hay esperanza. Seguramente ahora se le echen encima centenares de estatistas, pero la espita ha sido abierta. Incluso aunque finalmente no se llegue a nada, el liberalismo tiene una oportunidad única para defender sus ideas. Aunque eso será en otros foros, no en España. Pero seamos realistas: ¿realmente alguien pensaba que en un país tan socialista como el nuestro podría prosperar un debate similar antes que en EE. UU. o Inglaterra?


viernes, 22 de octubre de 2010

Lo que sé de Rubalcaba

Sé que negó hasta la saciedad la implicación del PSOE en el GAL.

Sé que lo encubrió, lo minimizó, hizo lo posible por desviar la atención y cuando no pudo negarlo, consiguió salir casi indemne de haber mentido durante años.

Sé que nunca dio explicaciones de los tejemanejes que la "Banda de Interior" perpetró contra quienes destaparon los GAL.

Sé que durante aquella época eran de uso común informes confidenciales sobre las vidas privadas de todo aquél que destacara en España, desde personaes tan aparentemente poco relevantes en la política como el entonces presidente del Real Madrid, Ramón Mendoza, hasta Su Majestad Juan Carlos I.

Sé que la manera más sencilla de obtener, custodiar y emplear informes de ese tipo, es estar al cargo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Sé que la mayoría de las detenciones de etarras desde que Rubalcaba es Ministro del Interior, han sido en momentos en los que al Gobierno le interesaba desviar la atención de otros asuntos que comprometían su ya baja popularidad.

Sé que alguien como Rubalcaba ha logrado aunar lo peor del "felipismo" con lo peor del "zapaterismo".

Sé que no tendría escrúpulos en usar informes y dossiers contra sus enemigos de fuera y de dentro del Gobierno, por ejemplo, presionando al Presidente para que elimine a De La Vega o forzando su ascenso a Presidente "fáctico".

Sé que él es consciente de que no tiene imagen de líder, como si la tienen Felipe González o Zapatero, y que se siente más cómodo en el papel de aparente segundo de a bordo, aunque sea quien mande en realidad.

Sé que cada uno de sus actos está destinado a la obtención, ampliación o conservación del Poder.

Sé que si sobrevivió al felipismo, podrá sobrevivir a una regeneración en el PSOE que acabe con la etapa de Zapatero. Rubalcaba es ahora mismo, el verdadero núcleo fuerte del PSOE.

Sé que en tiempos de zozobra, uno prefiere abrazarse a los valores de toda la vida, se prefiere lo malo conocido que lo bueno por conocer o en términos de Zapatero, volver al redil del Grupo Prisa que continuar con ese romance con Roures y Mediapro.

Sé que Rubalcaba sabe que necesita decir alguna verdad evidente de vez en cuando para así cimentar mejor su credibilidad cuando miente sin rubor alguno.

Sé que no se quedará de brazos cruzados esperando una alternancia democrática. Ya tiene pensados varios escenarios y varias "soluciones" para conservar el Poder.

Sé que sabe que un partido puede seguir en el Poder aunque deje de estar en el Gobierno.

Sé que en el PP le tienen tanto desprecio como temor y que él sabe usar el uno para ir de víctima y presentarse como político tolerante frente a la derecha cavernaria y el otro para intimidar a sus rivales políticos.

Sé que teniendo un poder incontrolado, entramos en una etapa negra de la democracia española aún más tenebrosa que ninguna que hayamos vivido antes.

Sé que todo aquél que destaque en España es potencial objetivo de investigaciones personales. Que esos dossiers van a ser el pan nuestro de cada día, pero que la única manera de detectarlos será los cambios de oinión o de actuación de las víctimas.

Sé que en los cajones de los escritorios de Rubalcaba aguardan su momento numerosos casos de corrupción del PP para estallar en el momento preciso antes de las próximas convocatorias electorales, especialmente de cara a la batalla autonómica contra Aguirre en Madrid.

Sé que la peor artimaña que podamos imaginar, ya ha sido concebida, estudiada y valorada por Rubalcaba.

Sé que lo que queda del Gobierno Zapatero (sean meses, un año y pico o incluso una legislatura más) serán más duros para España que lo que ya ha pasado.

El zapaterismo ha muerto. Bienvenidos al "Rubalquismo".




miércoles, 8 de septiembre de 2010

Paro e inmigración: el peligro de una correlación equivocada

Ahora mismo, en la mañana del día 8 de septiembre, la edición digital del diario El Mundo publica una encuesta de libre participación para sus internautas y usuarios donde pregunta si "existe relación entre la tasa de paro y el número de inmigrantes". Son casi las 13 horas y con más de 13.000 votos emitidos, un abrumador 78% de personas considera que sí.

Cabría decir que la respuesta no señala cuál es la correlación entre ambos datos, pero la misma es sugerida por un epígrafe de la portada de El Mundo de hoy, donde señala que España acoge a más inmigrantes que Reino Unido, Francia o Italia y que la tasa de inmigrantes en España es el doble de la media de la UE, igual que la tasa de paro.

La sugerencia del segundo diario más leído de España es obvia: a más inmigrantes, más paro.

Esta idea no sólo es falsa, sino que además es peligrosa. Para empezar a desmontarla, hemos de decir que el "boom" de la inmigración en España no se ha producido en los 3 últimos años de crisis, sino en los diez anteriores, donde hasta el 2007 España creó empleo y en los primeros años de siglo, a un ritmo inusitado, llegando a crear uno de cada dos nuevos empleos en la Unión Europea. Esa prosperidad (que no era tan sólida, por lo que se ha visto) no era "a pesar de los inmigrantes" sino en gran parte gracias a ellos.

Hemos de continuar indicando que los inmigrantes escogen sus destinos con cierta racionalidad y lógicamente, preferirán acudir a un país que crea empleo que a uno que lo destruye. Por eso mismo, en los dos últimos años se ha incrementado la tasa de extranjeros que regresan a sus países, especialmente iberoamericanos y el flujo de nuevos inmigrantes ha dejado de crecer como lo hacía antaño e incluso se ha reducido en los casos de algunas nacionalidades (de nuevo, singularmente los iberoamericanos).

Menor ha sido el cambio en el caso de los magrebíes y subsaharianos por una sencilla razón: por mucha crisis que tengamos en España, los países de los que ellos vienen están mucho peor. El inmigrante lo que pretende es ir a mejor. Si viene de un erial, la crisis en un país europeo le puede parecer un escenario muy aceptable.

Es obvio que en un contexto de destrucción de empleo, habrá muchos inmigrantes arrojados a las garras del paro porque los empleos que desempeñan suelen ser de baja cualificación (servicios de limpieza, hostelería y similares) o pertenecientes a sectores con los que la crisis se ha cebado (construcción).



Denunciar la tasa de inmigrantes cuando tenemos un 20% de paro y silenciarla cuando ese paro era del 8% no sólo es hipócrita, sino una demostración de hasta qué punto las mentiras socialistas imperan en la mentalidad de muchos que dicen combatir el socialismo. Si realmente hubiera más paro debido a que hay más inmigración, la solución para crear empleo sería simple: echar a "los que sobran". Y claro, para ello se aplicaría un criterio de "preferencia nacional", aunque eso supusiera echar al inmigrante eficaz y apto en su trabajo y conservar al nacional vago e inepto. Un ataque al principio del mérito y la capacidad muy del gusto socialista.

¿Por qué digo que esta mentalidad es socialista? Porque se ancla en el prejuicio socialista de que el trabajo es algo estático que hay que repartir, que la riqueza es una tarta que ni crece ni decrece y que es responsabilidad del factotum estatal el distribuirla entre unos ciudadanos pasivos que sólo pueden mendigar la ayuda pseudodivina que el Estado les dé cual maná en el desierto.

La expulsión de grandes cantidades de inmigrantes no crearía empleo, sino que supondría una contracción de la demanda en muchos sectores económicos que destruiría aún más puestos de trabajo. Además, imposibilitaría que muchos empresarios ajustaran sus márgenes comerciales exiguos al no poder contar con una mano de obra que suponga una menor carga salarial en sus gastos (en los sectores menos intervenidos por el Estado y menos saboteados por los sindicatos, muchos inmigrantes aceptan salarios más bajos y posibilitan la prestación de servicios a precios más competitivos para el consumidor, lo que finalmente reporta beneficios a toda la sociedad aunque los socialistas sólo vean al trabajador que ha dejado de ser empleado por no aceptar el mismo salario que el inmigrante).



En definitiva, echar la culpa del paro a la inmigración es un argumento tan falaz y peligroso como el de los neo-malthusianos cuando proclaman que con menos población viviríamos mejor.

Este tipo de falacias socialistas ponen en bandeja la ebullición de movimientos xenófobos que se traduzcan en actos violentos. Facilita la adopción de más medidas distributivas e intervencionistas por parte de gobiernos demagogos y culpabiliza a una parte esencial de nuestra ciudadanía como responsables de un fenómeno que en realidad sufren en primera persona.

Como en otras ocasiones, algunos liberales conservadores puede que vean en mis argumentos cierto "buenismo". Yo no niego los muchos problemas que un fenómeno como la inmigración puede causar, y más con la desastrosa gestión que los sucesivos gobiernos españoles han hecho del caso. Lo que no acepto es la sumisión ante prejuicios colectivistas y su inmersión en la lógica liberal a través de extrapolaciones economicistas aberrantes. No me vale el tan manido argumento de que hay inmigrantes que vienen a mamar de la teta estatista o a delinquir. Claro que los hay, ¿tantos como españoles? Aunque fueran más los extranjeros con ese comportamiento, la responsabilidad no deja de ser individual y convertirla en colectiva vuelve a ser una traición al individualismo liberal y un acto de sumisión al colectivismo comunistoide al que tanto le gusta colocar etiquetas de "buenos y malos", "ellos y nosotros", "explotadores y llamados a la victoria final".

Los inmigrantes no han manipulado los tipos de interés desde los bancos centrales, no han eternizado un sistema laboral franquista y obsoleto, no son los culpables de la mafia sindical ni del marasmo empresarial español, no son quienes han diseñado un sistema autonómico que multiplica el estatismo en fractales infinitos. ¿Realmente son ellos los que han hecho que el paro esté en el 20%?

¡Venga ya, hombre!

domingo, 5 de septiembre de 2010

Memoria, Dignidad, Justicia.

Hoy es el día de recordar que son casi mil los asesinados.

Hoy es el día para no olvidar que son millares los heridos (física y psicológicamente).

Hoy es el día para tener en cuenta que decenas de miles han sido y son amenazados directos.

Hoy es el día para valorar que más de doscientos mil han tenido que exiliarse de su propia tierra.

Hoy es el día de volver a decir que la extorsión generalizada ha sido la norma.

Hoy es el día de rememorar que todo un país y los derechos a la vida y a la libertad de quienes lo habitan, no pueden depender de la graciosa voluntad de una pandilla de asesinos.

Hoy es el día de acordarse de las masacres de Hipercor y de la casa cuartel de Vic.


Hoy es el día de volver a sentir que todos somos Miguel Ángel.






Hoy es el día en que decimos con firmeza que no nos olvidamos de las torturas a Juan Antonio Ortega Lara.





Hoy es el día en que debemos dejar claro que sabemos que las serpientes nunca dejan de serlo.

Hoy es el día en el que la Memoria debe ser nuestra guía para que podamos mantenernos en la búsqueda de la Dignidad, que será la única senda para llegar a la Justicia.


Hoy es el día.

Y mañana; y mañana; y mañana.

Porque algunas cosas son demasiado importantes como para sólo acordarse cuando hay un cadáver reciente.


Ellos no han cambiado y tienen las cosas claras. ¿Y nosotros?


"Me encanta ver las caras desencajadas de los familiares en los funerales. Aquí, en la cárcel, sus lloros son nuestras sonrisas y acabaremos a carcajada limpia. Esta última acción de Sevilla ha sido perfecta; con ella, ya he comido para todo el mes."


(Iñaki de Juana Chaos, miembro de eta, recordando el asesinato del matrimonio Becerril).

miércoles, 11 de agosto de 2010

A vueltas con los derechos de los homosexuales -Debate con Luis H. Arroyo

¿Tienen los homosexuales valores distintos a los heterosexuales? ¿Supone la adquisición de derechos civiles por ese colectivo una subversión de los valores que han hecho progresar la sociedad?

Estas dos preguntas permanecen latentes en el intercambio de pareceres -para mí siempre interesante y didáctico- surgido con Luis H. Arroyo, el del Cuaderno de Arena, quien hace honor a aquella frase de Hayek que decía que "para que un economista sea un buen economista, no debe de saber sólo de Economía".

Como siempre, en un intercambio de opiniones se van marginando las concordancias para hincarle el diente a las discrepancias, actitud mucho más honesta y fructífera que la de los sandios que se refocilan en sus coincidencias haciéndose la mutua pelota. Estoy en amplio desacuerdo con algunas de las afirmaciones de Luis y sobre todo con lo que puede derivarse de dos o tres puntos de vista que mantiene, pero intentaré ir paso a paso sin dejar de lado ningún aspecto del debate.
EXHIBICIONISMO HOMOSEXUAL

En mi última entrada ya dejé claro que el exhibicionismo no es sólo homosexual pero que éste está mucho menos tolerado por razones obvias:

1) Porque resulta menos sugerente a la mayoría de la población, que es heterosexual.

2) Porque tradicionalmente ha sido mucho más frecuente el exhibicionismo heterosexual (y lo sigue siendo, no hay más que ver la publicidad, el cine, las series de tv...) con lo que hay un poso social o una especie de "callo" cultural que ve esa exhibición permanente de la heterosexualidad como algo endémico del paisaje social.

3) Porque el exhibicionismo homosexual es mucho más agresivo, debido precisamente a la situación de ocultación y discriminación de la que provienen los gays. Es como si de repente tuvieran que "recuperar el tiempo perdido" y vengarse de quienes les han discriminado o les ven con prejuicios como si dijeran "sé que no te gusto, pues me vas a tener que aguantar por narices". Pero esto es sólo predicable de una minoría del colectivo homosexual, que lamentablemente proyecta su imagen sobre la mayoría.

Dice recientemente Luis que ha "descubierto" gracias al comentario de Violante Cabral que no le molestan las tendencias sexuales privadas sino el exhibicionismo público. A mí me parecía evidente que ése era su caso (como el de muchos entre los que me cuento con mayor o menor intensidad), por eso he usado las comillas en lo de descubrir. Pero es obvio que a Luis, como a casi todos (también a mí) le pasa mucho más inadvertido el exhibicionismo heterosexual constante y omnipresente y/o le/nos molesta menos.

Por otra parte, aún no le he leído a Luis ni una sola frase reconociendo lo que a mí me parece evidente: los que van en las cabalgatas del Orgullo Gay, ni son todos homosexuales ni todos los homosexuales van en la cabalgata. Hace falta decir hasta la extenuación que la mayoría de homosexuales no van pregonando su condición, no porque se avergüencen de ella sino porque la consideran un tema personal y ven cada vez con más recelo y hastío la deriva carnavalesca y totalitaria de parte del colectivo gay (el más cercano al poder, por cierto). Creo que es imprescindible comentar esto cuantas veces haga falta, precisamente para que ese germen totalitario que con acierto denuncia Luis en los lobbys gays, cuente con una victoria que no les podemos permitir: que consideremos que ellos son todos los homosexuales, que los representan a todos, que no hay homosexuales que no piensen en todo como ellos lo hacen. Solemos hacer esta salvedad elemental con los nacionalistas y los habitantes de las regiones que aspiran a tiranizar, ¿por qué no hacerla con un colectivo mucho más fragmentado pues no puede ser deducido de un ámbito geográfico específico?

Por otra parte, contra el vicio de la exhibición está la virtud de la indiferencia o el "no mirar". Yo he acudido varios años a ver la monótona y politizada (por los progres) cabalgata del Orgullo Gay, con una mezcla de curiosidad y perplejidad. Cuando me aburrí de ver famosillos (todos de la secta de la "Zeja") y cuerpos semidesnudos contoneándose al son de la música maquinera (y es fácil aburrirse pronto porque es todo el rato lo mismo) me salí del jaleo con mis amigos y nos fuimos de bares, ya fuera a Chueca o a aledaños. Prefiero que ese tipo de contoneos se den en situaciones mucho más íntimas y con música más de mi gusto.

Entiendo que los lobbys han logrado un nivel de presencia que resulta cansino, pero nunca como hoy hemos tenido tantas posibilidades de ocio que nos permiten desconectar de los sectores de la realidad social que nos resultan fatigosos. Pero el Día del Orgullo Gay ya hace mucho que derivó en una nueva excusa más que esta sociedad se da para salir de la rutina por unas horas y si es multitudinario no es por la reunión de homosexuales sino por los muchísimos heterosexuales que acuden/acudimos, aunque sea ocasionalmente, en compañía de amistades o parejas, a un lugar donde sabes que hay más juerga de lo normal. Como ya mencioné, tiene mucho más que ver con el hedonismo que con el movimiento gay, el primero es una corriente aún más amplia que el segundo.

LIBERTAD Y EMIGRACIÓN

Además, Luis me hizo un interesante comentario del que me gustaría opinar. En mi anterior entrada y las réplicas a las respuestas, mencioné que hoy en día, pese a la no discriminación oficial, persiste en no pocos ámbitos un claro prejuicio homófobo (esperemos que don Pío Moa no nos regañe por emplear la palabra dichosa, aunque dudo que se pase por este blog, lástima... para él, claro). Eso provoca una migración de personas hacia núcleos de población más grandes buscando una comodidad y libertad que acaba derivando en el establecimiento de barrios como Chueca o el "Gayxample". Luis comentó esto:
[...]y por fin, sobre la emigración del pueblo, no es la primera vez que se busca la libertad en la ciudad, cuna de ella. En un pueblo no pretendas que adopten las costumbres cosmopolitas, ni esta ni ninguna. El destino de todo el que destaca, en lo que sea, bueno o malo, es largarse. Y lo del Ghetto ¡lo fomentan ellos mismos! paradas, carnavales, barrios tomados (no por que los hayan recluido ahí...) pero por favor, es que Chueca es un ghetto! No me compares esto con los ghettos judíos, Carlos, por favor.

En ningún momento he querido comparar a Chueca con el gueto de Varsovia u otro de aquel ominoso tipo, por supuesto. Lamento si algo similar se ha derivado de mi uso de la palabra "gueto" (le doy mucha importancia a esta aclaración, que consideraba innecesaria, por mi personal aprecio al pueblo judío), pero creo que Luis exagera un tanto. Él mismo reconoce algo en lo que concordamos: la mayor libertad inherente a las ciudades grandes, con lo que reconoce asimismo que SÍ existen lugares donde la homosexualidad aún supone dificultades en el desarrollo vital de quien la siente.

Sobre que el gueto sea fomentado por sus propios integrantes, creo que se debe matizar que es más fácil establecerse en un lugar donde hay más gente como tú, como les pasa a los iberoamericanos, a los magrebíes, a los rumanos... Tiene una vertiente positiva, que es que puede acelerar el proceso de integración sin demasiados traumas, y otra negativa, que es que un exceso de aislamiento de ese grupo social acaba logrando justo el efecto contrario, una falta de integración que finalmente puede devenir en una serie de conflictos mucho peores. El ejemplo son numerosos suburbios periféricos franceses. En el caso de los homosexuales, no tiene nada que ver, no hay una barrera idiomática ni cultural, por lo general, tampoco económica (de hecho, Chueca ha pasado a ser un barrio "bien" tras ser tomado como "sede urbana" del colectivo gay cuando antes era un barrio bastante complicado y con altas tasas de delincuencia). Por cierto, un dato para la reflexión y que a los Zerolos de turno les irrita bastante y procuran ocultarlo: en el barrio de Chueca, las elecciones las gana el PP, y no por poco.

Y de nuevo, la frase de Luis "El gueto lo fomentan ellos mismos" supone una generalización muy del gusto de los lobbys rosas. También hay homosexuales que no quieren vivir en ese tipo de barrios precisamente porque no quieren que su residencia sea una especie de "marcador social" de su condición sexual.


LOS "VALORES HOMOSEXUALES"
Pero la cuestión que considero más relevante del comentario de Luis, se da en las siguientes líneas:



Un padre/madre homo hará lo posible para estar orgulloso de su hijo/a, y le inculcará los valores homosexuales inevitablemente. No me imagino a un padre hetero fomentar la homosexualidad (aunque la acepte resignadamente si su hijo lo es). Vamos a ver: estás confundiendo los términos. Y no niego el derecho a ejercer la inclinación que la naturaleza le ha dado, pero de ahí a pensar que la adopción es guai, va un abismo.
¿Los valores homosexuales? ¿Cuáles son? ¿Supone esto que existen unos "valores heterosexuales" contrapuestos? Pues yo, como heterosexual, reconozco mi ignorancia respecto a estos últimos. ¿Los valores de la persona se determinan por su condición sexual?

Leyendo estas líneas de Luis, pareciera obvio que unos padres homosexuales desearán que su hijo herede su inclinación sexual. No dudo de que los habrá, pero salvo que veamos a la homosexualidad como negativa, esto no debería ser preocupante. Yo creo que es más sencillo que unos padres homosexuales, que quizá hayan sufrido por su orientación, sean más respetuosos con la orientación sexual de su hijo de lo que la sociedad fue con la orientación sexual de ellos. Es común que todo padre desee para sus vástagos un mundo mejor que el que ellos han tenido a su alrededor. Esto no siempre se cumple, obviamente, pero es una tendencia probada. Como también lo es que de padres heterosexuales nacen y se crían hijos homosexuales. O hijos deshonestos de padres honestos, o viceversa (esto es más difícil, porque siempre es más fácil de contagiar lo malo, pero salvo que consideráramos ya claramente negativa a la homosexualidad, no debería preocuparnos).

Además, Luis no se imagina a un padre hetero fomentando la homosexualidad, con lo cual, da a entender que no se imagina a un padre gay fomentando en su hijo la heterosexualidad. Lo que veo, es que tampoco se imagina a un padre que no fomente e inculque una sexualidad determinada en sus hijos sino que intente fomentar la libertad de elección, ya sea "racional" o siguiendo los irracionales instintos del hijo o hija.

Yo no soy padre y Luis sí lo es, por lo que debo ser extremadamente cuidadoso puesto que no quisiera que crea que cometo la osadía de opinar sobre su desempeño como padre, cosa que no me atrevería y además no tengo motivo alguno para dudar de su buen hacer, antes al contrario. Pero lo que sí quiero decir, es que no creo que todos los padres heterosexuales "acepten resignados la homosexualidad de su hijo si se da", y en esto sí puedo hablar desde la experiencia porque conozco casos en los que los padres han apoyado a sus hijos cuando estos han "salido del armario", no con alborozo por su homosexualidad ni con resignación, sino contentos por la más o menos libre elección de su hijo.








Yo no considero que por ser heterosexual tenga que tener unos valores determinados distintos a los que tendría de ser homosexual
. Mis valores se incardinan en el liberalismo clásico y con toques, a veces muy intensos (que me gustaría que fueran eclécticos), de autores mucho más modernos e incluso actuales. Si un "valor heterosexual" es considerar la homosexualidad una desgracia, no perseguible y respetable, pero una desgracia al fin y al cabo, declino ser partícipe de ese "valor heterosexual". Niego rotundamente que mi condición sexual suponga que mi ideología sea determinada por mi conjunto de reacciones hormonales. Entre otras cosas porque eso supondría que mi ideología sería mudable con un determinado tratamiento farmacológico, por ejemplo, la hormonación necesaria para poder adquirir caracteres físicos femeninos (hormonación que llevan a cabo los transexuales nacidos hombres que se sienten mujeres). Esa opción de cambiar ideas mediante fármacos, me parece más típica de alguna novela de pesadilla futurista de Aldoux Husley y toda mi RAZÓN se rebela contra ella.

Esto hace que Luis me considere "racionalista" algo que no considero peyorativo (cosa distinta es ser "hiperracionalista" que supongo que es lo que él quería decir). Después hace interesantes comentarios sobre la base irracional de la sociedad, Hayek y von Mises. Cuestiones sobre las que me gustaría volver en un próximo post, por interesantes y porque éste ya me ha quedado demasiado largo, por lo que pido disculpas.

Saludos.