miércoles, 18 de febrero de 2009

¿Qué te creías, Rajoy?

Tras el trauma nacional (para unos más que para otros) de la masacre del 11-M y los nauseabundos intentos de capitalización política de la masacre (por parte de unos más que por parte de otros) la legislatura anterior, el PP estableció una serie de pilares en su política de oposición. Tras la pérdida del poder, la esperanza que aglutina a un gran partido suele ser -más que las ideas- la expectativa de poder. No era una expectativa ridícula. El PP conservaba gran poder local y autonómico, estaba al borde de la mayoría absoluta en el Senado y Zapatero era tan inexperto y temerario en sus actuaciones que era probable esperar un cambio de tornas electorales.


Salvo por un detalle que al PP siempre parece escapársele: que en España, el cuarto poder es el primero y es capaz de hacer bailar a los otros tres al son que decida ensayar. Perder de vista este lamentable axioma de nuestra democracia le costó al PP las elecciones del 2004 tras la masacre. Curiosamente, no aprendieron nada. Aznar, en un rapto de lucidez, decició aludir claramente al GRUPO PRISA en una entrevista en Telecinco poco después de la debacle electoral, pero denominó a la empresa de la familia Polanco "Poder Fáctico Fácilmente Reconocible" sin reparar en que muchos españoles no estaban para eufemismos así como que ese poder había sido amablemente alimentado y protegido por él durante años. Curiosamente, la tardía y escasa valentía de Aznar fue contraproducente para el PP. Dicho partido -empecinado en obedecer a sus enemigos para que no le tacharan de extremista- dio por hecho que poner el acento sobre la desequilibrada balanza mediática en su contra suponía "algo del pasado que había que superar" sólo por el mero hecho que de Aznar lo había comentado.


No obstante, como digo, se establecieron varios fundamentos de la política de oposición:


1) La intención de acabar con e.t.a. eliminándola, ganando la batalla (no empatándola).


2) La defensa de una cierta idea de España como ente nacional donde los ciudadanos deben ser libres e iguales independientemente de su lugar de nacimiento, residencia y lengua materna.


3) Un rechazo al giro de 180º de la política internacional de Zapatero, consistente en abrazarse a dictaduras y alardear de tolerancia superficial con esa vacuidad llamada "Alianza de Civilizaciones".


4) Una tibia e insuficiente defensa del sistema democrático español, escenificada en la renuencia a entregar por completo el Poder Judicial al PSOE (si bien no apostando por su independencia, que es lo que se debería).



Tras la segunda derrota del PP y Rajoy en el 2008, el líder popular parece convencido de que para gobernar España, hay que parecerse al PSOE. Los pilares de actuación de la legislatura pasada han sido dinamitados.



1)En cuanto a la política antiterrorista, Rajoy ha abandonado la exigencia de que el PSOE cumpla el Pacto por las Libertades y Contra El Terrorismo que el propio Zapatero siempre ha presumido de haber ideado (y eso que lo traicionó incluso antes de ser Presidente). Ha logrado eliminar al bastión personal más descollante en la lucha ideológica contra el nacionalismo -María San Gil- haciendo que el PP sólo pueda aspirar, en el mejor de los casos a ser la muleta de Patxi López.



2) La defensa de una cierta idea de España estaba condenada al fracaso porque el PP nunca tuvo clara esa idea (lo de "cierta" es por aproximación, no por certidumbre). Quedó claro con el estatuto valenciano, el andaluz, el "galleguismo genético" del que presumía Núñez Feijóo y el catalanismo del PP mallorquín. Los movimientos en el País Vasco y en Cataluña reorganizando el partido para poner direcciones mejor vistas, cuando no aplaudidas por los nacionalistas, indican ese empeño del PP por parecerse al PSOE y poder decir en cada sitio una cosa.



3) La oposición a la política exterior sigue más por inercia que por convicción, como muestran el arrobamiento adolescente que algunos líderes populares muestran por Obama y el tono bajito con el que han pasado a criticar las continuas torpezas de Moratinos.



4) La defensa de la democracia vista como un sistema de "check and balances", imperio de la Ley y división de poderes, ha pasado a mejor vida vistos los tejemanejes en Madrid por manejar Cajamadrid a dedo puro y duro y el pacto sobre (contra) la Justicia perpetrado por Rajoy y Zapatero.



Y luego se sorprenden de que UPyD se dispare en las encuestas.



Rajoy quizá pensaba que con una crisis del calibre que vamos a tener (lo peor no ha llegado) el Gobierno caería en sus manos como fruta madura. De nuevo subestima al cuarto poder (insisto, en realidad es el primero y casi único). ¿Se piensa que el PSOE asumirá la pérdida del Gobierno cuando creen que este les pertenece casi por decreto? ¿Se piensa que por hacer lo que en el PSOE quieren que haga dejarán de usar a Garzón en vísperas electorales? ¿Se piensa que con la masiva infiltración del PSOE en la judicatura y la Fiscalía se abstendrán de manejar cuidadosamente los tiempos para destapar a los corruptos del PP justo cuando mejor le venga al PSOE?



¿Qué te creías, Rajoy? ¿Que de repente te iban a perdonar la vida? ¿Te creías que aceptarían una alternancia sin más y que "te llegaría el turno"?



Si realmente creías todo eso, enhorabuena: has cumplido las expectativas de quienes quieren que el PP sea aquello en lo que lo estás convirtiendo, una excusa para que uns sistema democrático podrido presente una carátula de democracia al aparentar el PP ser una opción de alternancia estética, pero no real. En definitiva, cuando alguien se convierte en un peón de su adversario sin darse cuenta de que lo es, merece que le pongan el calificativo de tonto útil.



Y me imagino lo duro que debe ser sentirse el tonto útil de un bobo solemne.

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