lunes, 22 de marzo de 2010

¿Es el Euro el problema?

Quienes sigáis el interesante blog de Luis H. Arroyo, bloguero prolífico como pocos, conoceréis su sólida opinión acerca de la crisis de la eurozona. Para manejarla -y simplificándola mucho (con su permiso, espero)-, diré que un elemento esencial consiste en ver la moneda única europea como una cuestión eminentemente política y no económica, una unidad forzada de arriba a abajo, antinatural (en el sentido de ir contra la realidad del mercado) y por tanto, potencialmente peligrosa.

El alma del euro es el marco alemán, pero su cerebro parecería ser más bien francés. Las vísceras corresponderían a otros países de la eurozona que tradicionalmente han tenido muchísimas más fluctuaciones monetarias que los teutones, singularmente naciones del sur de Europa, aquellas que con el típico complejo de superioridad anglosajón, hemos sido denigrados con el término PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España). Recientemente, la "I" ha pasado a ser "desempeñada" por Irlanda.

Llegada la crisis y debido a la manga ancha de la burocracia europea, todos los países que lo componen han cometido "pecados contra el euro". Algunos han ido demasiado lejos, dejando salir a flote su largo historial inflacionario, deficitario y de política monetaria laxa y populista (vamos, socialista). Así que los PIGS, tras aparentar cierta disciplina monetaria y fiscal en tiempos de crecimiento (y burbuja) vuelven a las andadas cuando llega el temporal.


Si cada uno de los países en problemas tuvieran su propia moneda, podrían capear la tormenta mal que bien recurriendo a la devaluación, como ha hecho Reino Unido e hizo la España de González. No es una solución elegante, ni mucho menos honesta (no deja de ser un hurto a toda la población del país devaluado), pero al menos es una solución, aunque sea parcial.

Pero el euro imposibilita esa opción. Se ha demostrado que algunos países no formábamos parte de un área monetaria óptima; que la idea del euro de que el rigor fiscal alemán se extendería por los países miembros era una quimera. Al contrario, ahora es Alemania la que ve a otros países como un lastre (y con razón).



Asumiendo que el euro fue un empecinamiento político que relegaba a la Economía a un segundo o tercer plano, ¿la culpa de la crisis es del euro?

En mi humilde opinión, la respuesta es que no. Decir que el euro ha sido un agravante de la crisis y un impedimento para salir de ella considero que es realista pero también que supone ver al euro como un elemento más importante de lo que es. Lo veo similar a considerar internet como la causa de ciertos delitos (cuando es el medio). Internet puede favorecer la comisión de ciertos delitos y la impunidad de los delincuentes, pero la causa última hay que buscarla en los autores del delito.

El euro suponía una llamada al rigor fiscal y financiero de los países miembros, una especie de "alemanización" de muchas y variopintas naciones. "Ser como alemanes" sonaba bien en principio, suponía mayor eficiencia, mayor productividad, más carácter emprendedor, más dinamismo, más competencia, menos paro, un sistema federal más racional y menos populista...

Sólo había un problema: que no somos alemanes.

El propio Luis H. Arroyo indica bien a las claras en su libro "Economía desde el principio" la importancia del sustrato ideológico y ético (religioso incluido) en el surgimiento de los mecanismos y comportamientos económicos, no sólo a nivel individual sino de ejercicio del poder estatal. Es en este sentido donde no considero que el euro sea la raíz del problema, sino la tendencia congénita de la "eurocracia" (burocracia europea) a no respetar sus propias normas.

Con los gobiernos socialistas de Jospin en Francia y Schröder en Alemania, el eje en torno al cual gira la Unión Europea se transformó en dos países deficitarios, inflacionistas y poco rigurosos. Tras la coalición rojiverde en Berlín y el sometimiento de Chirac a Jospin y la debacle de la semana laboral de 35 horas en París, los dos grandes estados-nación europeos empezaron a fabricar parados. A finales de siglo XX y principios de XXI, el comisario de Economía y Finanzas de la UE -que era un tal Pedro Solbes- irritaba a alemanes y franceses "llamándoles al orden" y poniéndoles como ejemplo de país riguroso y con cuentas saneadas a... ¿adivinan?, la España de Aznar.

Con todo esto, lo que quiero decir es que más importante que el euro y sus limitaciones es la política llevada a cabo dentro del marco del euro. Hubo unos años en los que los alemanes no parecían alemanes (llegaron a los cinco millones de parados) y los españoles no parecíamos españoles (uno de cada dos empleos creados en la UE, era español; con Zapatero se ha llegado a crear uno de cada tres parados generados en la UE).

Los españoles no estamos fatídicamente condenados a ser un país de camareros y destino turístico de los ciudadanos ricos de la Unión. Son nuestras decisiones las que nos condenan, no un destino inexorable. Podemos hacer las cosas bien. Falta voluntad política y mentalidad de trabajo, claro, pero lo hicimos en un pasado reciente, logrando metas que otros secularmente más capaces que nosotros no lograban alcanzar.

Los requisitos estipulados en los criterios de Maastricht eran una semilla razonable, pero precisamente se pasaron por alto porque parecía una blasfemia sancionar a Francia y Alemania. De aquellos polvos vienen ahora los lodos de Grecia... y España.

Comparto la opinión de que si se sale de la crisis, hoy en día no será gracias al euro si no a pesar del euro, pero es la acción política y los hábitos socialistas de la población los que han generado la crisis (principalmente) y los que entorpecen su salida de ella.

El euro no es el problema en sí, sino que sea la moneda más politizada y demencial que ahora mismo existe. Su inestabilidad surge de el sobredimensionamiento que las decisiones políticas tienen sobre ella. Dado el mejunje de poder que conforma la Unión y los intereses dispares cuando no confrontados de los países miembros, el euro no tiene un comportamiento de mercado, sino que es un pelele en manos de políticos, los más de baja estofa moral, y muchos además, de nula preparación económica. Si los políticos se tomaran en serio al euro y se castigara a los infractores, la potente señal de rigor y credibilidad reforzaría la moneda y reduciría las políticas socialistas de muchos gobiernos nacionales.
Pero son los zorros los que se han puesto a cuidar de las gallinas.

No considero que el euro sea el problema, considero que en todo caso, los que sí son el problema convierten en más problemas todo aquello que tocan. Y el euro, para nuestra desgracia, está en sus manos.

7 comentarios:

  1. El análisis es correcto, pero una duda. ¿Podrían decir lo mismo los extremeños o andaluces respecto de la peseta? ¿podrían decirlo los habitantes de Alabama respecto del dólar? Creo que estos dos ejemplos pueden cambiar la perspectiva acerca de lo que está sucediendo ahora con el euro.

    En mi opinión, esto no es nada nuevo, sino simplemente la traslación del modelo monetario tradicional a un ámbito nacional, una especie de segunda etapa de construcción de Estados-Nación. Lo que sí nos debería hacer reflexionar es el hecho de que a pesar de situar el precio del dinero en tasas tan ridículas, no se hayan dado episodios de alta inflación ni se haya visto reducida la tasa de desempleo en naciones como Francia o Alemania.

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  2. Interesante planteamiento, Daniel. No obstante, y por seguir con tu ejemplo: Alabama, Extremadura, Andalucía, formaban parte de una unidad nacional previa a la moneda común de dicha unidad. El caso de los EE. UU. sería más complicado y habría que ir casi estado por estado, pero había unos elementos comunes que son los que revelan la existencia de una nación. Independientemente de las diferencias económicas entre Alabama y California (o entre Extremadura y Barcelona) la moneda no era tanto un elemento de fundación nacional como una consecuencia de esa fundación.
    Con el Euro se ha invertido el proceso: primero la moneda y luego la homogeneización (que la realidad ha desmentido) de los usos fiscales, y financieros.

    Se esperaba que al eliminar la soberanía de los Bancos Centrales nacionales y entregársela a un "neutro" BCE, los países miembros se verían obligados a acatar el rigor financiero de la locomotora (Alemania). Pero ya de entrada se hizo la vista gorda para que algunos países formaran parte del euro y ese "pecado original" sólo fue el primero de muchos. Ahora se pagan las amargas consecuencias de que el euro tuviera que ser "sí o sí" por quedar bien. La política oportunista por delante del mercado, una vez más.

    Estoy de acuerdo en tu aguda conclusión sobre la traslación del modelo monetario nacional a una etapa "europeizante", con la vista puesta en unos hipotéticos "Estados Unidos de Europa". De nuevo, parece que lo que suena bien se tiene que sacar adelante aunque sea a costa del bienestar de los europeos que supuestamente nos íbamos a ver beneficiados por todo esto.

    Sobre la ausencia de hiperinflación que desde algunos ámbitos liberales (también "austríacos") se daba por descontada, es sin duda un tema complejo, si bien creo que es esencial el "credit crunch" y que la banca ha usado ese chorro de dinero para cuadrar balances sin que se reactive el circuito crediticio. La persistencia del paro incluso en las naciones más ahorradoras, debería ayudar a desterrar a Keynes, pero ya se sabe que los políticos se pliegan a sus tesis no tanto por ideología como por conveniencia.

    Saludos.

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  3. Te comento los casos de Andalucía, Extremadura o Alabama porque si fueran países independientes podrían manipular su moneda a su antojo con el objeto de ganar competitividad frente al resto de países teniendo un tipo de cambio fijo. Devaluar cuando se tiene déficit comercial y, o bien mantener (esto lo suelen pasar por alto los fanáticos del mecanismo de Hume) el valor de la moneda dándole al botón "imprimir billetes" (que es lo que hace China), o bien revaluarla cuando se tiene un generoso superávit.

    Una moneda común de Andalucía con el resto de España impide que puedan ganar competitividad así, pero no sólo eso. Las políticas monetarias restrictivas que evitan la inflación en Cataluña, tienden a deprimir la economía Andaluza (por ejemplo); mientras que las políticas expansivas buenas para Cataluña en épocas de bajo crecimiento tienden a incrementar el endeudamiento de los andaluces con el resto del mundo (ya que su tejido productivo no puede absorber el repentino aumento de la demanda), sin que exista el mecanismo de disciplina ahorradora que supone una divisa propia que nadie quiere. Para cuando los españ..., perdón quise decir andaluces se quieran dar cuenta, tendrán montañas de deudas, unos precios reales que les impiden ser competitivos con el resto del mundo y una mayor población cuyo estándar de vida acostumbrado no pueden soportar con la riqueza que realmente tienen.

    Luego viene el reajuste económico y sesudos teóricos hablarán del despido libre y trabajar dos años más, hablarán de la necesidad de tener hijos, pero nadie hablará del problema de manipular las monedas a lo bestia y jugar al tiovivo con los tipos de interés.

    El euro es una de las grandes meteduras de pata europeas y ha sido una maldición para España. Ahora salirse sería una locura, pero nunca debimos entrar. Sólo nos ha traido inflación, deuda externa, paro, problemas estructurales... nada bueno.

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  4. Desde luego me parece un excelente post, Carlos. y diría que estoy de acuerdo con él, sino no es porque afirmar que el euro no tiene la culpa es verdad, pero tan verdad como que se hizo mal, o que habrían tenido que hacer otras cosas antes, o que ahora no tiene la culpa, pero la verdad es que con él se han tirados las llaves al mar, mararile, lire, lire.
    O sea, que estamos de acuerdo, porque a mí me da igual decir o no que el euro es inocente. Pero las llaves están el el fondo del mar.
    Y sí, es verdad, a mí me hubiera gustado no ser camarero y haber dado el "DO" de pecho, pero no ha sido así. Y ahora estamos peor que en 1996, cuando Solbes dejó una deuda del 70% del PIB. Pero hubo unas devaluaciones de la peseta que ayudaron a reajustar costes antes de entrar en el euro, cosa que hoy no va a suceceder. Por lo cual, repito, vamos a tener una recuperación muy lenta.
    Pero has interpretado muy bien mis posiciones, con matices, pero muy bien, lo que te agradezco.

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  5. Gracias a ambos por comentar.

    Lo primero destacado es cómo dos economistas como vosotros, Daniel adscrito a la corriente austroliberal y Luis, que le zurra al Juan de Mariana siempre que puede y ensalza a Greenspan, coincidís en el núcleo de vuestro diagnóstico sobre el euro (con los matices propios de cada uno). Pienso que eso ya merece una reflexión.

    Daniel, creo haber entendido mejor tu explicación ahora. Sabes que concurro contigo en la crítica a la manipulación monetaria. Pero digo yo, ¿no era precisamente una de las "ventajas" del euro el quitar a los políticos nacionales el poder de mangonear sus monedas? Al elevar esa competencia al BCE se entendía que la posibilidad de mangoneo quedaba muy reducida. Y en parte así ha sido. ¿Os imagináis a Zapatero con la posibilidad de apretar el botón de imprimir billetes? Tendríamos unas tensiones inflacionistas galopantes. ¿Sería un escenario mejor que el actual? Lo dudo mucho.

    No niego que el euro haya coadyuvado a nuestros problemas estructurales, pero sinceramente, creo que la mayoría ya nos venían de mucho antes que la moneda única.

    Luis, ya he leído tu última entrada, que adjunto aquí para quien quiera seguir el tema entre ambos blogs: http://cuadernodearenacom.blogspot.com/2010/03/carlos-el-del-laberinto.html

    Cuando saque tiempo te contesto en una nueva entrada.(Gracias por el link a esta mía).

    Saludos a ambos.

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  6. Si me permites soltaré una ultima idea; dices:

    "¿no era precisamente una de las "ventajas" del euro el quitar a los políticos nacionales el poder de mangonear sus monedas?"

    Claro, el objetivo era quitarle el poder a todos los gobiernos menos a Francia y Alemania, que esas son "más iguales" que diría Orwell.

    Por cierto... ¿Greenspan?, ah sí, ese hombre que bailaba el chotis con los tipos de interés: si el PIB crece mucho los subo, si crece menos, los bajo. Desde luego es asombroso que haya conseguido esto sin bananas y descargas eléctricas.

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  7. Yo creo que tiene que ver bastante el cambio monetario.Además la culpa de la crisis la tenemos todos nosotros por gastar tanto dinero en cosas de lo que no nos hace falta,tiramos el dinero a la calle,pero eso nos a pasado toda la vida.Pero ahora hay mas lujo,más capricho,más fiestas,más todo,y que hacemos nosotros?por más grande que sea la crisis más gastamos y venga prestamos y venga gastos y mas derroche.Pero esto lo tenemos que arreglar entre todos.No hechar la culpa a Zapatero por que si entra Mariano Rajoy será igual,seguieremos con la misma crisis,con los mismos gastos y con las mismas tonterías.Yo por mi que vuelva la peseta¡¡¡¡

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