Hace seis años que ciento noventa y cuatro(*) personas de entre nosotros fueron asesinadas.
A cualquiera nos podría haber tocado, les tocó a ellos.
Hoy no es el momento para hablar de política, de economía, de ideología... Hoy es el momento del duelo. Para muchas familias, ese duelo es eterno, no se limita a una efeméride. Su pérdida irremediable adquiere su total dimensión de horror y ausencia cada noche cuando apagan la luz y los últimos pensamientos del día ocupan su mente instantes antes de dormir. En esos momentos no hay homenajes públicos, no hay actos conmemorativos, no hay solidaridad retransmitida por los medios de comunicación, no hay pésames de personalidades públicas y representantes institucionales, no hay el cariño de organizaciones de apoyo.
En ese momento que se repite varias veces cada día, todos los días de una vida, los familiares de las víctimas, los supervivientes del atentado, sus amistades, están solos. Horriblemente solos con su recuerdo y la infrangible losa de la ausencia y el miedo.
Vaya para ellos todo mi apoyo, mi sincero reconocimiento y mi cariño.
(*) = Dos de las mujeres asesinadas el 11 de marzo del 2004 estaban embarazadas, de ahí el número de víctimas que menciono.
Pocas dudas
Hace 1 día
In memoriam.
ResponderEliminarUn saludo.