domingo, 8 de agosto de 2010

Homofobia, Libertad, normalidad y moralidad (II)

¿Es la homosexualidad una práctica antinatural? ¿Es inmoral? ¿Supone su aceptación una involución? ¿Acaso la tolerancia hacia ella conlleva un socavamiento de la civilización disfrazado de aumento de las libertades invididuales?

Aunque el fragor del debate acaecido a raíz de la autodefinición de Pío Moa como homófobo ya ha quedado apagado (no he podido escribir esta entrada antes) es obvio que las preguntas iniciales laten en el debate generado acerca de la homosexualidad y especialmente, acerca del reconocimiento a los homosexuales de determinados derechos civiles como el "matrimonio gay" y la adopción a cargo de parejas gays.

En la anterior entrada ya expuse por qué considero la autoimputación de Moa como homófobo, no sólo torpe, sino tramposa por suponer una dilogía insostenible y además peligrosa. Él se declara homófobo por estar contra las "maffias rosas", lo cual es tan incoherente como declararse "catalanófobo" por estar contra el nacionalismo catalán. Evidentemente, pocas muestras de aprecio hay tan contundentes hacia Cataluña y los catalanes como pugnar por que se liberen del yugo del nacionalismo. De seguir empeorando el cáncer "supremacista" e intervencionista de muchos lobbys gays (todos ellos de corte estatista), pronto pasará lo mismo: que la mejor muestra de aprecio hacia la comunidad gay será luchar por que se liberen del yugo de esos lobbys.

Pío Moa sostiene su declaración alegando que al fin y al cabo los grupos de opinión dominantes generan unas "palabras policía" y que por tanto, homófobo se usa para todos los que se oponen a los tejemanejes de esos grupos gays como el nacionalismo catalán (la analogía es mía y de otros, no la ha usado Moa) nos tacha de catalanófobos a quienes nos oponemos a sus ideas.

Esto es altamente inconsistente. Nadie duda de que Pío Moa se opone a los nacionalismos excluyentes, su obra historiográfica le avala tanto como sus numerosísimos artículos de opinión. Y sin embargo, no se le ha ocurrido titular una entrada en su blog "Yo soy catalanófobo, naturalmente".

La añagaza dialéctica de Moa para no tener que recular, alegando que "asume que se le denomine según la palabra-policía" cuyo uso se supone que denuncia, supone rendirse en una batalla tan importante como la del lenguaje: si consideras que esos grupos a los que te opones pueden etiquetarte como quieren, entonces realmente no eres beligerante con ellos, sólo te pones de perfil y no te atreves a ir de frente. Moa considera que va más de frente y que es aún más valiente por dejarse etiquetar, por rendirse ya en lo que a la Lengua constriñe, como si les diera ventaja a esos lobbys para así encabezar una lucha más heroica.

En mi opinión, el título de su post inicial sólo quería causar revuelo (objetivo cumplido) y luego tuvo que recurrir a logomaquias de titiritero para no reconocer su torpeza. Yo creo que su testarudez y orgullo se impusieron a su capacidad de análisis. Hasta el mejor escriba echa un borrón.

No obstante, a lo largo del debate desgrana afirmaciones que han sido muy aplaudidas por gran parte de los comentadores de la discusión. A saber:
-"La homosexualidad es una tara (como la miopía o la cojera), pero no se me ocurre juzgar a mis amigos homosexuales a partir de su desgracia" (no cae en la cuenta de que ya lo acaba de hacer).

¿Es una tara o desgracia la condición de homosexual?

Cabe decir que en un entorno que discrimina al homosexual, es obvio que así es, como hace años en un entorno de algún condado sureño bañado por el Mississippi, la condición de negro era una desgracia por el contexto hostil al que se enfrentaban. Pero Moa no se refiere a esto, obviamente, sino que considera al homosexual víctima de un evento que le disminuye como persona o que reduce las posibilidades del normal desempeño de sus funciones (al igual que el cojo o el miope, como él mismo dice).

Sin duda es una afirmación impopular. A nadie le gusta que le tilden de tarado o desgraciado por una cuestión de su identidad. Pero vayamos más allá de lo políticamente correcto (como intenta hacer Moa y suele conseguir, lo cual es loable). ¿Es comparable la tendencia sexual a la imperfección de algún órgano fisiológico o conjunto de ellos? Evidentemente no.

En esto, Moa en particular y el resto de contendientes en general, me vuelven a decepcionar. Porque es obvio que la homosexualidad consta de unos elementos psicológicos muy influyentes. Cosa que muy rara vez tienen la miopía y la cojera y ya no digamos el labio leporino o la escoliosis. Puede ser que Moa reduzca a la persona a un conjunto de reacciones bioquímicas y una pléyade de conjunciones hormonales. Quizá piense que el ser humano es un amasijo de interconexiones electroquímicas y que las psicológicas son sólo la manifestación cerebral de ese mejunje de elementos. Muy pobre sería esa visión del ser humano, pero si don Pío lo cree, allá él. Se entendería entonces a la persona desde una mera visión de determinismo bioquímico, donde la personalidad supone apenas una manifestación del bullicio hormonal que desde dentro de nosotros reacciona al entorno.

Otros pensamos que las personas somos seres BIO-PSICO-SOCIALES y que esos tres ámbitos influyen en porcentajes y maneras muy dispares de unos a otros y no siempre de la misma manera en la misma persona.

Para Moa, el homosexual padece algún tipo de disfunción que le impele a sentirse atraído por los de su mismo sexo. Pero aquí hay que aclarar que la comparación con la cojera o tara similar carece de lógica: el homosexual no tiene imperfección alguna en, por ejemplo, el funcionamiento de sus órganos sexuales (aunque reducir la sexualidad al empleo de los órganos sexuales ya supone un error). Y de tenerla, eso no le conceptúa como homosexual, ya que no hay ninguna tara genital que no pueda ser igualmente tenida por los heterosexuales. En el caso de los varones, se especula con que los castrados a una edad temprana son más afeminados. Obviamente aquí sí hay una cuestión hormonal de por medio, que si ha influido en la pubertad (cuando nuestros cuerpos adquieren los llamados caracteres sexuales secundarios) puede resultar en un cuerpo menos masculino, más andrógino, pero no necesariamente en una tendencia sexual (la cual, en el caso de esclavos castrados, por ejemplo en el Imperio Otomano hace siglos, era determinada más por el entorno, como el caso del lesbianismo en los harenes).

No podemos decir, por tanto, que una disfunción fisiológica concreta suponga una mayor tendencia a la homosexualidad. Se complica pues el seguir insistiendo en la homosexualidad como una tara física (ejemplo usado por Moa). Algunos de sus defensores (y en las palabras del propio Moa parece deducirse) afirman que el hecho de que el homosexual, si es fiel a sus tendencias, no pueda tener descendencia. De nuevo se echa mano de un reduccionismo consistente en que es disfuncional aquel ser humano que no tiene capacidad de reproducirse. Pero es que en el caso de los homosexuales, no existe esa incapacidad biológica (y de haberla, por ser la mujer o el hombre estériles, por ejemplo, eso no tiene nada que ver con su tendencia homosexual) desde un punto de vista fisiológico. Y si Moa considera que sí existe desde un punto de vista psicológico, de nuevo es incoherente, porque aquí ya reconoce la influencia de la psique sobre la genitalidad. Con ese mismo criterio, el que renuncia a sus instintos sexuales por una cuestión moral (por ejemplo, el voto de castidad) puede ser considerado igual de incapaz para tener descendencia. ¿Le considera Moa un tarado a alguien así? No lo parece, pero al no hacerlo, va contra su propia congruencia.

Se le ha respondido a Moa que no puede considerarse una desgracia aquello que no es considerado como tal por quien consta de la cualidad en entredicho: si el homosexual no se siente desgraciado, su homosexualidad no puede considerarse desgracia. Es un argumento con cierto recorrido, pero tampoco demasiado, puesto que objetivamente, un ciego padece una tara, pero sin embargo puede sentirse incluso afortunado (por ejemplo, Borges reconocía que en algunas cuestiones era deudor de su ceguera).

Si analizamos toda la dialéctica de Moa en el asunto, llegamos a la conclusión de que lo que le lleva a considerar desgraciada la condición de homosexual, no es más que la considera antinatural. Y eso nos lleva a otro escalón del debate.



-La homosexualidad es antinatural.

Sinceramente, esta afirmación resulta asombrosamente frecuente en muchas personas que se autodefinen como liberales. Eso sí, no logran explicar cómo es posible que si la homosexualidad es antinatural, la misma se dé en todas las sociedades, épocas y civilizaciones y también en el mundo animal, con mayor facilidad para reconocerla cuanto más próximos estén esos animales al hombre en la escala evolutiva (mamíferos terrestres y superiores y singularmente, primates).

De la innegable presencia de la homosexualidad a lo largo de la historia, que ningún antropólogo se atrevería a negar, cabe deducir que es obviamente natural. Ahora bien, quienes opinan lo contrario se escudan en una concepción estadística y porcentual de lo "natural". Como ha defendido, por ejemplo, Luis H. Arroyo, lo natural es lo mayoritario, es decir, se identifica lo natural con lo más frecuente.

Cualquier biólogo evolucionista podría explicarnos las escasísimas posibilidades de que la Naturaleza transitara los recovecos imprescindibles hasta llegar al "Homo Sapiens Sapiens" (que dicen que tiene la capacidad de pensar aunque nos surjan dudas justificadas al respecto). El propio itinerario de la evolución natural hasta llegar a nosotros, ha sido extraordinariamente improbable e infrecuente. Podría considerarse casi antinatural, y debido a lo complicadísimo de que se hayan dado las circunstancias necesarias para que estemos aquí, es por lo que los creacionistas creen inferir la presencia y necesidad de un Diseñador Inteligente.

Otro argumento para desterrar esa visión que identifica lo natural con lo frecuente consiste en preguntar a quienes la defienden si consideran a los marsupiales como naturales (pese a su infrecuencia en comparación con los mamíferos o los ovíparos). ¿Son naturales los diamentes? Lo normal es que el carbono tienda a aglomerarse más bien en otras formas, como por ejemplo el carbón. ¿Son naturales los agujeros negros? La mayoría de estrellas que colapsan no degeneran en ellos, sólo unas pocas. ¿Son naturales las especies de plantas exóticas mucho menos frecuentes que las plantas que consideramos "comunes"? ¿Son naturales los pigmeos pese a lo infrecuente de sus características físicas? ¿Son naturales las personas de ojos azules, que en muchas partes del planeta son menos frecuentes que los homosexuales?
Si por "antinatural" consideramos al minoritario, estaríamos ante un mundo mucho menos natural de lo que podríamos soportar. Y no sólo eso, todos seríamos radicalmente antinaturales en no pocas facetas. Es bastante más antinatural decretar ventajas y desventajas para los individuos según sus querencias sexuales, creo yo.

La otra cuestión tratada es la moralidad o inmoralidad de la sexualidad.

Desde aquí, tengo que reconocer que me sorprende mucho la opinión de algunos liberales al respecto. Cierto es que las suelen emitir sin tener la precaución de distinguir entre el exhibicionismo de la homosexualidad y la homosexualidad misma. Lo que ya denota que se han dejado ganar la batalla por los lobbys rosas al identificar a los últimos con todos los homosexuales.

La exhibición pública de la homosexualidad, frecuentemente es de mal gusto estético. Pero es que también lo es la exhibición pública de la heterosexualidad. Los desfiles y cabalgatas del día del orgullo gay muestran una comunidad gay hipersexualizada, tan sólo centrada en su actividad sexual y que reducen su libertad a una serie de clichés que no van más allá de una cierta liberación sexual como si ése fuera el único ámbito por el que una comunidad oprimida puede luchar.
Pero también la pandilla de varones heterosexuales que berrean en voz alta lo que le harían a tal o cual mujer suele ser un espectáculo tan lamentable como frecuente, y este lo solemos ver todos los días, singularmente los fines de semana de todo el año, sin necesidad de "Día del orgullo hetero" y en todos los ámbitos y lugares. No menos ridículas suelen ser esas hordas de mujeres que en fin de semana celebran despedidas de soltera llevando como atuendos adminículos de broma que simulan falos. Lo que pasa es que socialmente, la exhibición inelegante de la heterosexualidad está mucho más asumida y consentida -por frecuente- que la de la homosexualidad. Varones y mujeres heterosexuales que también cometen el error de reducir su personalidad a su actividad sexual y procuran presumir de ella todo lo que pueden, hay por doquier. A quien sólo considere de mal gusto ese mismo comportamiento por parte de los gays, sin duda es que no ha sido capaz de ponderar los ataques que al buen gusto de la estética pública perpetran permanentemente heterosexuales que no necesitan organizarse en lobbys, precisamente porque su heterosexualidad es mayoritaria.

Cuestión distinta es la de la moralidad de la sexualidad gay no exhibida públicamente. La mayoría de liberales que están de acuerdo con Moa han dejado bien claro (por ejemplo, Daniel Ballesteros) que no consideran perseguible legalmente esta actividad independientemente de la opinión moral que les merezca. Es obvio que no hay una sola moralidad en las sociedades abiertas como la que pretendemos ser (en las sociedades tiranizadas, la moralidad es decretada por el poder). Desde qué moralidad se opine es evidente que determinará la opinión. En este sentido, no es realmente la Iglesia Católica quien tiene capacidad hoy en día para imponer su opinión (incluso aunque lo deseara) sino el socialismo reinante, y en esto coincido plenamente con las expresiones de profundo desacuerdo que muchos liberales y padres han manifestado al quejarse por la Educación Sexual que se programa desde el Gobierno como ariete contra la autoridad paterna y la religión más extendida en nuestro país.

Ahora bien, considero que se entremezclan dos cuestiones que muchos no han sabido ver: la influencia de los lobbys gays y la decidida intención del Gobierno de ganarse para siempre su voto, con la práctica global de una cultura hedonista. Es muy complicado separar ambas cosas, pero la segunda es un movimiento mucho más amplio que el primero, más fácil de identificar.

El hedonismo reinante supone una tendencia al esfuerzo mínimo con la máxima recompensa (un concepto absolutamente económico, miren ustedes por dónde). También supone un reemplazo de no pocos valores tradicionales. Sencillamente, mucha gente hoy en día no quiere fundar una familia porque eso supone la adquisición de una serie de responsabilidades que limitan su libertad. Eso no es una cuestión española, ni siquiera solamente occidental (aunque mucho más intensa en Occidente, sobre todo gracias a una mayor prosperidad material) sino mundial.

En este sentido, ese hedonismo tiene su versión más intensa y simplista en la hipersexualización de la sociedad. El sexo es, realmente, un recurso barato, al que casi todos podemos acceder y que proporciona una satisfacción bastante inmediata y de considerable intensidad. Económicamente es un comodín: sirve para casi todo. No voy a abundar en la evidencia sobre lo frecuentemente que es usado el sexo para promocionar todo tipo de productos y servicios, incluso muchos que para nada están inicialmente relacionados con la sexualidad.

Este proceso de sexualización es mucho más complejo de lo que en esta entrada podemos analizar, pero tiene numerosas vertientes negativas, pese a que en parte surge de causas muy positivas (liberación de la mujer, movimientos iniciales de liberación del colectivo gay, un mayor conocimiento de la sexualidad humana y su influencia en la formación de la personalidad...). Como todos los procesos complejos y que duran generaciones enteras, podemos ver muchas luces y muchas sombras.

En lo que a la homosexualidad se refiere, coadyuva inicialmente a combatir la discriminación de los homosexuales, pero actualmente se lanza el mensaje de que en el sexo, si no has probado de todo alguna vez, eres poco menos que un conservador, un mojigato de mente cerrada.

Como vemos, una "pasada de frenada" de determinados movimientos loables, puede suponer que acaben limitando la libertad que inicialmente procuraban obtener y que les fuera reconocida. Una paradoja que ha ocurrido en no pocas ocasiones en la historia (por ejemplo, cómo los cristianos pasaron de perseguidos en perseguidores, si bien les llevó muchos siglos).

Este tipo de "pasadas de frenada" las vemos por doquier con movimientos como el feminista, la igualdad racial, la integración de los inmigrantes y ahora, los derechos homosexuales. ¿Solución? Considero que hay que combatir desde el liberalismo, tanto la discriminación negativa como la positiva, pero siendo justos y reconociendo que por lo general, la primera ha sido mucho más intensa y duradera. Considero que lleva una o dos generaciones salir de contextos sociales muy amplios, que nos toca vivir y que nos hacen pensar que lo que conocimos anteriormente va a romperse para siempre, pero luego, pasados unos años, vemos que ese catastrofismo era infundado.

Aunque no me pareció bien llamar a la unión homosexual "matrimonio", no considero que esa institución civil ampliada a los gays sea un peligro para Occidente ni vaya a corroer nuestra civilización (que se enfrenta a problemas más graves, sinceramente). La familia no es perfecta por ser de padres heterosexuales ni el matrimonio funciona mejor si es entre hombre y mujer. Cientos de millones de familias desgraciadas y de matrimonios equivocados a lo largo de la historia, pueden atestiguarlo.

En realidad, el individuo es tan complejo que su capacidad de adaptación a las instituciones suele ser mayor que la capacidad de adaptación que tienen las instituciones a la complejidad de cada individuo.
Habrá miles de matrimonios gays que no perduren, probablemente más que matrimonios de heterosexuales, ¿y? Lo único importante es que esa institución sirva de manera primordial a sus integrantes, considerarla importante según sirva a la sociedad, como si el colectivo fuera más importante que los individuos que conforman la institución, es un argumento profundamente socialista. Un matrimonio exitoso y positivo para quienes lo forman, rara vez será perjudicial para la sociedad.

10 comentarios:

  1. Ponderadas reflexiones, aunque, como todas,tienen
    muchos "flecos" que necesitan más plancha.

    Entiendo que el"pavoneo" descarado, casi indecente, no les beneficia en nada.

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  2. Muy cierto que la hipersexualización y el hedonismo de la sociedad occidental son las mayores causas de pérdida de valores. Si no existieran estos factores no serían tan evidentes los aspectos de la cultura gay que llaman la atención y ofenden a muchos.

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  3. Seguramente todo lo que vierto en este blog es muy susceptible de ser acotado y contradicho, Ruy. Te invito a que lo hagas, será un placer leerte.

    Violante, bienvenida por el blog, espero verte con asiduidad. Considero que mucha gente, como bien dices, no reprocha a nadie que ame o tenga sexo (o ambas cosas) a alguien de su mismo género, pero están hartos de lo que consideran un exhibicionismo machacón y "hasta en la sopa", que como bien dice Ruy, deforma la realidad del homosexual de a pie de cara a quienes no conocen a mucha gente gay y dejan que su visión de ellos sea la dada por cabalgatas y exageraciones carnavalescas.

    Saludos a ambos y gracias por leer y comentar.

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  4. Gracias Carlos por el saludo y sí, voy a venir más a menudo.

    Como creyente en la justicia divina estoy clara de que si D-s hace a alguien homosexual no es por que lo odie ni porque desee que viva en celibato eterno. Soy la primera en aplaudir la monogamia en cualquier relación, hetero, homosexual, hasta en los lobos. Pero es lamentable tanto el exhibicionismo que mencionas como ciertos abusos de poder y poses de victimas, cuando a las verdaderas víctimas homosexuales casi ni se les oye. Además, y aunque suene a teoría de conspiración, veo a ciertos sectores del Lobby Gay formar parte de una maquinaria más universal empeñada en destruir valores domésticos y tradicionales

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  5. Bueno, reconozcamos que víctimas homosexuales, hoy, aquí, no hay.
    En segundo lugar, siento diferir de Violante: la monogamia no es la solución para adaptar a esta gente, como no lo es la adopción. Esto es una frivolidad. Lo que ganen en respetabilidad, lo perderemos nosotros en valores sociales. Hayek decía que dependemos de valores morales que nadie ha diseñado, absurdos a la luz de la razón, y que modificarlos lleva a consecuencias que no se pueden medir a priori.
    Esta respetabilidad que quieren ganar (y que ellos mismos dinamitan con sus odiosos desfiles)
    no es para mí garantía de nada. Y si no es socavar la sociedad permitir la adopción de niños indefensos, que venga D-s y lo vea.
    Pero, bueno, ¡hay tantas cosas que están derrumbándose! ya no hay una ancha clase media central que decida las elecciones. Ahora da la victoria y el poder la suma de grupos debeladores, y estos son muy agresivos con "lo anterior". La sociedad ya no es centrípeda; es centrífuga.Es un nuevo mito contra otro mito que se han inventado para apalearlo. El zapaterismo "vende".

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  6. Violante: Estamos de acuerdo en lo que respecta a ese exhibicionismo de mal gusto. Ahora bien, no es exclusivo de los homosexuales, aunque sí que estos han dejado (para mí, equivocadamente) que sea demasiado relevante en sus reivindicaciones, muchas de las que considero justas. Sobre los excesos del lobby gay, considero que en mis dos últimas entradas ya he comentado eso mismo: esos excesos se producen, ya sea por inercia social o porque la sociedad considera que debe "compensar" la discriminación pretérita y las reminiscencias actuales que aún quedan. Para combatirlo, basta con no moverse un ápice del liberalismo, y desde luego, no hace falta considerarse homófobo para ello (aquí es donde creo que Moa falla estrepitosamente).

    -Luis:De acuerdo en tu último párrafo. Difiero con el primero. Hayek no creo que fuera ajeno a que muchos de esos valores morales que defendía no habían sido creados "ex nihilo", sino que eran el resultado de un lento proceso evolutivo, una decantación que duraba generaciones pero que -como es inevitable- en determinados momentos se traducía en saltos que pueden parecer muy localizados en el tiempo y muy espectaculares pese a que son la consecuencia de un lento y progresivo proceso anterior. Por ejemplo, el sufragio universal. Por ejemplo, la Declaración de los Derechos Humanos. En ambos casos hay detrás un proceso de siglos donde la evolución no ha sido lineal, sino llena de meandros y con no pocos saltos atrás. La no discriminación de los homosexuales no es una ruptura de valores morales sino la extensión de la consideración de la igualdad de unos y otros pese a sus diferentes tendencias sentimentales y/o sexuales. No es una "revolución" sino un capítulo o peldaño más en una evolución a la que el humanismo judeocristiano no es ajeno. Recordemos que muchos maestros de la Toráh indicaban que D-s había querido que todos los hombres descendieran de un mismo hombre (Adán) para que ninguno se sintiera superior a otro. Esa semilla secular de igualdad ha sido ignorada milenios pero en varios sistemas de valores ha acabado triunfando al menos parcialmente.

    Entiendo tu postura respecto a la adopción. En realidad el tema es si de veras consideras que un homosexual puede tener instinto paternal o maternal. Si crees que no, es obvia tu postura. Si crees que sí (como es mi caso) supongo que no pensarás que la intención del padre homosexual es dañar a su hijo, ni tampoco programarle para que sea necesariamente homosexual. Al contrario, es de sospechar que padres homosexuales tolerarán más las tendencias de sus hijos de lo que lo han hecho hasta ahora la mayoría de los padres heterosexuales.

    Y en tu frase "y que ellos mismos dinamitan en sus odiosos desfiles" demuestras que aún te dejas llevar por la sinécdoque deseada por los lobbys e identificas a todos los gays con los exhibicionistas de los desfiles. Hay muchos gays que aborrecen esa imagen.

    Sobre que no hay víctimas gays hoy en día (en España, sí las hay en países islámicos y en dictaduras socialistas y en el África Negra) supongo que te refieres a víctimas de una persecución a instancias del Estado. Pero sí los hay víctimas de entornos sociales hostiles, como demuestra que muchos gays emigren a las grandes ciudades para salir de sus pueblos o ciudades pequeñas y poder respirar la libertad que les falta en sus lugares de origen. Eso hace que haya una mayor concentración de la comunidad gay en ciertos puntos, lo que multiplica su visibilidad pese a que sus porcentajes permanecen estáticos. Es un "efecto ghetto" indeseable sobre todo para ellos. El Ghetto" es lo contrario a la verdadera integración.

    Saludos a los dos y de nuevo agradezco vuestra participación.

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  7. Un padre/madre homo hará lo posible para estar orgulloso de su hijo/a, y le inculcará los valores homosexuales inevitablemente. No me imagino a un padre hetero fomentar la homosexualidad (aunque la acepte resignadamente si su hijo lo es). Vamos a ver: estás confundiendo los términos. Y no niego el derecho a ejercer la inclinación que la naturaleza le ha dado, pero de ahí a pensar que la adopción es guai, va un abismo. Sigues siendo demasiado racionalista. En cuanto a Hayek, no veo nada de lo que dices que mee contradiga.
    Todos somos racionales inevitablemente, pero debemos ser conscientes de los valores se incardinan en lo más irracional del hombre. Y es muy fácil destruirlos con la razón, pero no construirlos de nuevo, o sustituirlos, mediante ella. A eso Hayek lo llamaba constructivismo, o racionalismo, o fatal arrogancia. Es más, en esto estaba en total desacuerdo con von Mises, al que consideraba un racionalista, pues para éste la libertad era un medio para lograr la eficiencia económica, mientras que Hayek decía que era un valor absoluto, que había que defender por sí mismo.
    y por fin, sobre la emigración del pueblo, no es la primera vez que se busca la libertad en la ciudad, cuna de ella. En un pueblo no pretendas que adopten las costumbres cosmopolitas, ni esta ni ninguna. El destino de todo el que destaca, en lo que sea, bueno o malo, es largarse.
    Y lo del Ghetto ¡lo fomentan ellos mismos! paradas, carnavales, barrios tomados (no por que los hayan recluido ahí...) pero por favor, es que Chueca es un ghetto! No me compares esto con los ghettos judíos, Carlos, por favor.
    Reitero: no los desprecio, ni los odio, pero como el feminismo han tomado una ruta equivocada que busca la superioridad sobre los demás. Es mejor ser homo que hetero, y eso es su ideología. Siempre ha pasado en la historia y, bueno, veremos, pero no es una situación de equilibrio. Pues el fanatismo está detrás de estos movimientos que acaban imponiendo cuotas, ya verás.

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  8. Hay tanto que responder. Es un gusto tener gente inteligente con quien intercambiar ideas, aunque diferimos en algunos puntos (muy pequeñitos a mi parecer). Es una lástima que el tema sea tan poco respetable. La vida sexual (mientras no se infrinjan leyes) es parte de la intimidad del individuo. No es algo que se ventile en publico, ni debe ser discutida. Porque ser discreto no implica “ocultar” como gritan muchos gays que es lo que queremos que hagan los que solicitamos un límite a tanta expresión sexual pública (y aquí hablo de hetero y homosexuales) Es esta necesidad de “expresión sexual publica” la que nos lleva a debatir algo privado y personal.
    Lamentablemente, Luis desde el momento en que la inercia moral permitió que se pasasen leyes absurdas, ya el mal está hecho, no hay marcha atrás. Lo único que se puede hacer es impedir más desmadres, y tratar de proteger los pocos derechos morales que nos quedan, incluyendo los de homosexuales que no les interesa ir a desfiles, que no les interesa que los denominen como "Gays” (un termino ofensivamente artificial) y que no les interesa que se les segregue. Que desean seguir siendo hombres y mujeres que viven como todos los hombres y mujeres del mundo sin tener que andar lavando ropa en sucia en público, pero tampoco deben ser señalados o estigmatizados por lo que hagan a puertas cerradas. En cuanto a víctimas homosexuales, ha aparecido otra, la que contradice lo que quiere el Lobby Gay. No hay mayor prejuicio ni intransigencia que la que nace dentro de la misma minoría.

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  9. En cuanto a víctimas homosexuales, ha aparecido otra, la que contradice lo que quiere el Lobby Gay. No hay mayor prejuicio ni intransigencia que la que nace dentro de la misma minoría. Sabias palabras, sin duda. Estoy completamente de acuerdo con ellas.

    Sobre el exhibicionismo, entiendo que el homosexual resulta hoy día algo más agresivo y evidente que el heterosexual precisamente por venir de una situación de inferioridad y también porque hay cierto "revanchismo generacional". Es como si los homosexuales actuales quisieran mostrarse con exceso como si así "compensaran" la situación anterior de discriminación. Es muy similar a la ola de nacionalismo que atraviesa a pueblos que logran un estatus de Estado-Nación (por ejemplo, repúblicas balcánicas o bálticas). Por lo general, es una situación que el tiempo acaba erosionando.
    Luis, tu respuesta va de cuestiones muy generales (la posibilidad o imposibilidad de ordenar la sociedad basándose exclusivamente en la razón) a otras mucho más concretas. Insisto por enésima vez que la mayoría de los homosexuales no son los que se suben a las carrozas en desfiles carnavaleros. La mayoría preferirían parecerse a Grande-Marlaska que a Boris Izaguirre. No son un corpus unitario y de pensamiento único, eso es lo que pretenden hacernos pensar los lobbys, como lo pretenden los nacionalismos de tal o cual región o los sindicatos al erigirse en representantes de un colectivo tan complejo y disgregado que nadie puede considerarse su líder indiscutible. Pero desgraciadamente, la no discriminación de los homosexuales, que inicialmente es una pretensión que tiene mucho más que ver con el liberalismo que con el socialismo, parece que haya quedado incardinada al segundo en la mente de una mayoría de personas (¡incluso liberales!) con lo que justamente se logra lo que el socialismo quiere: echar en sus brazos a todo un segmento de la población.

    Me niego a ello.

    Elaboraré un nuevo post para responderte como mereces, espero tener tiempo.

    Gracias y saludos.

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  10. Bueno, me quedo sin palabras ante el post de Violante. Estoy totalmente de acuerdo con ella, y además está expresado inmejorablemente.

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