domingo, 21 de febrero de 2010

La crisis, el maniqueísmo y la especulación (I)

Si usted quiere vender un producto y no obtiene los resultados deseados, una opción sensata es mejorar su producto y promocionarlo mejor. Menos lógico parece echarle la culpa a los compradores del producto, meterse con ellos, echarles en cara su falta de ética y moralidad y rozar el insulto. No, no estoy hablando del cine español (aunque muchos de sus integrantes también se comportan así), sino de nuestro Presidente y la deuda pública española.

El mercado de deuda pública, pese a estar intervenido como todos, no deja de responder a unas leyes básicas de mercado. Los estados presentan un producto -su deuda- que es valorado por los potenciales compradores. Igual que cuando compramos una barra de pan o un automóvil, los compradores evalúan las posibilidades de ver satisfechos sus intereses de la manera más rentable posible. Las evaluaciones más simples las realizamos de manera inmediata (escogemos una barra de pan en la panadería o supermercado según si nos gusta más crujiente o menos, por ejemplo) o bien ya las hicimos en el pasado y nos limitamos a convertirlas en rutina. Las evaluaciones más complejas (en el ejemplo, la compra de un coche) nos llevan mucho más tiempo, en ocasiones, meses de comparaciones y de recopilar información.

Los inversores en deuda pública atienden a las expectativas del emisor de esa deuda. Son profundamente objetivos, su ética es la de la rentabilidad propia y eso, lejos de ser un defecto, es una virtud. Buscan su interés legítimo: comprarán la deuda pública del país con mejores expectativas futuras. Este comportamiento es un poderoso incentivo al rigor financiero de las cuentas públicas de los países que quieren colocar su deuda. De no existir ese incentivo, ese interés legítimo de los inversores en deuda pública a comprar deuda de países saneados, los socialistas de todos los Gobiernos no tendrían ya ninguna traba a sus orgías de gasto público desaforado.







En la actualidad, el producto llamado "deuda pública española" tiene un hándicap promocional muy poderoso: el Presidente del Gobierno Español. Es curioso que la persona que debería ser la más interesada en la buena imagen de ese producto sea quien más hace para denigrarlo. Los mercados financieros hace ya mucho tiempo que dieron por descontada la ignorancia supina de Zapatero en materia económica, pero también creían que Solbes ejercería de "faja de seguridad" contra las decisiones del jefe del Gobierno español. Amortizado el ex-ministro de Economía y sustituido por la pretoriana Salgado, los inversores en deuda pública se preguntan hasta qué punto el equipo de técnicos del Ministerio de Economía puede contener las deletéreas decisiones de un presidente anclado tanto en su ignorancia como en su resentimiento.

Recientemente pudimos ver a la Ministra de Economía Elena Salgado y al secretario de Estado de Economía José Manuel Campa, promocionar la deuda pública española en la city londinense, asegurando la reducción del ciclópeo déficit público que nos hunde aún más en la crisis. Si ese anuncio tuvo algún efecto positivo en los inversores, se ha esfumado cuando menos de diez días después, también en Londres, Zapatero ha dicho exactamente lo contrario.

Y como cabía prever, ha tirado del manual del socialista caduco para justificar el desaguisado: la culpa es de los compradores de deuda pública, de los "clientes" potenciales del producto a vender, de los inversores.

¿Que usted no me compra lo que yo vendo? ¡Pues eso es que es usted una mala persona!

Es difícil hacer más el ridículo... pero lo conseguirá.

Para justificarse y como veremos en la próxima entrada, ha desempolvado las teorías conspiratorias sobre la maldad del capitalismo y a uno de los personajes más aparentemente odiados por los progres: el especulador.

7 comentarios:

  1. Con sus declaraciones demuestra su verdadero espíritu socialista. Las cosas han ser tal y como él desea. Si pudiera hacerlo, fijaría por decreto el valor de la deuda pública española.

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  2. sí, siempre nme ha llamado la atención el general recurso a la teoría conspirativa de los políticos en estos casos. Vease el ejemplo de Papandreu en el Foro de Davos, que no se sonrojó un pelo al llamar a los poseedores de dedua griega poco menos que delincuentes; supongo que ello provocó una avalancha de ventas...
    Estos Papandreu... si no me equivoco, es el hijo de Papandreu, otro conspiranoico excelso; ese era, además, un economista matemático de la U. americana, con libros publicados, pero le daba igual; lo que demuestra de paso para que sirven las matemáticas...
    A Zp no le hacen falta; recomiendo la lectura, en el Mundo de hoy, del extracto del libro "El Maquiavelo de León", de Gacía Abad, una semblanza de Zp que es la primera que lo retrata tal como lo imagino. Sí, siempre lo imaginé superficial pero cabrón, autista, y así lo describe. Un cínico total, sin cultura, al que aburren las complejidades, cultivador hasta lo obseso de la imagen, su único fondo. No sé el libro, pero el extracto del Mundo, hay que leerlo.

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  3. Nunca esperen que un izquierdista asuma responsabilidad por algo. Un socialista es perfecto, son los demas que son malos siempre. a veces no pueden ser tan claros en decir tal estupidez, porque el ambiente no lo permitiria, pero lo dira en forma mas velada. Charlete

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  4. Hasta los niños de teta aprenden rápido, que si no lloran no maman.
    Iba a aprender en dos tardes y lleva seis años
    y todavía no se entera.
    Nos van a costar muy caras las clases... y ahora
    que el maestro ha huído...

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  5. Poco tengo que añadir a los puntos que desarrollas en la entrada, Carlos, de manera sólida.

    Este señor, el presidente del Gobierno de España, sigue instalado en su axioma equivocado de que la intervención pública permite el crecimiento económico, salvar las crisis y demás mosergas. Y no sólo él. Es una secuela del keynesianismo, tan abrazado por la socialdemocracia (aunque el presidente no tenga -tampoco- mucha idea de keynesiamismo,...)

    No sé si has leído la entrada de mi amigo fehergon en su blog sobre el tema que has desarrollado en tu blog(http://ferhergon.blogspot.com/2010/02/habra-elecciones-anticipadas-y-zp-no-se.html). Él (Fehergón) va más allá y dice sostiene que habrá elecciones anticipadas y que ZP no se presentará.

    La verdad es que la situación económica española es muy grave (ya no alarmante, eso lo era hace un año) y, desde luego, los axiomas de la intervención no nos van a salvar. Cuestión de credibilidad y de trabajo.

    Un saludo.

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  6. Eetión: pues claro que si le dejaran fijaría los precios de todo, ¿qué socialista fanático no lo haría? Y lo peor no es que sea un socialista fanático (que eso al menos le volvería predecible) sino que es demasiado ignorante para ser socialista del todo y es capaz de desmentir a sus ministros ante la City cuando se han gastado la millonada en propaganda.

    Luis: una característica muy frecuente en los socialistas (Zapatero, los Papandreu) es esa obsesión por su imagen pública y por aparentar lo que no son. Dedican más a aparentar que a ser, pero algunos lo logran.

    Charlete, encantado de verte por aquí, eres muy bienvenido. Sería un dilema interesante saber si ZP ha puesto a parir a los inversores porque se lo pedía el cuerpo y no pudo aguantarse o porque ya tenía pensado decirlo para ir de héroe izquierdista. Ambas cosas (la rabia y la estulticia) le pegan.

    Ruy: esas dos tardes de clases de Economía nunca dadas son las más caras de nuestra historia. Aunque si los maestros iban a ser una pandilla de keynesianos como Jordi Sevilla y Miguel Sebastián, no sé qué es peor.

    Rogelio: Ciertamente, la plaga keynesiana es global. Zapatero le añade aún más demagogia, corrupción y capacidad destructiva, pero la corriente dominante es Keynes de nuevo.

    Leí ya hace tiempo el artículo que comentas de Ferhergón y de hecho creo que lo comenté discrepando de sus conclusiones: quien crea que ZP va a tirar la toalla o a dejarse convencer por los pocos sensatos del PSOE para que dé un paso al costado es que no entienden la visión de sí mismo que Zapatero tiene. Yo creo que se considera el ombligo de la historia presente y nos guste o no, habilidad para lograr lo que ha querido ha demostrado de sobra. Es oportunista hasta la náusea y apenas hay poder del Estado que no le obedezca.

    No, este tío no se va a ir él solo; y echarle no será nada fácil.


    Saludos a todos y gracias por opinar.

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  7. http://www.frob.es/notas/Cuentas%202010%20prot.pdf

    Yo puedo comprar o no un coche según me parezca que posee las características más adecuadas a mis aspiraciones, puedo informarme mediante todos los medios a mi alcance sobre las capacidades y cualidades de ese vehículo, etc. Lo que evidentemente nunca podré hacer, es decirle al fabricante y al vendedor, como han de producir el coche, a quien tienen que contratar, que horario tendrán sus trabajadores y cual será su salario (del mismo modo que sería imposible que un cliente particular quisiera imponer el salario de los directivos y los bonus de los mismos). Puede que un comprador al mayor consiga un gran descuento, pero aún no podemos como clientes minoristas (y digo aún porque tiempo al tiempo) no podemos imponer un precio sobre el producto (lo más cercano a este tipo de regateo es un descuentillo o las albombrillas). ¿Ocurre esto con el mercado de la deuda?. Estamos sujetos los pequeños inversores a macroestrategias.

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