domingo, 10 de agosto de 2014

El proceso de "bolivarianización" de España

Tras más de dos años sin actualizar el blog por distintos motivos laborales y personales, recupero este rincón de libre opinión para dejar constancia de mis pareceres y reflexiones. Cabe suponer que de los pocos que leían algunas de mis entradas, no quedará nadie. Gracias a los que participasteis en su momento, y si alguien regresa o se encuentra este blog por primera vez, sea siempre bienvenido y considérelo un rincón de plena libertad para expresarse como le plazca.




Agosto del 2014.

España avanza con rapidez en su propio proceso de "bolivarianización". Tan rauda es la degeneración del debate político que es complicado indicar cuándo se inició esta caída hacia algo aún peor de lo que llevamos lustros padeciendo.

¿Comenzó con la crisis económica del 2008?
¿Fue acaso la llegada del PP al Gobierno en el 2011 el pistoletazo de salida de esta degeneración?
¿Empezó quizás cuando las mochilas bombas asesinaron a casi doscientos de nosotros y se alteró el curso electoral de todo el país?
O, aunque nos duela sobremanera plantearlo, ¿estábamos destinados desde hace décadas a ir desmontando nuestra incipiente democracia para acabar alumbrando la peor versión posible de nuestra sociedad?


Los dos partidos sobre los que ha vasculado el Gobierno se ven ideológicamente agotados (fruto de su radical renuncia a las ideologías, sobre todo en el caso del PP, lo que les ha llevado a ser dos caras de una misma moneda falsa), acosados por la corrupción y superados por el ansia de novedades de una gran porción de la sociedad.

Los partidos pequeños navegan entre la insignificancia y el radicalismo de la peor especie, y los nacionalistas, fieles a su inconfesable raigambre española, siguen perpetrando su constante proceso de erosión identitaria y fomentando el odio sistemático entre españoles.

Para colmo, y en anuencia con la tendencia europea de dar poder a formaciones políticas radicales, ha eclosionado en España el huevo de la serpiente populista minuciosamente alimentado por la ineptitud del PPSOE y diseñado con mimo desde dictaduras caribeñas.

Como en otros tantos momentos de la Historia, el agotamiento de determinados usos democráticos (parciales, corruptos, incompletos) no parece dar paso a una profundización y rectificación de esa democracia, sino a su sustitución por proyectos de sesgo totalitario donde lo principal es la identificación del enemigo, ya sea para su destrucción real o, mejor aún, para tener un chivo expiatorio que justifique la persistencia y complicación de los problemas que supuestamente se pretenden combatir, incentivando de paso la necesidad de una "revolución permanente" con sus desmanes totalitarios, sus comités de vigilancia que supone que unos ciudadanos vigilan a otros, partiendo por la mitad a la sociedad y creando diversas categorías de personas según la cercanía o alejamiento al proceso revolucionario, el partido que lo vertebre y los líderes que lo representen.


Es difícil ser optimista con el momento que padece España y con lo que parece estar por venir.


Hay veces que las grandes mentes, las grandes personas, nos inspiran para sacar lo mejor de nosotros mismos y luchar por la Libertad. Pero no hay nadie que pueda desempeñar ese papel en el panorama político, ni público. Por tanto, tendremos que rebuscar parte de esa inspiración y grandeza en cada uno de nosotros. Nuestro futuro depende de ello.



En ocasiones, recae sobre una generación la responsabilidad de ser grande. Vosotros podéis ser esa generación.

Nelson Mandela.

miércoles, 30 de mayo de 2012

El bofetón del BCE a Rajoy

Con alevosía y nocturnidad, apenas iniciado el día 30 de mayo, el BCE ha filtrado a través del Financial Times que rechaza el plan del Gobierno español para sanear Bankia.

Dicho plan consistía en procurarle a la entidad acceso indirecto a la barra de liquidez del BCE a través de inyectar los 19.000 millones de euros en Bankia en forma de deuda pública o instrumento análogo. El Gobierno evitaba así acudir a subastas en las que la ya familiar prima de riesgo encarecería la financiación extra que el Estado requiere para recapitalizar Bankia. Pero en la jugada (cuya principal intención es que el rescate de la cuarta entidad financiera española no aumente el déficit) se requiere la aceptación del BCE.

Parece imprescindible que si se planifica una vía de recapitalización a tres bandas (España-Bankia-BCE) los tres implicados estén de acuerdo. Pero en la rueda de prensa de Rajoy el pasado lunes ya indicó, a pregunta de una periodista que "la conversación (con el BCE sobre este mecanismo) no se ha producido".

Chocante, cuando menos.

La noticia arroja dos tipos de consecuencias:

1) Económicas: la prima de riesgo se disparará este miércoles, precipitando a España a un rescate forzoso, salvo que el propio BCE ejerza de bombero tras haber echado gasolina y compre masivamente deuda española en el mercado secundario.

La inseguridad sobre cómo, cuándo y por qué importe se saneará Bankia, volverá a hundir su cotización, la de toda la Banca española y con ella, el IBEX. Empresas mucho menos culpables de la crisis, como Telefónica, Abengoa, Zeltia, IAG, Amadeus... son penalizadas por el mero hecho de ser españolas. Si acaso, sólo INDITEX está resistiendo la tormenta e incluso creciendo (anteayer adelantó a Telefónica como la empresa española con mayor valoración bursátil). En definitiva, el riesgo-país de España, su imagen como marca, sus expectativas, están en el ojo del huracán y cada vez más parecemos la siguiente ficha del dominó, la primera sobre la que impactará la ficha de Grecia.

2) Políticas:

Con todo, las consecuencias políticas son casi peores. El bofetón a Rajoy parece más bien un golpe en la mesa, mucho más virulento que el ultimátum que recibió De Guindos sobre Bankia durante la reunión del BCE en Barcelona hace semanas. En aquella ocasión, aunque días después (tras la patada en las posaderas a Rodrigo Rato) trascendió la secuencia de acontecimientos, las amenazas de Mario Draghi, rector del BCE, fueron a puerta cerrada. En esta ocasión, se filtra a la prensa el "NO" del BCE. Es como si Rajoy y Draghi jugaran un partido de tenis. El italiano se enteró por la rueda de prensa de Rajoy de la intención del Gobierno español. El gallego se entera por el Financial Times de que si quieres arroz, Catalina, esto es, "si quieres rescate europeo de tus bancos, eso conlleva intervención como en Irlanda".

la partida de póker está servida y España lleva las de perder. ¿Por qué los mismos que soportaron a Zapatero tantos años parecen dispuestos a que Rajoy sea el presidente más breve de la democracia española? Da la sensación de que el crédito de España se hubiera agotado (crédito político, el otro es obvio que lleva aún más tiempo en coma). A Zapatero se le soportó porque se daba por descontada su ineptitud, pero en Rajoy se tenían muchas más expectativas. Que no se rescatara antes a España ha sido porque la expectativa del cambio de Gobierno hacía a Europa esperar. Tras las elecciones, el destape de nuevas bolsas de deuda, las sucesivas revisiones al alza del déficit, el por ahora nulo efecto positivo de las reformas y el deterioro acelerado de los activos bancarios, ha exasperado a BCE (y a Alemania). Draghi ha asumido el papel de poli malo, relevando a una Merkel que ya ha visto las barbas de su vecino Sarkozy cortar y que ha padecido severas derrotas en las elecciones de algunos Länder. Si Merkel deja de ser la canciller en otoño del 2013, Draghi sería el máximo exponente de la ortodoxia monetaria que ferozmente ha defendido la Primera Ministra germana.

Con todo, diera la sensación de que en Bruselas se contemplara como opción deseable el descabezamiento del Gobierno español y la repetición de la jugada italiana, poniéndonos a un "Monti hispano" que siguiera al dedillo los dictados de la Comisión Europea, el BCE y Berlín. Parece que el candidato sería Joaquín Almunia, con lo que se da por descontado el apoyo del PSOE a una supuesta Gran Coalición PP-PSOE que hiciera un seguidismo perfecto de los dictados europeos.

De ser así, habremos dado un paso más en el aceleradísimo proceso de pauperización de nuestra ya maltrecha democracia.

martes, 29 de mayo de 2012

Rajoy contra los mercados.

No falla. Es llegar al Gobierno, ver cómo la realidad se empeña en ir al contrario del wishful thinking de los integrantes del Consejo de Ministros y acogerse al consabido victimismo: "Es que conspiran contra nosotros".

El Gobierno ZP lloriqueó amargamente contra los mercados, pleno de impotencia y estulticia, durante toda su segunda legislatura (en la primera se limitaron a dejarse llevar en todo lo que no deshicieron). Gustosamente fueron desgranando su listado de culpables: Aznar, Bush, los neocon (y todos juntos en la foto de las Azores, salvo Durao Barroso "el invisible"), el capitalismo, los empresarios, la patronal (aquí parte de razón tenían), los mercados (así, en general, como si ellos vivieran en una burbuja ajena al mercado) y sus preferidos, los especuladores (de quienes ya hemos hablado en este blog).

Medio año de Gobierno ha hecho que Rajoy y sus medios adictos compren la mercancía averiada de ZP. La triste e ineficaz comparecencia de hoy no ha parado el alza de la prima de riesgo, ni las dudas sobre la recapitalización de nuestro sistema financiero, ni el prejuicio asentado en los medios económicos acerca de los vaivenes de los gobiernos españoles.

Es cierto que por ahora, el Gobierno Rajoy no vomita contra los mercados con la idiocia aguerrida del Gobierno ZP. Pero no parece que vaya a ser cuestión de mucho tiempo. La portada de hace 9 días en "La Razón" ya apuntaba al uso de la manida excusa. "Es que nos tienen manía estos anglosajones".

Yo sí creo que existe un claro prejuicio anti-mediterráneo en los países anglosajones, sobre todo Reino Unido. También creo que en ellos existe interés en el fracaso del euro, aunque juegan con fuego y es un interés que encuentra mucha resistencia en esos mismos países, pues hay muchos sectores que entienden que el fin del euro provocará una recaída en la recesión mundial. Pero de ahí a considerar que España es blanco de la especulación desmedida "porque sí", es como el mal alumno que se queja de que la profesora le tiene manía.

La comparecencia de Rajoy ha sido para apuntalar lo ya sabido: necesitamos reducir déficit, estamos haciendo reformas y seguiremos, el euro es irreversible y así tiene que dejarse claro, nos cuesta mucho financiarnos, la única alternativa para Bankia y otras era y es la nacionalización pero no nos va a costar ni un euro (¡¡!!),...

Al principio, su circunloquio era tan autojustificativo que pensé que preparaba alguna mala noticia (subida inminente del IVA, por ejemplo). Pero no hubo ninguna propuesta concreta. Salvo la indirecta de decir que "mucha gente está a favor de que el Mecanismo Europeo de Estabilidad pueda implementar salvamentos de la banca y yo soy uno de ellos", como súplica arrogante (se puede ser arrogante incluso suplicando, cosa distinto es que sea efectivo) a Bruselas (y Berlín-Frankfurt).

Tras la comparecencia, los mercados no han decelerado las revoluciones de la trituradora. Se presenta otra semana negra y los comentarios extranjeros acerca de la rueda de prensa, reflejan más dudas sobre España. Es cierto, aunque no un consuelo, que de haber sido aún ZP quien saliera a la palestra, todo sería peor. Si no se intervino a España hace un año y más, fue simplemente por la expectativa del cambio de Gobierno.

Lo único positivo es que por fin Rajoy salió (aunque hacerlo en Génova y no en Moncloa da un tufillo de confusión institucional nada agradable). Quizá le coja el gusto y todo. Debería verlo como una responsabilidad ineludible.

Ahora bien, lo preocupante es que no queda claro si para los intereses de España, es mejor que el Presidente hable mucho o siga callando como hasta ayer.

jueves, 23 de junio de 2011

Los saldos de Zapatero

Con la llegada del verano llegan también las rebajas. Tras éstas, llegarán las segundas y terceras rebajas y finalmente, los saldos.

Con la renuncia (obligada) de Zapatero a repetir como candidato, la figura del Gobierno y de su Presidente se ha visto devaluada vertiginosamente. Y no es que el quinto Presidente de la reinstaurada democracia española haya hecho mucho por dignificar su cargo y el Gobierno que preside. Desde el principio de su mandato dejó claro que prefería victorías políticas y personales a logros para la nación. Renunció, sin pedir nada a cambio, al estatus que España había conseguido en el Tratado de Niza bajo la presidencia de Aznar a cambio de que alemanes y franceses le dieran un "fraternal" abrazo del oso. Chirac y Schröder, los entonces máximos dirigentes del "Eje" franco-germano le abrieron los brazos como diciendo "éste no nos va a causar los problemas que su predecesor, ya viene manso y dócil al redil para poder presumir de europeísmo".

Pronto se vio que toda España y el futuro de la misma, eran moneda de cambio que Zapatero no dudaba en utilizar con tal de sacar adelante Leyes caprichosas, Presupuestos que asfaltaban la autopista a la crisis o incluso votaciones parlamentarias de índole menor. El suicidio que para la Constitución significó el "Estatut" catalán evidenció la disponibilidad de Zapatero a aceptar cualquier exigencia con tal de restregarle al PP una victoria parlamentaria y aislar a la oposición acusándola de una soledad, que en la primera legislatura incluso dignificaba al partido dirigido (y desactivado) por Rajoy.

Sin duda la más hiriente de las cesiones de Zapatero fue la realizada ante el entramado asesino de e.t.a., apenas abortado en una primera fase por el movimiento ciudadano capitaneado por las víctimas y que obligó a que la negociación fuera menos evidente y a realizar las pantomimas de ruptura para dejar con la conciencia tranquila a los votantes zombies del PSOE.

Los actuales Presupuestos fueron aprobados gracias a una cesión general del PSOE a las exigencias del PNV, puenteando al PSE de Patxi López. No es anormal ni extravagante que el PNV alargue la vida política del peor presidente de la historia de España. En su mentalidad de nacionalismo tribal, es sencillo lanzar la idea de que la culpa de la situación de la sociedad no es de un presidente inepto y de un gobierno incapaz y con altas dosis de traición al Estado, sino que la culpa es de la propia España y que la solución es la independencia de la misma.





Hoy en el congreso, en la aprobación preliminar de la reforma de la negociación colectiva, de nuevo ante el PNV, el Gobierno y el PSOE (seamos realistas, no hay diferencia relevante entre ambos conceptos) lo han vuelto a hacer. Ceder un todo, en esta ocasión casi a cambio de nada, porque en la siguiente fase del proceso legislativo los nacionalistas pueden volver a exigir cesiones como si las de hoy no se hubieran realizado. Hasta tal punto es vergonzante la situación que el propio portavoz del PNV se cachondea ante las cámaras de que nunca han obtenido tanto por una abstención. No es capaz de controlar la risa floja que la flojera de un gobierno que ofrece saldos con el futuro de los españoles, le produce.

La mayor parte de las cesiones permanecen en la oscuridad y el secreto (como tantas cosas negociadas por este Gobierno, sin duda el menos transparente que hemos padecido en democracia), pero una que ha trascendido es la concesión de prioridad del convenio autonómico sobre el estatal. Para algunos supondrá un triunfo del principio de subsidiariedad. Para otros, entre los que me encuentro, sabiendo la deslealtad sistemática de casi todos los Gobiernos autonómicos, eso sólo servirá para reforzar las taifas y compartimentar aún más el mercado laboral español, transformado en un puzzle de diecisiete piezas que ahuyenta a los inversores y empresas internacionales y espolea a los nacionales a salir fuera de España. Los Gobiernos autonómicos usarán esa posibilidad, de confirmarse el proyecto de Ley, como un modo de comprar y pagar favores, privilegiar a una casta de sindicalistas y trabajadores que supongan una buena remesa de voto cautivo y hacer competencia desleal a los funcionarios estatales o a las comunidades autónomas vecinas.

Zapatero presumirá hoy de musculatura parlamentaria, sacando pecho y levantando barbilla por un triunfo a los puntos y en los penaltys como si fuera una goleada al PP, a quien odia lo suficiente como para hacer de España el sanguinolento campo donde asestarle puñaladas que en realidad desangran al país más que a la oposición.

Cuantos más meses resten hasta las elecciones generales, más sangrante será el escaparate de los saldos de un Presidente que nos deja muchas heridas abiertas, muchas hemorragias que necesitarán, en el mejor de los casos, muchos años de sutura.

miércoles, 22 de junio de 2011

Merkel y Sarkozy; poli malo, poli bueno

La tragedia griega sigue su curso dejando las dos lecciones innegables que en este blog y en los medios liberales (alguno hay) se llevan comentando años:

1) Ningún país puede ser rescatado por otros si no quiere rescatarse a sí mismo.

2) Los rescates consistentes en lapidar la idea de responsabilidad están llamados a fracasar y a ser la semilla de otros rescates.

Se dijo que Grecia, tras el rescate, adecentaría sus falaces cuentas públicas y aprobaría un estricto paquete de medidas para hacer frente a sus deudas y evitar ser el agujero negro de las donaciones de la UE. El tiempo ha dado la razón a los más pesimistas. Con una deuda del 160% de su PIB y una zapatiesta institucional sólo comparable a la belga o la española, Grecia ya no sólo es incapaz de afrontar el capital de su deuda sino incluso los intereses devengados por la misma.

Con una Unión Europea exánime e incapaz de verse a sí misma como unión y no como agregado de vecinos no muy bien avenidos, es lógico que las directrices las marquen los países más poderosos y quienes más han apostado por el invento (también son los que más réditos a largo plazo han sacado desde el final de la II Guerra Mundial). Francia y Alemania dirigen el cotarro sin disimulo alguno, ningunean al Parlamento Europeo y a la Comisión y toman decisiones sobre 27 unidades nacionales en reuniones bilaterales. Puede resultar indignante pero el caso es que no se percibe una alternativa menos mala.

Sobre Grecia, parecía existir un choque entre la postura de Merkel y la de Sarkozy. La Canciller pretendía que el sector privado que se ha aprovechado de los fondos públicos destinados a Grecia con el primer rescate, asumiera parte de las quitas nacionales helenas. También exigía que el gobierno griego se atreviera por fin a meter la tijera en serio a la hemorragia de dinero público que padece desde tiempos inmemoriales.

Sarkozy, ladino como él solo, pretendía dulcificar la píldora para los griegos apostando por el plan original: que la UE y el FMI concedieran el nuevo tramo crediticio sin mayores exigencias, apostando porque eso daría un respiro al Ejecutivo heleno que éste aprovechara para aprobar nuevas medidas de ahorro y recorte.

Como gastadores no faltan en la UE y todos se ven más cerca de Grecia que de Alemania, temerosos de que ser muy recios con los helenos puede significar que se les eche en cara esa inflexibilidad si su propio país llega a verse en situación similar, la mayoría de Gobiernos apuestan por la postura francesa.







Y parecía cantado que ésa iba a ser la esgrimida por la UE, pero a última hora ha habido un endurecimiento de las condiciones: se espera a que el Gobierno griego supere el voto de confianza de este martes día veintiuno (lo ha superado a última hora de la noche) y según las reformas que apruebe en las próximas semanas, UE y FMI darán luz verde al nuevo porrón de millones que se supone que ejercerán de descarga eléctrica para el moribundo corazón económico heleno.

Curioso cómo Sarkozy y Merkel se han repartido los papeles de poli bueno y poli mala, acordando, no creo que a última hora, un endurecimiento de la postura del "bueno" que a Grecia no le queda más remedio que tragar con el consuelo de que al menos el "poli malo" no se sale completamente con la suya.

Probablemente sea un modo de que en Grecia no se les ocurra hacer como en Islandia y evitar que manden su deuda a tomar vientos, provocando un terremoto financiero en el que España tendría mucho que sufrir, pero cuyos círculos concéntricos afectarían a todo país de la Unión.

Ahora está por ver si el gobierno heleno se atreve a contradecir las manifestaciones del "no a dejar de vivir como si fuéramos ricos, queremos seguir engañados" que recorren el país. Pues ése es el espíritu de quienes creen que la situación griega es causa de un robo del capitalismo en vez de ser la consecuencia de una persistente fantasía socialista de ser país rico. Y lo malo es que ese razonamiento ha infectado el movimiento 15-M en España, se lo ha llevado por delante antes de nacer, como quien dice, y tiene la pinta de enraizarse y extenderse en la opinión de muchos españoles, incluidos no pocos que dicen desaprobar al socialismo o al menos a los partidos que presumen de serlo.

lunes, 23 de mayo de 2011

¿De qué se sienten tan ufanos en el PP?

Hace cuatro años, el PP ganó -por primera vez desde el año 2.000- unas elecciones de ámbito nacional. En votos totales, superó al PSOE pero perdió poder autonómico y local con respecto al que había obtenido en las elecciones locales y autonómicas del 2.003.

Ayer, no sólo ganó en más de dos millones de votos al PSOE del aparentemente moribundo Zapatero, sino que obtuvo un récord de poder político sin precedentes, subiendo en casi todas las provincias, menos en Asturias, Navarra y en la que se ha dado un resultado preocupante y macabro: Guipúzcoa.

Apresuradamente, desde el PP se ha intentado configurar la victoria de ayer como la antesala de la inminente llegada de Rajoy a la Moncloa. De repente, ya no están preocupados por el paro, por la cancerígena presencia de los asesinos en las instituciones, por la inacabable sangría de prestigio de la marca España, por el déficit, por la zapatiesta institucional y autonómica que cada vez nos cuesta más, sólo les interesa el poder.

Un análisis de los resultados electorales deberían abocar al PP a una profunda reflexión sobre sus verdaderas posibilidades, y singularmente, sobre la incapacidad manifiesta para ilusionar a un país desesperanzado.
Para empezar, apenas ha habido trasvase de votos del PSOE al PP. Cierto es que España es un país singularmente cainita y mucha gente cuida su opción política como si fuera una cuestión genética, siendo un diminuto porcentaje de la población el que es capaz de variar de voto. Pero eso no es óbice para que el PP analice por qué no logran captar votos descontentos de los sectores más moderados del PSOE. El PP ha logrado un 37% de los votos, con el que en las Elecciones Generales de ninguna manera logrará mayoría suficiente para gobernar sin estar atado a los caprichos nacionalistas de turno. Su victoria se basa en un desplome histórico (y aún así, menor de lo merecido) del PSOE que sustenta al peor Gobierno de nuestra historia democrática.

Los descontentos apenas han ido a votar al PP. Se han repartido entre IU y UPyD o bien han engrosado el histórico resultado del voto nulo y el voto en blanco. El PP es el menos malo de dos muy malos. Pero su rival se librará de parte de sus problemas al amortizar a Zapatero, sigue teniendo a la mayoría del poder económico detrás y también a la mayoría del poder mediático y logrará vender al nuevo candidato como un icono del cambio (especialmente si es Carmen Chacón). El PSOE manejará la manija de los tiempos electorales y los sincronizará con el departamento de filtraciones de Rubalcaba, la Fiscalía General del Estado (y la Fiscalía Anticorrupción), y las mafias políticas del CNI y la DGP. Queda por conocer en qué consistirá la devolución del favor que los asesinos le deben al PSOE a través de sus 6 comisarios políticos disfrazados de magistrados del Tribunal Constitucional (que el Constitucional se atreva a anular las valoraciones de la prueba realizadas por el Tribunal Supremo chirría a kilómetros de distancia).

El movimiento 15-M, que comenzó como un grito contra los políticos y está degenerando en una mediocridad anticapitalista, puede, de un tiempo a esta parte, ser una plataforma ciudadana que ponga al PP en su punto de mira olvidándose del PSOE. Si fuera el PP quien gobernara, habría sido un movimiento contra el Gobierno y ZP habría acampado en Sol, aunque hubiera sido simbólicamente. Como gobierna el PSOE, es un movimiento "contra el sistema". Se va difuminando cada día esa característica de los manifestantes que identificaba al PSOE como igual de malo que el PP.

Y nadie importante del PP se ha molestado en hablar de la tragedia electoral que supone que los validos de los asesinos hayan logrado casi mil concejales que se dedicarán a extender y potenciar el odio, recriminar a las víctimas del terrorismo, humillarlas y socavar un sistema democrático ya de por sí defectuoso. El daño que Zapatero dejará tras de sí no se reparará ni en una legislatura ni en dos, suponiendo que el PP supiera cómo repararlo, algo de lo que no hay indicios.

Así pues, ¿euforia en el PP? Lo entiendo en Camps y sus gürtelitos, pues con su retenido poder le será más sencillo medrar y esquivar la justicia casi tan bien como hacen los corruptos del PSOE, aunque el PP carece de tantas décadas de experiencia como los socialistas andaluces, cuyos casos son tan numerosos que a la opinión pública no le da tiempo a enterarse ni de la mitad de ellos.
Entiendo también la euforia de Gallardón, que sabe que podrá asomarse al Parlamento teniendo como red de trapecista el ayuntamiento de la capital de España. Lo entiendo en Esperanza Aguirre, cuyos peores enemigos están en el PP de Madrid y que sigue ejecutando un programa político que es el menos estatista de España (decir que es el más liberal es un exceso de optimismo) y ha convertido Madrid en la comunidad más próspera a años luz de cualquier otra.

¿Pero, qué motivos reales de euforia tiene Rajoy? Ninguno de sus éxitos pasados o futuros puede achacársele a él, pero todos sus fracasos obtenidos y los que le restan por venir, son responsabilidad directa de su indolencia e inmovilismo. Como ocurrió en el 2008, el 2012 puede traerle un disgusto a Rajoy pese a venir precedido de una victoria en las elecciones municipales y autonómicas. Puede que no pierda las elecciones pero que logre una victoria pírrica que le impida gobernar o hacerlo con la soltura necesaria para emprender reformas que si se quiere que sean efectivas, deberán ser impopulares.

Rajoy ya ha probado la hez del fracaso dos veces. Extraña que para obtener un resultado distinto se niegue a actuar de distinta manera a las anteriores.



sábado, 11 de diciembre de 2010

Vargas Llosa recibiendo el Nobel: un discurso imprescindible

Pasarán muchos años hasta que a un liberal de tomo y lomo se le vuelva a proporcionar una tribuna tan mediática como el Nobel para poder decir unas cuantas verdades bien dichas. La Academia Sueca, tan amiga de lo políticamente correcto (es decir, del buenismo dominante que no es más que una máscara más del colectivismo que impera por doquier), ha profanado el sentido común otorgando premios de la paz a gente como el asesino Arafat, el manipulador Al Gore, un Obama apenas estrenado o la ONU, organización donde las peores dictaduras se ven tan representadas como las mejores democracias y se permite que las primeras traten a las segundas de tú a tú, como si su legitimidad fuera la misma.

Numerosas veces, el premio Nobel de Economía ha conllevado también su buena dosis de adoctrinamiento ideológico, como el que supuso la concesión a Paul Krugman. Incluso el Nobel de Literatura ha supuesto la promoción del colectivismo más rancio al ser otorgado a literatos que -independientemente de su mérito artístico- eran acérrimos defensores de ideologías trasnochadas (El recientemente difunto José Saramago es el ejemplo más cercano a nuestra cultura).

En un lapso de brillantez, los dos premios Nobel con más repercusión han recaído este año sobre dos figuras que se oponen al estatismo: El disidente chino Liu Xiaobo, ausente en la concesión del premio por la minucia de estar encarcelado por el régimen del gigante asiático, y el peruano y español Mario Vargas Llosa. ¿Cuándo hemos podido disfrutar de un discurso potente y sin grietas, valiente y firme como el que nos deja párrafos tan impagables como éstos?
Camus y Orwell [me enseñaron], que una literatura desprovista de moral es inhumana y Malraux que el heroísmo y la épica cabían en la actualidad tanto como en el tiempo de los argonautas, la Odisea y la Ilíada.

Como todas las épocas han tenido sus espantos, la nuestra es la de los fanáticos, la de los terroristas suicidas, antigua especie convencida de que matando se gana el paraíso, que la sangre de los inocentes lava las afrentas colectivas, corrige las injusticias e impone la verdad sobre las falsas creencias. Innumerables víctimas son inmoladas cada día en diversos lugares del mundo por quienes se sienten poseedores de verdades absolutas. Creíamos que, con el desplome de los imperios totalitarios, la convivencia, la paz, el pluralismo, los derechos humanos, se impondrían y el mundo dejaría atrás los holocaustos, genocidios, invasiones y guerras de exterminio. Nada de eso ha ocurrido. Nuevas formas de barbarie proliferan atizadas por el fanatismo
Hay que salirles al paso, enfrentarlos y derrotarlos. No son muchos, aunque el estruendo de sus crímenes retumbe por todo el planeta y nos abrumen de horror las pesadillas que provocan. No debemos dejarnos intimidar por quienes quisieran arrebatarnos la libertad que hemos ido conquistando en la larga hazaña de la civilización. Defendamos la democracia liberal, que, con todas sus limitaciones, sigue significando el pluralismo político, la convivencia, la tolerancia, los derechos humanos, el respeto a la crítica, la legalidad, las elecciones libres, la alternancia en el poder, todo aquello que nos ha ido sacando de la vida feral
En mi juventud, como muchos escritores de mi generación, fui marxista y creí que el socialismo sería el remedio para la explotación y las injusticias sociales.[...] Mi decepción del estatismo y el colectivismo y mi tránsito hacia el demócrata y el liberal que soy [...]fue largo, difícil, y se llevó a cabo despacio y a raíz de episodios como la conversión de la Revolución Cubana, que me había entusiasmado al principio, al modelo autoritario y vertical de la Unión Soviética, el testimonio de los disidentes que conseguía escurrirse entre las alambradas del Gulag, la invasión de Checoeslovaquia por los países del Pacto de Varsovia, y gracias a pensadores como Raymond Aron, Jean-François Revel, Isaiah Berlin y Karl Popper,
Padecemos menos dictaduras que antaño, sólo Cuba y su candidata a secundarla, Venezuela, y algunas seudodemocracias populistas y payasas, como las de Bolivia y Nicaragua.
Es lamentable que los gobiernos democráticos, en vez de dar el ejemplo, solidarizándose con quienes, como las Damas de Blanco en Cuba, los resistentes venezolanos, o Aung San Suu Kyi y Liu Xiaobo, que se enfrentan con temeridad a las dictaduras que sufren, se muestren a menudo complacientes no con ellos sino con sus verdugos. Aquellos valientes, luchando por su libertad, también luchan por la nuestra.
[...]la transición española de la dictadura a la democracia ha sido una de las mejores historias de los tiempos modernos,

Ojalá que los nacionalismos, plaga incurable del mundo moderno y también de España, no estropeen esta historia feliz.
Detesto toda forma de nacionalismo, ideología –o, más bien, religión– provinciana, de corto vuelo, excluyente, que recorta el horizonte intelectual y disimula en su seno prejuicios étnicos y racistas, pues convierte en valor supremo, en privilegio moral y ontológico, la circunstancia fortuita del lugar de nacimiento. Junto con
la religión, el nacionalismo ha sido la causa de las peores carnicerías de la historia,






Señores, señoras, con ustedes, el Premio Nobel de Literatura 2010, el excelentísimo señor, don Mario Vargas Llosa. Lean, disfruten y reflexionen.